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España

Génova no esconde su decepción: habla ya del relevo de Rajoy

El Partido Popular amaneció abatido y sin pulso tras la amarga victoria del 20D. No salen las cuentas para formar gobierno. Ni siquiera el voto favorable de Ciudadanos en la segunda ronda le permitía acceder a la presidencia. Sólo la abstención del PSOE facilitaría esa suma, algo ahora mismo inviable si se atiende a las primeras declaraciones efctuadas por los dirigentes de Ferraz. Susana Díaz ha puesto el veto a que Pedro Sánchez sea designado candidato para gobernar con Podemos. Todas las puertas de salida parecen cerradas. "Vamos a votar en primavera": vuelve a escucharse en Génova la misma muletilla que ya circulaba por los pasillos de la sede de los populares en la noche electoral.

Oficialmente no se buscan culpables. Los portavoces del PP sólo insisten en la victoria y en su voluntad de intentar formar una mayoría estable para poder gobernar. "No será fácil", ya lo advirtió Rajoy desde la balconada de Génova, rodeado de todos los suyos, cariacontecido, amagando unos botes estrambóticos y ante el mal disimulado lagrimeo de Sáenz de Santamaría. Pero las cifras no cuadran. El PP no alcanzó los 130 escaños que se había marcado como objetivo. En la tarde electoral cundió el desánimo a las primeras de cambio. No se superaban los 125 y, lo que es peor, "Ciudadanos se hunde". Las críticas, entonces, se centraron en Rivera, que no ha estado a la altura, que ha fallado hasta en Cataluña, que se equivocó de estrategia.

"Si hablamos de renovación ya no cabe pensar en el otro gallego", se dice ahora en Génova: Núñez Feijóo, pese a haber logrado mantener el primer puesto el domingo, cae cinco escaños

No faltan los reproches a Pedro Arriola, el gran gurú electoral. Ya llevan seis elecciones perdidas, como recordó en su momento José María Aznar, con gran enfado por parte de la dirección de Génova. Esta puesde ser la puntilla del proyecto de Rajoy. El presidente del PP va a poner todo su empeño primero, en convencer a Rivera, a quien maltrató durante la campaña con el fantasma del tripartito, para que vote su investidura. La otra jugada es más difícl. Pedro Sánchez tendría que abstenerse. Y aún así, aunque Rajoy lograra surgir del marasmo en que se ha convertido el Congreso, tendría enormes dificultades para gobernar.

Vuelan los dardos contra Rajoy

En el PP vuelan ahora, en privado pero con fruición, los dardos contra Rajoy. La renovación anunciada en la Convención Nacional de julio nunca se puso en marcha. Allí se hablaba de elección directa de presidentes regionales y del presidente nacional, así como del candidato a la presidencia. Esta sería la vía a seguir en el Congreso que viene y ahí se abordará el relevo del líder, de acuerdo con algunas fuentes conocedoras del partido. Todavía es prematuro, nadie quiere hablar de ello, pero ya hay movimientos en el subsuelo de la formación. Se habla siempre de Núñez Feijóo, pero pese a haber logrado mantener el primer puesto el domingo, ha caído cinco escaños. "Si hablamos de renovación ya no cabe pensar en el otro gallego", decía una voz experta. Dolores Cospedal ha doblado el brazo a García Page en Castilla la Mancha. Pero la secretaria general del PP no cuenta demasiado en las quinielas. Se le atribuye el papel estricto de organizar la sucesión o lo que toque en esta primavera.

Muchas miradas confluyen en Sáenz de Santamaría, quien pese a haber sido la mano derecha en el Ejecutivo de Rajoy, es decir, pese a haber tenido algo que ver en la gestión del Gobierno, su imagen no parece demasiado perjudicada. No le ha rozado la corrupción ni traslada sensación de pasado. Tiene en su contra a un partido que la ve ajena y distante. Pero el partido, ahora mismo, carece de dirigentes de referencia, tras el batacazo de las autonómicas. La vicepresidenta, además, mantiene una relación muy cordial con Susana Díaz, la lideresa andaluza, única superviviente socialista de las generales, junto al extremeño Fernández Vara. La cuestión estriba en quién le pone el cascabel al gato del relevo de Rajoy. Nunca en las reuniones ejecutivas se han escuchado voces críticas hacia la gestión del Gobierno ni del PP. Quizás ahora las cosas cambien. Porque no hay más alternativa. El proyecto Rajoy parece tener los días contados.

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