Rajoy escurre el bulto sobre Bárcenas ante el comité ejecutivo del PP y se limita a decir que colaborará con la justicia

Los suyos esperaban instrucciones sobre cómo abordar el "caso Bárcenas" y Mariano Rajoy se ha limitado a repetir el habitual mantra de máximo respecto a las decisiones de los tribunales y disposición a colaborar con la justicia. Lo ha hecho en el comité ejecutivo de su partido, donde también ha hablado de la necesidad de hacer un esfuerzo de transparencia y de regeneración.

Casi al término de su intervención el líder del PP ha aludido a "las informaciones de estos últimos días" para aludir al encarcelamiento de su ex tesorero, defender que los populares no juzgan las decisiones de los tribunales y, quizá, lo más reseñable, que ya son cuatro los años de instrucción del "caso Gürtel" "y seguiremos así durante un tiempo". Mientras tanto los populares continuarán adelante, sin inmutarse.

Y nada más. No ha habido ninguna voz que preguntara por el ex tesorero. Ni siquiera la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, que a su llegada al PP y ante los periodistas declaró sentirse "abochornada" por la corrupción, no ha tomado la palabra en el órgano de dirección de los populares.

Por su parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, tras afirmar que no teme lo que pueda hacer ahora Bárcenas, ha explicado ante los periodistas que las palabras del vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, sobre la "causa general" contra el PP se refería "más a los juicios paralelos que a la actuación de un magistrado".

Rajoy ha preferido centrar su intervención en cuestiones económicas, explicando que "hoy estamos mejor que hace un año", que en 2013 "habrá que hacer menos esfuerzos de los previstos" y ha agradecido a los representantes regionales de su partido el enorme esfuerzo que han hecho para corregir el déficit.

Gobierno y PP siguen pues con su agenda, impertérritos ante cómo el futuro judicial de Barcenas puede contaminar su estrategia, miedo que albergan muchos dirigentes territoriales que temen verse arrastrados por las andanzas de su ex tesorero.