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España

Barones del PP temen que Rajoy 'congele' las reformas por la abdicación y la crisis del PSOE

El futuro de varios barones populares, entre ellos Alberto Fabra, pende de un hilo.

El Gobierno y el Partido Popular han entrado en una aparente fase de letargo, ante las convulsiones que han supuesto la inesperada abdicación del rey don Juan Carlos y la profunda crisis del PSOE en busca de un nuevo líder y de una amplia renovación. Algunos barones están sumamente inquietos ante esta situación, con la que no contaban. El partido perdió más de 2,5 millones de votos en las europeas y la cita con las autonómicas y municipales está a la vuelta del nuevo año. No hay tiempo que perder, insisten, y se lo recuerdan en visitas y llamadas frecuentes tanto a Génova como a la Moncloa.

Tan serio fue el batacazo que algunos temen que la reacción prometida ha de arrancar cuanto antes, sin dejar que el periodo de vacaciones estival se les venga encima. La mayoria de los votos perdidos por el partido en el Gobierno es de su gente, que se quedó en casa en señal de rechazo a una acción de gobierno con la que no comulgan o con la que están ampliamente decepcionados. "Pensaban que habíamos tomado nota, que las cosas iban a cambiar, pero por ahora, nada de nada", confesaba en privado un destacado dirigente del PP.

Reformas a la espera

Tras escrutarse los votos de las europeas, tanto el Gobierno como el partido enviaron mensajes sobre las reformas que estaban en marcha, para trasladar la sensación de que se había empezado ya a trabajar en un amplio plan para remontar el terreno perdido y recobrar la confianza de sus seguidores. Así lo creyeron, al menos en un primer momento, buena parte de sus cuadros dirigentes, que confiaban en una respuesta rápida y contundente. "Nuestros votantes están enfadados y quieren que volvamos a cumplir", declaró hace unos días el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, a esRadio. Y añadía que es necesario "volver a conectar con nuestra gente, tenemos que enganchar de nuevo a nuestro electorado".

Hay más líderes territoriales que piensan lo mismo, como Monago, que sufrió en Extremadura un batacazo serio, o Fabra, cuyo horizonte electoral en la Comunidad Valenciana pinta en gris tirando a negro y el propio Feijóo, siempre un referente, piensa de forma similar. Otros dirigentes, de manera más discreta, son de la misma opinión y transmiten a Génova idénticos sentimientos. La secretaria general de la formación, Dolores Cospedal, apareció en público tras las europeas para lamentar la pérdida de votos, reconocer un problema serio de comunicación y mostrar una voluntad decidida del Gobierno por volver a ilusionar a sus simpatizantes.

Pero la crisis del PSOE, la renuncia de Pérez Rubalcaba y, especialmente, la abdicación del Monarca, ha trocado todos los planes. Desde Moncloa se transmite a estos espíritus inquietos que la actualidad ha hecho cambiar algunos planes, que volcarse ahora en un plan de anuncios resultaría estéril ya que las noticias van por otro carril. Los ministros permanecen prácticamente en silencio, los responsables del partido casi igual y tan sólo se han escuchado desde el PP algunas críticas, escasamente oportunas, a la figura de Pablo Iglesias y a Podemos, en una 'batalla' que los estrategas de Moncloa consideran equivocada. Pero los barones piensan que estos episodios no pueden servir de excusa para cruzarse de brazos y desconfían de que, una vez concluida la proclamación de Felipe VI, se vuelva al sendero de lo prometido y al ritmo necesario.

Visitas y conversaciones

"Las reformas están casi ultimadas, el plan sigue su curso pero no es el momento de anunciarlo, sería desperdiciar una munición importantísima", comentan desde el Gobierno, desde donde se intentan aplacar los nervios de sus dirigentes con el compromiso de que a finales de este mismo mes se mostrarán ya algunas de las medidas prometidas, como la reforma fiscal, seguramente una de las más esperadas. En Génova también se avanza en determinados trabajos y se mantienen las agendas. Por la sede del PP han desfilado ya algunos de los responsables autonómicos para rendir cuentas sobre el serio revés electoral y estudiar los necesarios cambios que habrán de ponerse en marcha.

Las prisas nunca son norma en el sistema de trabajo de Mariano Rajoy. Eso es sabido. Y de ahí la preocupación de los líderes territoriales, que temen que este periodo de aparente inactividad se traslade a la opinión pública como una muestra más de que el PP hace oídos sordos al clamor de las urnas. Mientras tanto desde Moncloa se atiende con enorme interés la evolución de la crisis en el PSOE. La salida de Rubalcaba ha sido una mala noticia. La renuncia de Susana Díaz no despeja ninguna de las incertidumbres. Y la posibilidad de que el primer partido de la oposición pase a ser dirigido por políticos de breve trayectoria o escasa experiencia como Madina o Sánchez, no transmite tranquilidad alguna. "Esperar y ver", es la respuesta desde el Gobierno. Pero la semana próxima ya se producirán novedades y movimientos, insisten. Las europeas son unos comicios gaseosos. Pero en las municipales y autonómicas está en juego el poder territorial. No es ninguna broma. 

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