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España

"Rajoy ya tiene cara de fracaso": arenga fallida del presidente a los diputados del PP

Mariano Rajoy junto a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal y el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando

El centenar largo de diputados del PP que conforma el bloque más numeroso de la Cámara salió de la sesión matinal de este jueves con gesto de desánimo y palabras de decepción. "Esto sigue igual, otra oportunidad perdida", confesaba una veterana del partido. Rajoy había reunido a sus huestes en la Cámara Baja para intentar insuflarles un mensaje de aliento. La moral está muy baja desde que Rajoy optara por no presentar su candidatura en su audiencia ante el Rey y le cediera todo el protagonismo a Pedro Sánchez. "Le hemos regalado el balón y tiene pinta de que nos va a meter el gol decisivo y por toda la escuadra", mencionaba esta fuente.

Rajoy mantuvo su discurso de siempre, aunque insistió en dejar bien claro que la teoría de la abstención del PP para que gobierne el PSOE con Ciudadanos es un delirio interesado y nunca ocurrirá. "Vamos a votar que no", respondió el presidente en funciones. Sonó como el eco de vuelta al 'no, no y no' que le viene dedicando el máximo dirigente de los socialistas desde la jornada electoral del 20D.

"Rajoy tiene que darse cuenta de que es un candidato, un aspirante", se escuchaba en algunos corrillos del PP

Los diputados más voluntariosos confiaban en que Rajoy saltara a la palestra en una actitud mucho más combativa. Pretendían que situara a Sánchez y a Rivera frente a sus contradicciones. Y que lo hiciera en un tono algo más vibrante. "Estamos en el Congeso, esto no es La Moncloa. Tiene que dejar de actuar como presidente por unas horas y darse cuenta de que es un candidato, un aspirante", se escuchaba en algunos corrillos del PP.

Ninguno de los diputados osó abrir la boca. Como siempre. Hubo algún aplauso, en especial cuando Rajoy mencionó la firmeza que mantiene y mantendrá el Gobierno en funciones frente al reto catalán. Poco más. Rajoy no se discute, nadie duda de que se mantendrá al frente del partido al menos hasta que Sánchez logre formar Gobierno. Si el socialista lo consigue, posiblemente haya cambio de cabeza en el PP, comentó el presidente en funciones ante el escepticismo clamoroso de buena parte de su auditorio.

Sánchez da órdenes al PP

El PP ha perdido la iniciativa, ha dejado el centro del terreno de juego a Sánchez, quien se permite licencias muy imperativas, como la 'exigencia' de que no mueva un dedo ante el reto separatista catalán sin antes consultarlo en la Cámara. O que se presente en el Parlamento para explicar los criterios con los que acudirá a la cumbre europea que debatirá el futuro del Reino Unido. "Le exijo", es ahora la fórmula favorita de Pedro Sánchez a la hora de dirigirse al presidente. No oculta su rechazo absoluto por la figura del presidente en funciones, no escamotea ni un gesto desabrido, no le hurta ningún golpe al mentón. Rajoy no los devuelve, se quejan los suyos. 

Rivera se acerca estos días al PSOE para convertirse en árbitro de una posible coalición a tres, algo que Sánchez rechaza en forma frontal. Como alternativa, y llegado el caso, podría ejercer de intermediario para que el PP se abstenga, en aras de que el PSOE no pacte con Podemos. Esta teoría, que circula intensamente -"se van a oír muchas cosas, pero nuestra postura es no"- cobra vuelo conforme se percibe un mayor entendimiento de Ciudadanos hacia el grupo socialista. Rivera, este jueves, abandonó su tono de crítica feroz hacia Rajoy, al que le viene exigiendo su renuncia con intensidad obsesiva, para recordarle a Sánchez que el futuro político de la legislatura debe contar con el PP, que es la fuerza más votada. Algo que Sánchez no considera más que en la teoría de la abstención de Rajoy para que sea el PSOE quien llegue a La Moncloa. El posible acuerdo entre socialistas y Podemos va mucho más avanzado de lo que parece. Dijo ayer el presidente de Castilla-La Mancha, García-Page, que "hay un 70 por ciento de posiblidades" de que consiga cerrarse. 

"Habíamos ganado las elecciones y ahora parecemos los grandes derrotados", señalaba una fuente

Rajoy telefoneó este jueves a Rivera en devolución de su mensaje de móvil. Ha sido su segundo telefonazo al líder de Ciudadanos. No ha pasado de ahí. Cuestión que también se le reprocha desde su partido, en privado naturalmente, donde consideran que no ha movido un dedo para atraerse en forma más ostensible al partido naranja y evidenciar así el rechazo de Sánchez a todo tipo de intento de diálogo con el PP. "Es Sánchez el que veta y, sin embargo, parecemos nosotros que somos los que no hablamos con nadie", señala esta fuente.

Los casos de corrupción que han estallado en las últimas jornadas, en especial Acuamed y, sobre todo, Valencia, han descolocado el líder del PP, que está muy afectado por la coincidencia entre la aparición de estos asuntos con la fase de negociación de un gobierno para el futuro de España. La reacción que se esperaba de Rajoy, a quien evidentemente le llegan los notorios signos de malestar desde sus propias filas, no se ha producido. Y quizás no ocurra jamás ya que, la estratregia del líder de los populares, quizás impulsada por sus asesores más próximos, es que haya que esperar a que el candidato socialista fracase en su intento y, en ese momento, podrá recuperar el terreno perdido en unas nuevas elecciones. El último barómetro del CIS tampoco ayuda a despertar el entusiasmo ni la confianza entre los atribulados militantes del PP, que ya comienzan a verle a Rajoy cara de perdedor. "Habíamos ganado las elecciones y ahora parecemos los grandes derrotados", señalaba esta fuente.

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