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España

Rajoy aplaca la campaña de Cospedal y Arenas contra Ciudadanos

Mariano Rajoy, presidente en funciones.

"Es como la 'destrucción mutua asegurada' de los tiempos de la guerra fría. Malo para las dos partes". En la cúpula del PP no todos se alinean con una estrategia de ataque frontal contra Ciudadanos de cara a recuperar el apoyo del votante perdido en las elecciones del 20-D. Algunas voces recuerdan que el partido de Albert Rivera será necesario tras los próximos comicios, bien para solicitar su apoyo en la investidura e incluso para formar gobierno. “Una cosa es ningunear a Ciudadanos y al PSOE, polarizando la campaña entre nosotros y Podemos y otra bien distinta es ensañarse con Rivera, aunque se lo merezca” comentan en privado estas fuentes.

Dolores Cospedal y Javier Arenas pasan por ser los impulsores del empeño por colocar a Ciudadanos en el punto de mira y situarlos no sólo como los ‘monaguillos’ del PSOE, sino como una parte del bloque de izquierdas. Recordar con insistencia la ‘mesa a 18’ en la que se sentaron, junto a Podemos, es uno de los argumentos más aireados. Jorge Moragas, jefe de la campaña de los populares, comparte este planteamiento, en ánimo de arañar el 'voto útil'.

Las dos posturas son muy marcadas pero no irreconciliables

Las diferencias de criterios en el PP sobre cómo abordar el 'caso Ciudadanos' ya fue objeto de debate en la anterior campaña electoral y prosiguieron durante las negociaciones para desatascar el embrollo institucional surgido de las urnas. Hay dirigentes, muy en minoría, que apoyan la postura más dialogante, partidaria de tender puentes, como Pablo Casado, Cristina Cifuentes y otros barones autonómicos que le debe el sillón a Ciudadanos, como en Murcia o Rioja. Los favorables a la crítica sin contemplaciones son, sin embargo, mayoría. No son posiciones drásticas, ni actitudes irreconciliables. No son bloques rígidos pero sí muy marcados. 

Sánchez, amortizado

Mariano Rajoy suele lanzar en sus discursos alguna invectiva a Ciudadanos, en especial por su reciente apoyo al PSOE. Pero nunca incurre en ataques ad hominem. El tándem Cospedal-Arenas es más contundente. Forman parte del grupo que considera que Ciudadanos no será relevante tras el 26-J y que con quien habrá que hablar es con el sucesor de Pedro Sánchez, a quien ya dan prácticamente por amortizado.

"Empezaron ellos", recuerdan en este sector de Génova, y ponen sobre la mesa la insistencia de Rivera en reclamarle a la militancia del PP que se desembarace de Rajoy, "con quien es imposible abordar la regeneración de España". Esta actitud sulfuró los ánimos de buena parte de la dirección del partido, incluso los espíritus más afables o menos beligerantes. La reacción fue de un cierre de filas casi absoluto en torno a su líder.

Génova considera "imprescindible lanzar un mensaje unívoco"

Este martes se atisbó un intento de reconducir la situación. El Comité de Dirección del PP, reunido para aprobar las líneas maestras de la campaña,  abordó el asunto y adoptó la conducta ya explicada hace unos días por el propio Moragas al Comité Nacional de su formación reunido en Madrid. "Es imprescindible enviar un mensaje unívoco", dijo entonces el jefe de campaña. "Esto no puede ser un gallinero", se escucharon los ecos. Frente a Ciudadanos, se intentará hacer lo mismo. Mariano Rajoy no es muy partidario de las descalificaciones ni las actitudes vehementes. “Haremos una campaña en positivo, destacando nuestros valores y fortalezas”, comentó Javier Maroto, uno de los vicesecretarios más sañudos con el partido naranja, al dar cuenta el cónclave de la cúpula. Y añadió que “huiremos del cuerpo a cuerpo y del y tú más”. 

El criterio más pacificador del presidente del PP parece haberse impuesto. Al menos, de momento y en apariencia. Siguiendo la tesis de Núñez Feijóo, frente a Ciudadanos se adoptará una actitud firme, aunque “una cosa es hacer crítica y otra, hacer crónica”. Javier Arenas, en reciente comparecencia radiofónica, ya había asumido esa matización de posturas: “Yo seguiré recordando que Rivera apoyó a Sánchez. Es un dato, nada más. Pero hay que tenerlo presente”, explicó el vicesecretario regional del PP.

Albert Rivera, este mismo martes, también se mostró algo más conciliador. "Mi objetivo no pasa en convertir a los demás en enemigos", reprochó que haya gente que se "sigan quemando puentes"cuando a partir del día 27 tendrán que sentarse de nuevo en las mesas de negociaciones. Y envió un aviso a la calle Génova: "No hay puntos insalvables con el PP", ni tampoco con los socialistas, añadió.

   

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