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España

Génova contraataca y vacuna a sus bases contra las encuestas del pánico

Pablo Casado y Jorge Moragas, con periodistas

Génova reacciona ante la oleada de sondeos poco favorables que ya se anuncian. La dirección del PP intenta atajar el desconcierto de sus bases y sus cuadros directivos con mensajes tranquilizadores y envíos de estudios internos en las que el PP sigue en cabeza. Los rumores circulan a velocidad de vértigo y, además del trabajo publicado el viernes en 'El País' sobre la Comunidad Valenciana, con sorpasso de Ciudadanos incluido, se anuncian nuevos estudios demoscópicos en los próximos días que afectan a otros territorios. Hay malas noticias en Canarias, Andalucía y Murcia. Tan sólo aparece tranquilo el panorama en Castilla y León, pero con algunas nubes negras en el horizonte.

El ciclón Ciudadanos en el último año y, en especial, tras sus excelentes resultados en Cataluña, ha provocado una reacción de temor y desánimo entre las bases del Partido Popular, alimentado por una reacción titubeante en la cúpula que no acierta con la fórmula para hacer frente al partido de Rivera. Ante la oleada de encuestas muy adversas que empiezan a llegar, como un goteo tóxico para la moral de la militancia, los dirigentes de Génova difunden entre sus mandos intermedios y sus comunicadores habituales la certeza de que el PP sigue siendo el partido más votado y con tendencia al alza. El PSOE se mantiene el segundo y Ciudadanos, que amenaza con dar la gran sorpresa este diciembre, aparece en tercer lugar, alejado de las dos fuerzas que hasta ahora han conformado el bipartidismo. Hay mucha desconfianza en la formación conservadora hacia estos trabajos, ya que se divisa la mano de Pedro Arriola al fondo, una de las 'bestias negras' de los dirigentes del PP, pero aún estrecho asesor del presidente.

El efecto psicológico

El empeño de Génova es desinflar la burbuja psicológica en que se ha convertido Ciudadanos que ha puesto en órbita ya la idea de que su ascenso es imparable y que está a punto de disputarle la victoria de las generales a los dos grandes partidos. Pero la realidad es bien diferente, de acuerdo con la demoscopia que manejan los populares, que descartan toda posibilidad de que el espectacular resultado de Rivera en las catalanas resulte extrapoblable a las generales. Los veteranos del partido conservador recuerdan, sin embargo, que esa muletilla de la 'no extrapolación' ya la escucharon en las autonómicas y municipales y llegó luego el hundimiento del PP en Cataluña y el subidón de Ciudadanos.

Mientras los jóvenes vicesecretarios generales del partido se afanan en aparecer en todos los medios, para recuperar la imagen de un PP fresco y animoso, Andrea Levy y algunos colaboradores elaboran en forma silenciosa el programa electoral, que se desvelará en las próximas semanas. Pero la nueva dirección apenas transmite confianza. Se les contempla demasiado alejados de la realidad del partido. Un estado de abatimiento se va instalando en las organizacioones territoriales. La gran polémica de estos últimos días ocurrida en el PP vasco, con vacilaciones, amenazas de dimisión, pulsos soterrados y dudas en un asunto tan sensible como es el de las víctimas de ETA, ha sembrado de nuevo las dudas y el desconcierto entre la militancia. El relativo entusiasmo que despertó la llegada del equipo de Jorge Moragas a Génova empieza a diluirse. El tropezón de las catalanas ha pasado factura y no será fácil suturar las fisuras que empiezan a agrietar la epidermis del gran paquidermo popular, un partido que, como recuerda Rajoy, es el que más alcaldes, concejales y militantes tiene en España.

Insistir en la experiencia en la gestión, en los logros de la recuperación económica, en la tradición de partido de gobierno, son algunos de los argumentos sobre los que argumentará el PP en esta campaña. Al tiempo, pondrá el foco en la inexperiencia de los rivales, ese amateurismo que subraya Rajoy a la menor oportnidad. Los que consideran un handicap, la veteranía del candidato del PP, se contrarrestará con airear la escasa trayectoria de sus rivales. Ninguno de los líderes de los tres partidos restantes ha sido siquiera concejal (Sánchez lo fue, pero en la oposición) y no han tenido que controlar presupuestos, asumir labores de gobierno y responabilizarse a la hora de tomar medidas que afectan directamente a la sociedad.

Las encuestas anuncian turbulencias, de ahí que desde Génova se anima en estos días a apretarse el cincturón de seguridad y esperar que escampe. 

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