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España

Gobernar en solitario o con Rivera: Rajoy no cree en 'la gran coalición'

Mariano Rajoy, presidente en funciones.

Mariano Rajoy confiesa en privado que su proyecto político no pasa por gobernar con el PSOE, pese a su insistencia recurrente en mencionar 'la gran coalición' como una salida natural al actual laberinto. El líder del Partido Popular acaricia la idea de lograr más votos que el pasado diciembre para así gobernar en solitario o recurrir a Ciudadanos en caso de necesidad. Sospecha que Albert Rivera, a quien ahora toca atacar con intensidad, no despreciaría asistirle en ese empeño, quizás como futuro vicepresidente. De Pedro Sánchez tan sólo buscará la abstención después de las elecciones.

En este agotador cuatrimestre de negociaciones, "de espectáculo, de farsa o de comedia", como lo bautizó este miércoles en su intervención en Alicante, el presidente en funciones se ha reafirmado en su idea inicial sobre el secretario general socialista: es un soberbio que está prácticamente amortizado. Fracasó en la investidura y fracasó en los pactos, no controla su partido y pretende gobernar España. Retrocederá en número de votos y tendrá incluso que irse a casa, según comentan en estas fuentes populares.

Una euforia contenida recorrió los despachos de la Moncloa en la tarde del fatídico martes una vez que Sánchez, tras visitar al Rey, arrojara la toalla y se despejaran todas las brumas sobre el minuto final de las consultas. Tan sólo Rajoy estaba convencido de que 'la sorpresa del último minuto' resultaba imposible. No todos en su equipo compartían este criterio. De ahí, el alivio. 

Caen las máscaras

Vienen ahora dos meses muy difíciles, comentan en el entorno presidencial, pero con una ventaja. "El mito de la nueva política sale tocada, han caído muchas caretas", mencionan. El presidente en funciones lo recordaba este miércoles al subrayar algunas operaciones que circularon en paralelo: Ciudadanos quiso hacer presidente a Sánchez; Pablo Iglesias intentó una coalición para liquidar la soberanía nacional y el PSOE pretendió un acuerdo con todo el que "quisiera sumarse al espectáculo".

La estrategia inicial del PP pasa por recuperar el voto fugado hacia Ciudadanos

La estrategia inicial del PP pasa por recuperar el voto fugado hacia Ciudadanos. De ahí el acto del miércoles en Alicante, al que asistió Rajoy para contraprogramar el organizado por el partido naranja en Valencia en defensa de la unidad de España. Todo un pulso en el crucial territorio levantino: por la mañana, la cúspide del PP y por la tarde, Inés Arrimadas, el cartel en alza dentro de Ciudadanos. Desde la formación de Rivera se escucha con insistencia que nunca jamás harían acuerdo alguno con el PP en el que se respetara la continuidad de Rajoy al frente. Una condición firme y sin matices, al parecer. Después del 26-J, todo es susceptible de cambiar, apuntan desde la Moncloa. 

La misma canción, distinto objetivo

Los candidatos y portavoces populares seguirán invocando el espíritu de "la gran coalición" a lo largo de estos dos próximos meses. Se trata de un mantra que no le chirría al votante tradicional del PP. Rajoy se ha hartado de jalearlo durante este periodo de negociaciones fallidas. Lo seguirá haciendo. "Le mete presión al PSOE y no compromete a nada, porque es un imposible", comenta un miembro del Gobierno. El símil con Alemania también funciona para el electorado conservador de mayor edad, que será clave en la nueva cita electoral. El hastío alienta los vientos de abstención que favorecen al PP.

Rajoy no pretende ofrecer grandes sorpresas en la nueva campaña. Su proyecto se basa en "una propuesta razonable, sensata, lógica y la única que tiene sentido", de acuerdo con la manoseada muletilla. Sin olvidarse, eso sí, de cargar sobre las espaldas de Sánchez todo el peso de la responsabilidad de haber frustrado una solución lógica para el país y habernos forzado a regresar a las urnas. Javier Maroto, uno de los vicesecretarios generales del PP también lo comentó este martes: "Sánchez es como el perro del hortelano, ni gobierna ni deja gobernar". No le conceden en Génova demasiadas posibilidades de recuperación al líder socialista. Los institutos de opinión, además, avanzan el riesgo de 'sorpasso' por la izquierda en el caso de una coalición con Izquierda Unida.

El líder socialista incluso ha amagado con un gesto de contrición al reconocer en la Cope que se había equivocado al tachar a Rajoy de 'indecente'. A las pocas horas, ante sus lugartenientes, matizó y dio un paso atrás. Sostenía el fondo pero no las formas. Es decir, que erró en el adjetivo, no en la agresión verbal.

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