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España

Las 'puñaladas' en la izquierda se convierten en eje de la campaña del PP

Imagen de archivo de Pedro Sánchez.

"Los navajazos en la izquierda nos están facilitando las cosas. Ellos solos, con sus broncas y disputas, nos hacen la campaña". Un miembro del equipo electoral que comanda Jorge Moragas, respira tranquilo ante el arranque de este periodo preelectoral. El PP se mantiene en el tope de los sondeos en tanto que el PSOE, hasta ahora su directo rival, sufre una crisis de dimensiones imprevisibles. Los dirigentes de Génova comentan que ahora se trata de no meter la pata, de poner sordina a las disputas, de no entrar en el cuerpo a cuerpo y colocar el altavoz en las guerras intestinas de la izquierda. "Esto es un filón". Arriolismo en estado puro. No hay que calentar los debates, no hay que movilizar a los contrarios. La abstención beneficia a los populares. 

Los temas más ríspidos o complicados para los populares, como la corrupción, el leve estancamiento de la recuperación económica, el malestar de algunos sectores sociales, apenas aparecen en las agendas del debate. Por ahora se habla tan sólo de las trifulcas de la izquierda, de las puñaladas que le llueven a Sánchez desde el Sur, del pulso con Podemos, de las burlas de Pablo Iglesias al líder socialista. "Esto va muy bien, este es un guion que nos favorece", comenta esta fuente.

La línea popular es no mencionar a Sánchez

La presente campaña tendrá a Mariano Rajoy como máximo y casi único protagonista. Vídeos, apariciones, comparecencias y hasta un debate a cuatro, según comentan las mentadas fuentes. Pablo Casado, el portavoz del partido, lo insinuaba este miércoles en una emisora. El rival ya está elegido. Toda la artillería contra Podemos y su acólito IU. "Ignorar a Sánchez, sólo hay que mencionarle para subrayar su derrumbe, su papel de segundón", es la línea que se ha marcado desde el PP. 

Una campaña de extremos

La polarización de la campaña es la clave y está ya en marcha. Dos únicas fuerzas en disputa. Extrema izquierda y centroderecha, de acuerdo con el esquema que maneja el partido del Gobierno en funciones. Hay un bloque de izquierdas, que comanda Pablo Iglesias, y una "opción moderada, responsable y de centro", como rezan los mensajes que emiten los dirigentes populares.

Cuanto más se señale a Podemos, más desvaído queda la figura de Sánchez, algo que puede ser de enorme utilidad de cara a un posible acuerdo poselectoral. Ciudadanos, en este esquema de Génova, apenas existe. "No hay que mencionarlos salvo en casos obvios de legítima defensa", apunta esta fuente. El escenario poselectoral pasa por algún tipo de acuerdo con la formación naranja. El empeño de Albert Rivera y sus lugartenientes en reclamar la salida de Rajoy "se desvanecerá con el peso de la realidad". Esta es la idea: "Si el PP no obtiene la mayoría absoluta, sabrá ser generoso con aquellas fuerzas que no quieran hacer política de frentismo, ni de imponer el pensamiento único", comentaba Andrea Levy, vicesecretaria general del PP, en un acto San Sebastián.

El PP no entrará en polemicas que no vayan a ganar

El ruido ha de escucharse sólo desde las filas de la izquierda. El PP se conjura para huir de 'margalladas' y exabruptos. No se entrará en una polémica que no se vaya a ganar. Tan sólo algunos dirigentes de la formación tienen bula para saltarse el guion, como Rafael Hernando, portavoz en el Congreso, autor de un hallazgo impensable como referirse al pacto entre Podemos e IU como "el de los botellines y los frutos secos". Una referencia muy forzada al acuerdo del 2000 entre Almunia y el comunista Frutos. En algunos despachos de la Moncloa se abochornaron con la frase. 

El PP insistirá en paralelo en machacar la idea de que es Pablo Iglesias quien manda en la izquierda, "se ha erigido en el mandamás del bloque de izquierdas para las elecciones", en palabras de Levy. Animar las pugnas entre Podemos y el PSOE va a ser también un recurso frecuente en el PP hasta la cita con las urnas.

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