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España

Los cinco cambios clave del PP que sepulta Rajoy para ser presidente

El presidente de Gobierno en funciones, Mariano Rajoy

No tocan cambios todavía en la mecánica interna del PP al menos hasta el verano. Tenía que haberse celebrado el Congreso Nacional hace ya unos meses, pero la inminencia de catalanas y generales lo dejaron para mejor ocasión. Se pospuso hasta primeros de este año. Pero, tampoco. El galimatías político que arrojaron las urnas el 20D también lo hará imposible. Rajoy ha decidido centrarse en lograr su investidura como presidente. No toca mirarse al ombligo, dicen en los órganos rectores del PP, señalando al PSOE que se ha enfrascado en una guerra singular precisamente con el congreso como excusa. "Un congreso abre debates, tensiones, confrontaciones... ahora lo que toca es ofrecer una imagen de cohesión y no de pulsos internos, ya vemos cómo le val PSOE", comentan fuentes del partido conservador.

El último Congreso Nacional del PP se celebró en febrero de 2012, en Sevilla, bajo el impulso eufórico de la mayoría absoluta conseguida por Mariano Rajoy un par de meses antes. A la tercera fue la vencida. Por entonces nadie pensaba en reformas ni renovaciones . Cuando las cosas van bien, ¿a qué cambiar?. Cospedal quedaba entronizada como la 'segunda de a bordo' de Génova y poco más. Ni había estallado la corrupción ni se sabía de la existencia de Bárcenas. El estanque dorado. Las únicas sombras en el horizonte tenían la forma de la herencia económica recibida de Zapatero. Un desastre próximo al cataclismo.

En la Conferencia Política del pasado mes de julio se amagó con gestos de renovación

En su Conferencia Política del pasado julio, tras el descalabro de las autonómicas y municipales, el panorama había cambiado radicalmente. El PP amagó con algunos gestos de renovación. El más importante, el ascenso a los puestos directivos de cuatro jóvenes que iban a ofrecer una imagen diferente y que serían los encargados de protagonizar el gran vuelco de la formación.

El motor del cambio

Maroto, Maíllo, Levy y Casado serían el motor de la gran transformación. Dolores Cospedal, secretaria general, fue la encargada de anunciar, ante un auditorio abatido por la evolución de los resultados electorales, algunas de las novedades que pretendía incorporar a los estatutos de su formación. Hubo quien en su momento los bautizó de 'históricos'. Allí se habló de al menos cinco cambios profundos en el funcionamiento y tomas de decisión del partido. El principal: la elección de los altos cargos. Tanto los presidentes municipales, regionales y el nacional, serían designados en votación directa por los militantes, lo nunca visto. También se introduciría la limitación de cargos. Pero Juan Manuel Moreno, líder del PP andaluz, fue mucho más allá al anunciar la introducción de un nuevo sistema en la forma de celebración de congresos. Serían más abiertos, directos, y hasta habló en su momento de un "voto asambleario" y directo para las grandes decisiones. El PP había acusado el golpe de los partidos llamados 'emergentes' en los comicios regionales y pretendía llegar a cabo un 'aggionarmento' de su estructura y de sus mecanismos decisiorios. También se pretendía introducir el límite a 8 años tanto en el mandato de alcaldes y presidentes autonómicos como del propio presidente de la formación. Y por supuesto, el cambio en el liderazgo de buena parte de las organizaciones regionales. 

Todos los cambios se han guardado en el zaguán de las buenas intenciones

Todo eso se ha quedado en la nevera. Se ha guardado en el zaguán de las buenas intenciones o de los sueños frustrados. Ni siquiera se hicieron públicas las conclusiones de aquel cónclave del verano, en contra de lo prometido inicialmente. Que nadie recuerde que había anhelos de cambio. El PP considera que lo urgente, ahora, es abordar la elección de nuevo gobierno, centrarse en España, sacar al país del embrollo en el que se encuentra e intentar superar la fase de bloqueo que emergió de las elecciones generales. Una frustración más. El PP permanece anquilosado con todas sus propuestas de renovación y regeneración pendientes de la evolución política nacional. En algunos ambientes del partido no se oculta un cierto malestar por esta situación que mueve a la pesadumbre y la desmotivación. Está claro que no puede ahora hablarse de congreso. Pero en el caso de que Rajoy no logre ser investido, habría que abordar sin titubeos la elección del próximo candidato a unas generales anticipadas. Rajoy ya ha dado el paso, adelantándose a determinadas voces se que escuchan en el seno de su formación, al anunciar que quiere ser el candidato de esas generales. Este punto está muy abierto. Sólo el presidente ha hablado públiamente de ello. O Cristina Cifuentes, quien días atrás hablaba de que 'Rajoy no es el problema', en contra de lo que tantas voces dicen en su partido. Pero por el momento, ni congreso ni renovación al menos hasta el verano.

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