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España

Melero: "Estoy muy agradecido a Puigdemont por no haber intercedido en mi estrategia"

Javier Melero en entrevista con Vozpópuli.

Javier Melero (Barcelona, 1958) ha sido los últimos cuatro meses en el Tribunal Supremo el abogado del exconseller de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn, del mismo partido que el expresidente huido Carles Puigdemont. Melero no es independentista, más bien al contrario, pero admite que Convergencia siempre ha sido "un buen cliente". No cree que los abogados, como los oftalmólogos, tengan que estar en sintonía ideológica con sus pacientes. Al exconseller de Interior Joaquim Forn le avisó antes de empezar que en su parcela manda él, pero le dejó el turno de última palabra para explayarse a su gusto y provocarle un "dolor de cabeza".

Ejerció de verso suelto con respecto al resto de abogados de los acusados hasta el punto de decir que el Govern incumplió el 1-O. También negó la presunta persecución política a los dirigentes catalanes. Personaje revelación en el Supremo, cree firmemente que todo el mundo tiene derecho a una defensa. Solo rechaza casos si le dan pereza. Cuando se le pregunta por un personaje histórico al que le hubiese gustado defender acude a perfiles "turbios" con "claroscuros" como Albert Speer, "el arquitecto de Hitler". Dice que el abogado bueno, como el buen médico, es el que te cura. A su paciente le pide la Fiscalía 16 años de cárcel por rebelión.

¿Xavier o Javier?

Es Javier cuando hablo en castellano y Xavier cuando hablo en catalán.

¿Qué otros casos mediáticos ha llevado?

El caso de Fórum Filatélico, los casos específicamente catalanes como puede ser el 3%, la familia Pujol, el Palau de la música, la financiación ilegal de Convergencia, la defensa de Artur Mas en el 9-N, estuve en el ‘caso Malaya’…

Pese a no ser independentista, parece el abogado de cabecera de Convergencia.

Hace veinte años que me encargan casos y siempre han sido un buen cliente. No soy su abogado en exclusiva porque me consta que para otros casos contratan otros abogados, pero sí que tengo muy buena relación con ellos y han sido un cliente fiel.

Chaves Nogales se preguntaba qué pasa en Cataluña y la conclusión a la que llegó es que nunca pasaba nada. ¿Podemos decir que, al menos en eso, se equivocó?

Por pasar han pasado muchas cosas, desde noviembre de 2010, que ganas las elecciones autonómicas Convergencia después de unos años de un tripartito que tenía aquellos años mala reputación con un gobierno muy caótico. Parecía que en 2010 íbamos a un periodo de tranquilidad, bussines friendly y lo que ha pasado después de 2010 ha sido un sinvivir. Aquí depende del concepto que utilicemos de pasar algo, aquí han pasado muchas cosas, pero lo que no han pasado son cosas, quizá, específicamente previstas en el Código Penal.

Hay que dedicarle atención a la ruptura de los lazos sentimentales entre las gentes de España

También decía que, "para entender lo que pasa en Cataluña, no hay que fijarse en las masas que gritan y luego vuelven a sus quehaceres, sino a los hombres del pensamiento político que arrastran a la multitud".

Buff... es que hablar de líderes de pensamiento en un contexto tan emocional en el que incluso los que deberían ser líderes de pensamiento se han pasado a la retórica patriótica... en este caso creo que la valoración no sería aceptada.

¿Es usted devoto de Faulkner o solo de Amanece que no es poco?

Hombre, básicamente de Amanece que no es poco, pero de Faulkner fui lector en la juventud, que es cuando hay que leerle. Y cuando te jubilas porque es un autor difícil. La referencia en la película es en un cuarto oscuro y bastante deprimente y en aquel contexto surrealista y un poco cómico es una gracia más.

Usted remarcó que aquella película fue grabada en tres pueblos de Albacete y que un actor catalán interpretaba a un guardia civil. ¿Cree que los lazos afectivos aún pueden ser la solución al problema con el independentismo en Cataluña o solo era una invitación a reírnos de nosotros mismos?

La imagen era buscada y la referencia a los pueblos de Albacete y a la Guardia Civil, también. Si algo grave ha pasado en Cataluña no es penal, pero es grave y es en lo que hay que concentrarse es la ruptura de los lazos sentimentales entre las gentes de España y ahí sí que hay que dedicarle atención a la cuestión.

Javier Melero en entrevista con Vozpópuli.

¿Podría definir qué es para usted España?

España es mi país con el cual soy enormemente crítico en muchísimas ocasiones, pero no pongo en cuestión mi identidad nacional que, por otra parte, ha sido muy poco importante para mí durante toda mi vida y en la que he pensado muy poco, una cosa absolutamente natural y no problemática, ha sido ahora cuando se ha problematizado. Yo jamás en mi vida me había planteado salir a la calle con una bandera, bueno, no lo he hecho, pero asistir a algún tipo de concentración de gente con la bandera nacional no se me había pasado por la cabeza y en cambio ahora parece que sean conductas debidas, parece que tuvieras que hacer algún tipo de esfuerzo de afirmación nacional.

Usted dice que este es un Estado de Derecho más robusto de lo que la gente cree. ¿Es España una democracia militante?

No, España no es en absoluto una democracia militante, es una democracia que se pone en cuestión a sí misma constantemente. Algún político ha intentado alguna vez acuñar conceptos como patriotismo constitucional buscando algo como un banderín de enganche a las emociones colectivas que parece que no se consigue con el mero patriotismo normal de la bandera y los símbolos del Estado.

¿Por qué eligió Derecho Penal? Los penalistas tienen mala fama.

Yo no creo que tengamos mala fama, es más, cuando todos empiezan a estudiar Derecho yo creo que lo hacen por el Derecho Penal, por las películas, porque el abogado de juicio es el abogado penalista. Luego todo el mundo se va resituando, pero no creo que tengan mala fama, otra cosa es que corporativamente, entre abogados, Penal sea una especialidad de poco relumbrón porque la gente que va a consejos de administración o hace fusiones de empresas o asesora a bancos tiene otro tipo de proyección, con todos mis respetos.

¿Hay algún caso o algún tipo de cliente al que se negaría a representar por principios?

¿Por principios?... todo el mundo tiene derecho a la defensa y en principio yo no he puesto ninguna barrera a la defensa de nadie. Con el tiempo hay temas que me dan mucha pereza y que me puedo permitir no llevarlos, pero esto es más bien un defecto mío que no un problema del caso.

El turno de última palabra de los acusados me provocó un dolor de cabeza genérico

Hay quien dice que uno triunfa en la vida cuando tiene la capacidad de decir que no.

Yo no es que me considere un triunfador, pero la frase es perfectamente cierta (ríe).

A usted le gusta mucho la Historia, dígame un personaje histórico al que le hubiese gustado defender.

Hay muchos, es difícil.

De Jesucristo a Sócrates o Hitler, por ejemplo, hubo muchos que lo tuvieron o lo hubiesen tenido complicado.

Yo a estos los encuentro un poco tópicos. Se ha escrito mucho sobre la defensa de esta gente y creo que serían defensas siempre banales. Me gustan más los personajes con clarosocuros, me hubiera gustado quizá defender a Fouché (político durante la revolución francesa) o a Albert Speer, el arquitecto de Hitler. Creo que son personajes turbios y con recovecos. Son personajes duales, no son monolíticos, no son ni la maldad absoluta o la bondad absoluta, intentan estrategias de justificación que resultan incluso convincentes. La estrategia de justificación de Speer en Nüremberg resultó convincente.

¿Qué es lo que le motivó para aceptar la defensa de Forn?

Para empezar, a Joaquim Forn le conozco desde hace muchísimos años, pertenece a un partido con el que yo he tenido relación profesional durante muchísimo tiempo por lo tanto es un cliente al que no tenía motivo para decirle que no, ni le podía decir que no. No había ninguna razón. Lo único que le dejé claro es: ya me conoces, ya conoces qué defensa te voy a hacer yo. Y le pareció bien.

Javier Melero en entrevista con Vozpópuli.

Entiendo que se refería a que usted no iba a poner en duda al tribunal o hablar de persecución política. ¿En una relación entre cliente y abogado, quién manda a la hora de afrontar un caso?

En este asunto he mandado yo, siempre en un proceso de debate y búsqueda de consenso. He hecho el juicio que yo creía que se tenía que hacer y ha quedado en el ámbito de exclusiva competencia de Forn su última palabra.

¿En el resto de abogados cree que ha sido igual?   

Pues no tengo ni idea.

¿Le provocó algún dolor de cabeza ese turno de última palabra?

Me provocó un dolor de cabeza genérico porque yo no creo en el turno de última palabra, es un trámite procesal, la gente tiene que tener en cuenta que es una prueba valorable que puede tener en cuenta a favor de la condena o de la absolución. No me gusta que el cliente vuelva a consideraciones jurídicas sobre la prueba, los testigos y lo que ha pasado. No creo en el trámite de última palabra.

¿Ha existido algún tipo de presión de la estrategia política con capital en Waterloo?

No, ninguna. Es más, tengo que decir que le estoy muy agradecido al señor Puigdemont. No ha interferido para nada y ha tenido un papel muy discreto sobre lo que ha sido la preparación del juicio y la práctica de la prueba. Ojalá muchos otros hubieran tenido una conducta como la suya.

¿Sabe que su última intervención fue muy elogiada por casi todos menos por el independentismo radical?

Bueno, entiendo que no guste porque hay algún sector en el independentismo que trabaja con la hipótesis de que aquí ocurrieron actos normativos con validez y eficacia. Yo desvinculé lo que pudieran decir los políticos o su visión de lo que ocurrió con lo que de verdad ocurrió y está documentado. Yo de lo que dije tengo pruebas. Me pueden decir a un nivel emocional que esto no es así, pero las actas del Parlamento la hemeroteca y la conducta positiva de la gente demuestran que ocurrió lo que yo dije.

¿Cree que con su estrategia ha puesto en peligro la línea de defensa de sus compañeros en alguna ocasión?

Espero que no, no lo he pretendido nunca. Por ejemplo, en el debate sobre derechos fundamentales, que era el plato fuerte de algunas defensas, prácticamente seguí una línea de abstención sobre el tema. Lo he enunciado, pero prácticamente no he entrado para no contaminar con otro tipo de percepción esa línea.

A mi se me ocurre otra. La citación al jefe de la BRIMO despoja a Jordi Sànchez de su imagen de hombre pacífico y demuestra una comunicación directa con la Generalitat.

Para mi el jefe de la BRIMO es un excelente testigo y creo que hace muchísimo daño a la tesis de Fiscalía, que partía de que no había habido un solo mosso d’Esquadra haciendo absolutamente nada ante la Consejería de Economía. Este hombre definió una actuación autónoma y contundente en la medida de lo posible por parte de la Policía. Dio una imagen de Sànchez -esta sería la parte dúctil del testimonio- como alguien que pudiera tener o pudiera creer tener algún tipo de capacidad de influencia sobre la actuación de la Policía para desmentirlo después radicalmente (“A mi como si me llama el Papa de Roma”). Quedó claro que era un testigo que tenía credibilidad. Y luego yo creo que ayudó a Sànchez. No le pintó como Ghandi o como a Mandela, pero sí como un hombre que después de ese incidente colaboró con la Policía muy eficazmente para solventar la salida de la comisión judicial y desconvocar. Yo creo que incluso para Sànchez era un testigo muy bueno que no puedo entender como el fiscal no trajo, lo tuve que traer yo.

¿Entrar en política? Trabajo muy mal en equipo y soy muy difícil de disciplinar

¿Hay algo de estos cuatro meses de juicio de lo que se arrepienta?

Eso ocurre siempre. Yo creo que lo que hice mal fue plantear el interrogatorio de Pérez de los Cobos como un interrogatorio normal. Ahora, después de reflexionar, creo que a Pérez de los Cobos le tendría que haber hecho una única pregunta.

¿Cuál?

La que le hice al final: ¿Cuando usted y el señor Trapero fueron a ver a la magistrada del TSJ, esta le hizo algún reproche al señor Trapero? Y me hubiese contestado lo que me contestó: “no”. A partir de ello hubiese extraído unas conclusiones muy poderosas de esa única pregunta.

Javier Melero en entrevista con Vozpópuli.

¿Cuál ha sido el interrogatorio más difícil?

Fue muy difícil el comisario jefe de la Brigada Provincial de Información de Barcelona, el comisario Quintela con el que después me saludé muy afectuosamente y nos felicitamos mutuamente por cómo habíamos llevado el interrogatorio. Era un testigo con una capacidad de respuesta buenísima.

¿Qué quería sacar de él?

Yo al final de este hombre extraje muchas cosas, él visualizó el concepto de desconfianza de los cuerpos policiales. Que no se contaban las cosas. Que aquello que explicó Pérez de los Cobos de que la confianza se quebró a primera hora de la mañana del 1-O no era verdad.

¿Cuál ha sido el testimonio más relevante que puede decantar la balanza?

Yo creo que el del secretario de Estado, Nieto Ballesteros, y Pérez de los Cobos.

El Tribunal Supremo ha impedido que Junqueras salga de la cárcel para recoger su acta de eurodiputado. ¿Cree que esto es un indicativo de por dónde va a ir la sentencia?  

No, yo creo que lo único que intenta el tribunal es evitar los problemas que se derivarían de la solicitud del suplicatorio comunitario.

La gestión de Ciudadanos por parte del señor Albert Rivera no me gusta nada, la actual dirección desprecia a los impulsores del partido

¿Nunca le han tentado para entrar en política?

No, nunca.

Ni lo haría

No. Soy un ser refractario, trabajo muy mal en equipo y soy muy difícil de disciplinar. Eso que pone la gente que es muy buena gestionando equipos en mi caso sería una mentira aplastante.

¿En qué consistió exactamente su papel en el origen de Ciudadanos?

Estuve en las reuniones que se tuvieron en el proceso embrionario fundacional de la mano de mi amigo Arcadi Espada y de Teresa Jiménez Barbat.

¿Ha leído lo que ha escrito De Carreras?

¿Lo último que ha dicho sobre Albert Rivera?

Sí.

Mira es que yo toda la gestión de Ciudadanos por parte del señor Albert Rivera es que no me gusta nada. Por muchas cosas como lo que ha hecho con Teresa Jiménez Barbat en el Parlamento Europeo como ejemplo más del profundísimo desprecio que la actual dirección siente por los que fueron impulsores del partido.  

¿Sigue teniendo una foto del Atlético de Madrid como perfil en el WhatsApp?

La voy cambiando y ahora tengo una foto preciosa de una campeona de boxeo que me gusta mucho. Pero la del Atleti la pongo recurrentemente porque es una foto muy bonita, parece cartelería soviética de los años 30, pero es una foto que levanta ampolla cosa que me encanta porque aquí todo el mundo es del Barça (ríe).

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