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España

Rajoy reúne a la Junta del PP para exhibir su liderazgo sin fisuras

El presidente del Gobierno y del Partido Popular, Mariano Rajoy, durante la reunión del comité de dirección del partido

No hay fisuras en el PP. Mariano Rajoy reúne este martes a su Junta Directiva Nacional para transmitir la imagen de su liderazgo absoluto y, además, para comunicar sus candidatos a la presidencia del Congreso y del Senado. Rajoy no ha dejado de ejercer como presidente del Gobierno y del PP. En la noche del domingo apareció en televisión desde Moncloa para demostrarlo. Su respuesta a la sesión de investidura en el Parlamento de Cataluña fue firme y contundente. No hay interinazgo, no hay vacío de poder. "La democracia no está en funciones, ni el Estado tampoco", aseveró. "No dejaré pasar ni una", advirtió, en tono amenazante y en primera persona al nuevo president. Y casi le retó a poner un pie fuera de la legalidad al recordarle las nuevas atribuciones de que se dotó en el verano al Tribunal Constitucional. Carles Puigdemont, reaccionó con fraseología adolesente: "No me interesa nada lo que dice un presidente interino". El nuevo jefe de la Generalitat olvidaba que su predecesor, Artur Mas, vivió un interinazgo de casi cien días. Patinazo de novato.

En la reunión de este martes, Rajoy también quiere exhibir su liderazgo en un partido que, pese a los momentos duros por los que atraviesa, después de seis tropezones electorales, no se plantea reclamar cambios en su cúpula. La estrategia de Moncloa es directa y coherente: "Nosotros no tenemos problemas, hemos sido los más votados, hemos ganado las elecciones, nos mostramos unidos y decididos a seguir gobernando". El problema es de otros, del PSOE, donde los barones, espoleados por Susana Díaz, hacen tambalear cotidianamente la autoridad de su secretario general. El PP ofrece un aspecto relativamente saludable, en tanto que sus rivales se debaten en guerras intestinas sin objetivo claro.

"Algunos tienen claro que Rajoy es el problema, pero no plantean quién puede ser la solución", según un senador

Rajoy manda, en Moncloa y en Génova. El Ejecutivo está funcionando al ralentí, pero la máquina no se ha detenido. El partido se lame las heridas y confía en que Rajoy logre algún acuerdo para conservar el poder. En el caso de que no logre salir airoso en la doble vuelta de la sesión de investidura, entonces podría haber algún cimbronazo intramuros. No se escuchan por ahora voces críticas más que en el subsuelo, en el runrún de las terminales territoriales, donde la actual situación de incertidumbre abona el desasosiego y hasta el abatimiento. "Algunos tienen claro que Rajoy es el problema, pero no plantean quién puede ser la solución", comentaba un veterano senador.

La confianza se desvanece

La confianza en hilvanar un gobierno, aunque sea temporal, con los auspicios de PSOE y Ciudadanos, se va desvaneciendo entre la militancia. La única esperanza es que salte el fusible de Pedro Sánchez, como reconocía este lunes el líder del PP catalán Xavier García Albiol. "Suena mejor la música de Susana Díaz", manifestaba a esRadio. El aparato de Ferraz está desorientado. Propone primero una salida a la portuguesa, con un acuerdo de izquierdas. A las 48 horas airean la ocurrencia de un pacto a tres con Podemos y Ciudadanos, a todas luces inviable. Sánchez se deja querer por los secesionistas catalanes, quienes podrían colaborar en su empeño por desalojar a Rajoy de La Moncloa. Todo está en el aire y no hay una idea clara sobre la estrategia a aseguir.

Rajoy va a seguir intentando, hasta el último minuto, una investidura que se adivina casi imposible. El 'plan B' es presentarse como candidato a unas elecciones anticipadas. Nadie le disputaría el puesto, según se advierte desde Génova. Algo que no todos tienen claro pero sobre lo que apenas se habla. El actual presidente del PP acaricia la idea de que unos nuevos comicios, en mayo o junio, arrojarían mejores resultados para su formación y supondrían un revés para el PSOE. De ahí la seguridad con la que actúa ante su tropa. Esperanza Aguirre, antaño única voz díscla, amagaba este lunes con una declaración sincrética antes de la Junta. "No hay que poner líneas rojas para conseguir un acuerdo con PSOE y Ciudadanos. Ni siquiera en cuanto a las personas". A la presidenta del PP madrileño se le entiende todo pero ya no se la escucha como antes. José María Aznar no ha vuelto a abrir la boca desde el último Comité Ejecutivo, cuando reclamó la celebración de un "congreso nacional abierto". No lo habrá, al menos por ahora. 

La 'gota malaya' del PP persiste inclemente para horadar la credibilidad del líder socialista

"Tengo el apoyo de mi equipo", confirmó Rajoy hace unos días al asegurar que quiere ser candidato si se repiten las elecciones. Este martes volverá a recibir el apoyo sin fisuras de sus capitanes. Los portavoces del PP centran ahora toda su artillería en presionar al líder del PSOE para que se avenga a entablar algún tipo de acuerdo para desatascar la endemoniada situación surgida de las urnas. Sánchez es el culpable, suena monocorde la cantinela. La 'gota malaya' del PP persiste inclemente para horadar la credibilidad del líder socialista.

Rajoy mueve sus piezas. Telefoneó de nuevo a los tres líderes nacionales para anunciarles su comparecencia tras la sublevación separatista. El dirigente del PSOE estuvo en silencio todo el fin de semana. Albert Rivera tampoco apareció hasta entonces. Le dejó a Inés Arrimadas el peso de la responsabilidad de plantarle cara a los secesionistas. Pablo Iglesias ni cogió el teléfono. Aguardó al lunes para pronunciarse mediante un escueto tuit. En Podemos y sus adherentes no hay unanimidad de criterio sobre la autodetermianción. Es territorio pantanoso. No es momento de abrir batallas. Iglesias le pasa la bola a los demás y él mantiene en sordina su compromiso de celebrar un referéndum. 

La gran convulsión catalana refuerza la política nacional del PP, e incluso puede abrirle las puertas a un acuerdo con el PSOE, piensan en Génova. No se sabe cuándo ni cómo, pero esa posibilidad todavía permanece viva. 

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