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España

Rubalcaba quiere evitar a toda costa un congreso extraordinario en caso de debacle el próximo domingo

Hace cinco años, el PSOE consiguió en los comicios europeos el 38,5% de los votos, porcentaje que se redujo hasta el 28,7% en las legislativas de 2011. Si el próximo domingo los socialistas quedaran debajo de esta última frontera, Alfredo Pérez Rubalcaba tendría que tirar la toalla. Este es el criterio que se comparte en la dirección del partido y también entre los miembros que forman parte de la candidatura a las europeas. El miedo del líder socialista, informan fuentes allegadas, proviene de la posibilidad de que el calendario fijado por el comité federal para las primarias salte por los aires y su partido se vea abocado a la convocatoria urgente de un congreso extraordinario que quede fuera del control de la actual ejecutiva. Esto es, precisamente, lo que está intentanto evitar por anticipado negociando con la presidenta andaluza Susana Díaz, la que en estos momentos detenta mayor poder orgánico dentro de la organización.

La prioridad de Susana Díaz consiste en salir limpia de los escándalos que sacuden al PSOE andaluz y en legitimarse en las urnas

Fuentes del PSOE admiten que Rubalcaba está aprovechando el momento de debilidad por el que atraviesa Susana Díaz, con el escándalo de los ERE y el fraude en los cursos de formación rozándole los talones, para facilitar que se convierta en una pieza fundamental a la hora de frenar el congreso extraordinario. Rubalcaba sabe que la lideresa andaluza tiene en estos momentos otras prioridades que juegan a su favor: además de despejar estos escándalos, legitimar su poder en las urnas mediante un anticipo electoral en Andalucía que llegará en cuanto las encuestas se lo aconsejen y vea a su alcance una mayoría absoluta que la libere de los caprichos de Izquierda Unida.

En la sede nacional del PSOE se teme que si el domingo se produce una debacle electoral, habrá varias federaciones tentadas de pilotar una rebelión interna y de provocar la convocatoria de un congreso al estilo del que facilitó la entrega del 'aparato' a José Luis Rodríguez Zapatero en 2000. Se cita, en concreto, al Partido Socialista de Madrid, liderado por Tomás Gómez, y a la organización en Castilla-La Mancha, dirigida por Emiliano García-Page. El primero está en sintonía con las aspiraciones de la exministra Carmen Chacón a liderar el PSOE. Pero ni estos ni otros 'barones' territoriales podrían tener éxito en su golpe de mano si no contaran con la poderosa federación andaluza. Rubalcaba lo sabe, de ahí que haya estrechado en las últimas semanas sus contactos con Susana Díaz para que, ocurra lo que ocurra el domingo por la noche, se mantenga la decisión de no elegir el futuro cartel electoral, el que concurrirá a las legislativas del año que viene, hasta el mes de noviembre.

Los 'barones' que quieren un congreso extraordinario saben que no tendrán éxito si no les apoya la presidenta andaluza

Hace unos meses, cuando se fijó este calendario, hubo destacados dirigentes del PSOE que sospecharon que la intención de Rubalcaba era la de retrasar todavía más las fechas de la elección del candidato, con el pretexto de que se iba a solapar con la explosión del problema catalán, la que se espera después de que el 9 de noviembre Artur Mas tenga que dar una respuesta concreta al haberse demostrado su fracaso en la convocatoria del referéndum. "Casi todos coincidimos en que el calendario para unas primarias no es el más idóneo", comenta un miembro de la ejecutiva socialista, "pero menos aconsejable sería ir a un congreso fuera de control en el que se improvisara la elección de un liderazgo que, como ha advertido Felipe González, podría ser muy efímero".

En las filas socialistas se alberga la esperanza de que abstencionistas e indecisos rebajen hasta el domingo las distancias con el PP

Todo queda pendiente, pues, de los resultados del próximo domingo, anticipados a favor del PP por la mayoría de las encuestas. Hay una esperanza a la que se aferra la dirección del PSOE, que deriva del alto nivel de abstención previsto, cercano al 60%, sumado al considerable porcentaje de indecisos. Tan alto volumen de abstencionistas podría decantarse, aunque sea en una mínima parte, a favor de uno de los dos grandes partidos, dependiendo de los próximos cuatro días de campaña, siempre que impactara en ella un derrape similar al que ha protagonizado Miguel Arias Cañete después de su duelo televisivo con Elena Valenciano. Es algo improbable, pero no imposible, comentan en la sede federal de la madrileña calle Ferraz.

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