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España

La pobre respuesta a los incidentes de Burgos provoca otro 'incendio' en Interior

Vecinos del barrio de Gamonal, en Burgos, concentrados frente a la comisaría de la Policía Nacional

Nadie escuchó al otro lado del teléfono. El pasado fin de semana, cuando en el barrio burgalés de Gamonal volaban las piedras, ardían los contenedores, saltaban hechas añicos las cristaleras de cajeros y entidades bancarias, alguien en Interior decidió que aquello carecía de importancia. Según fuentes del departamento que dirige Fernández Díaz, la respuesta que recibieron las desesperadas llamadas de auxilio que llegaban desde Burgos fueron displicentes: "Este ministerio no se ocupa de políticas municipales". Como si Gamonal fuera un mero "asunto interno" del ayuntamiento afectado.

En Burgos no se daba crédito a esta actitud. Desde el equipo del alcalde se telefoneó a Valladolid, a la sede de la Junta, por ver si desde esa instancia se conseguía "ablandar" a los interlocutores de Madrid. Todo fue en vano. Tres largas jornadas de violencia e incidentes, que ocuparon amplios espacios informativos en medios nacionales, no lograron convencer a los altos responsables de la seguridad del Estado.

Paralización y ¿rendición?

Al cuarto día, el alcade de la ciudad, Javier Lacalle, del PP, elegido por mayoría absoluta, tiró la toalla, anunció la paralización de las obras y lanzó un claro mensaje al departamento de Interior: "Hemos tomado esta decisión al no poderse garantizar la seguridad de las obras". Luego habló de abrir conversaciones con los vecinos, del consenso y demás expresiones voluntariosas al uso. Algo que venía haciendo el municipio a lo largo del último año. El famoso bulevar ha cumplido todas las normas propias de una ejecución urbana de este tipo. Como es sabido, iba en el programa del PP, del PSOE y de IU.

"Todo esto se nos fue de las manos, pero Interior no reaccionó cuando vimos que las manifestaciones poco tenían que ver con las quejas pacíficas de los vecinos", comentaba a este periódico un miembro del equipo municipal. En la Junta, el malestar es aún mayor, por las evidentes connotaciones políticas, aunque más matizado. El propio presidente Herrera, según estas fuentes, ha mostrado en privado su profunda irritación con la actuación de Interior. Hasta el punto de que la presidencia castellano-leonesa ha trasladado su queja al Gobierno central. Herrera es uno de los "barones" con más peso dentro del PP. Su voz se escucha en Madrid, tanto en Moncloa como en Génova. "Al ministro del Interior le han debido pitar los oídos", comentaba un miembro de su equipo.

Lluvia de quejas

Fernández Díaz no atraviesa por sus mejores momentos. El episodio de la filtración de una redada a miembros del aparato de presos de ETA produjo una conmoción política de notables dimensiones, tanto en el estamento político como en el judicial y en los propios cuerpos de Seguridad. Todo se zanjó finalmente con un tibio comunicado de excusas, el cese del jefe de Prensa y el silencio del ministro. Gamonal, al margen de la repercusión mediática del desaguisado, ha despertado las iras del Gobierno regional de una comunidad clave para la estabilidad política del PP. Un problema añadido a la lluvia de quejas de los "barones" del PP que cae estos días sobre Génova.

En Burgos lo niegan pero el temor a que los sucesos de Burgos se extiendan como una epidemia sobre la comunidad es latente. Ayer mismo el portavoz de la Junta, José Santiago-Juárez, alertó de que el llamado "efecto Gamonal" puede contagiarse a otras zonas de la región y hasta del territorio nacional. "Nadie podía esperar una reacción así", explicó.

El alcalde de Segovia, por su parte, sugirió la posibilidad de llevar a cabo actos como los de Gamonal para frenar la construción de un Palacio de Exposiciones que lleva a cabo la Junta y la Diputación en Palazuelos de Eresma, presupueetados en ocho millones de euros. Se preguntaba Arahuetes, el alcalde, en su cuenta de Facebook: "¿Tendremos que hacer lo mismo en Segovia para que nos escuchen?". Luego matizó y se declaró pacífico y anti-violencia.

Ahora se trata de atajar  la aparición de focos similares en otros puntos de España. No parece un nuevo 15-M, dicen fuentes de seguridad del Estado, pero "hay que estar atentos". Que la pifia no se repita.

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