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España

Rajoy exhortará a la unidad del partido y del Gobierno en sus dos primeras intervenciones tras las vacaciones

Después de tres semanas de reposo estival, y tras reincorporarse el lunes a su despacho, Mariano Rajoy prepara sus dos primeras intervenciones públicas, que tendrán lugar el domingo en Pontevedra y el lunes en la sede del PP en Génova. En sendas citas intentará exhortar a la unidad del Gobierno y del partido de cara a un curso marcado por la cita electoral de las europeas, la consolidación de las medidas anticrisis y el reto soberanista del nacionalismo catalán.

Salvo el tradicional encuentro balear con el Rey y las diferentes gestiones en torno a la tormenta sobre el Peñón, Rajoy ha cumplido escrupulosamente con su plan vacacional sin ningún tipo de alteraciones. Ni siquiera la declaración como testigos ante el juez Ruz de Dolores de Cospedal, Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos ha producido un mínimo gesto de intranquilidad en el presidente del Gobierno y del partido, afanado en dispensarse grandes paseos en su retiro gallego y a cultivar la vida familiar. Un par de fotografías junto al presidente de la Xunta y a algunos dirigentes del PP de Galicia daban noticia de su excelente estado de ánimo y de forma física.

Los rumores tradicionales

Ante este natural vacío informativo, las cábalas y quinielas sobre posibles cambios en la formación popular y hasta en el Gobierno han aparecido en forma insistente en los medios en las últimas jornadas. Mera especulación. No hay previsto ninguna gran remodelación en el PP porque tal supuesto pasaría exclusivamente por la impensable remoción de la secretaria general, sumamente fuerte en su función tras su gestión del caso Bárcenas, o el desplazamiento de Javier Arenas de su ambiguo puesto en la dirección popular. Esto último sólo se concretaría si la evolución del frente judicial del caso del extesotrero le afectara en forma directa. Ninguna decisión sin imputación.

Las teorías sobre un cambio de alineación en el Gobierno son flor natural del estío. Se han publicado graciosamente nombres de varios ministros supuestamente ‘quemados’, que los hay, y se han redondeado elucubraciones sobre cambios de sillas y de titulares de departamento. El único miembro del Gabinete que puede tener algún tipo de información de primera mano sobre este asunto es García-Margallo, no sólo porque es el único ministro que ha despachado oficialmente con el presidente durante el verano con ocasión del enredo de Gibraltar (Ana Pastor ha hablado personal y fluidamente estos días con Rajoy en el ámbito vacacional y como amiga de la familia) sino porque pasa por ser uno de los miembros del Ejecutivo con mayor influencia política sobre Rajoy. Y no sólo en asuntos de su estricta competencia en el área de Exteriores.

El mitin gallego

Rajoy, tras el Consejo de Ministros del próximo viernes, se desplazará, como es costumbre, a su tierra gallega para reaparecer públicamente el domingo en Sotomayor (Pontevedra) donde anunciará algunos de los retos que el Gobierno tiene planteados ante el nuevo curso y aprovechará para efectuar un repaso amable y optimista a la labor del Ejecutivo y reclamará un mayor esfuerzo para los desafíos que el país tiene planteados en el plano estrictamente económicos. Reformas de pensiones y de la legislación laboral son dos de los asuntos pendientes de abordar con urgencia a instancias de la UE.

Un día más tarde, el 2 de septiembre, Mariano Rajoy se reunirá con el Comité Ejecutivo de su formación, donde el caso Bárcenas pesa como una losa y donde se han advertido en los últimos meses fuertes tensiones internas entre la llamada ‘vieja guardia’, encabezada por Javier Arenas, gran valedor y amigo del ex-tesorero, y la actual secretaria general. No hay duda de que Cospedal goza en este asunto del respaldo absoluto del su presidente y así lo ha hecho saber Rajoy públicamente en los últimos meses en varias ocasiones.

"Llegar hasta el final"

Rajoy aprovechará esta reunión del Comité para lanzar un mensaje de cierre de filas y de firmeza del partido ante el caso que instruye el juez Ruz y que se ha convertido en el eje casi único de la línea política de la oposición, aferrada a la figura del escándalo Bárcenas como excepcional posibilidad de desgastar la figura del Gobierno.

Sólo las elecciones europeas podrán forzar a Mariano Rajoy a llevar a cabo algún tipo de cambios en su Gobierno, pese a su recalcitrante actitud contraria a todo tipo de movimientos en este sentido. Pero nadie espera enormes cataclismos, ni cambios dramáticos, como se dijo este lunes desde el propio PP. Tampoco parece haber ningún tipo de urgencia, al menos hasta el comienzo del próximo año. Un miembro del Gobierno de muy estrecha relación con la vicepresidenta confesaba antes del verano, y en plena turbulencia provocada por el caso de Bárcenas, que Rajoy había mostrado su determinación de llegar hasta el final de la legislatura con los mínimos cambios posibles en el Ejecutivo. "Estamos aquí para llegar hasta el final", invocó el presidente a varios miembros del equipo de Moncloa. 
 

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