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España

El 'lobby' ferroviario, exasperado con Fomento por el parón liberalizador de Renfe

Imagen del tren Avant que conecta Zaragoza con Lleida.

Incertidumbre. Un término muy recurrido para referirse al programa de reformas desarrollado por el Gobierno de Mariano Rajoy en sus seis primeros meses. Medidas comunicadas a cuentagotas con calculada frialdad, desconfianza de los mercados, rescate y, finalmente, un plan europeo de recapitalización bancaria que parece bueno pero que todavía no es seguro. Todo ello, además, adobado con salidas para estimular la economía. Esa podría ser la síntesis.

Una espiral a la que no escapa el Ministerio de Fomento, un departamento que todavía no ha desarrollado las ambiciosas medidas que muchos anhelan. Aena y Renfe, las dos joyas de la corona, siguen como están: de ellas emana un runrún con noticias contrapuestas que exaspera a sindicatos –con el hacha de guerra a medio desenterrar porque rechazan cualquier privatización- y a las empresas. Entre estas últimas, el caso del lobby ferroviario aparece como el más flagrante: la irritación de las grandes firmas del sector con el ministerio que tutela Ana Pastor va in crescendo. “Ahora mismo no prevemos desarrollar ningún tipo de negocio en el campo ferroviario porque estamos saturados de informaciones contradictorias”, señalan fuentes anónimas del sector que han accedido a hablar con Vozpópuli.

Muchas son las entidades interesadas en la liberalización (probable) o privatización (improbable) del transporte de viajeros por ferrocarril: Acciona, Ferrovial, ACS, FCC, Alsa, Veolia, OHL, Comsa, Avanza… por no hablar de los operadores alemán (Deutsche Bahn) y galo (SNCF). Este medio ha hablado con gran parte de ellas y en todas existe un sentimiento de exasperación. “Nadie se va a poner en marcha así. Piense que, si Fomento decide abrir el pastel, necesitamos un mínimo de dos años para echar a rodar. Está el tiempo que dura el concurso, el periodo de tramitación, la adjudicación, la puesta en marcha del material, la licencia de seguridad… Si España sigue el calendario europeo y no liberaliza el transporte de viajeros hasta 2014, eso quiere decir que no empezaríamos a operar hasta 2016”.

Y es que Ana Pastor aseveró la semana pasada a los líderes de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, que el Gobierno respetará las pautas de Bruselas para abrir este sector. La ministra les prometió que Fomento acompasaría su ritmo al que marca la Comisión Europea, que obliga a liberalizar este tipo de transporte, a más tardar, en 2014. Pero el lunes, el presidente Rajoy insistió en “pisar el acelerador” de las reformas ante la presión europea –o alemana-, que le exige contrapartidas por los favores pactados –recapitalizar bancos, estímulos-.

Ya por mayo, el Ejecutivo sugirió una posible liberalización en este sentido, además de avanzar en la integración de Feve en Renfe y de permitir la entrada de más capital privado en el transporte por mercancías. Pero todo quedó en un intento. Después ha habido amagos, postergaciones –se habló de después del verano-, titubeos que han desesperado a las firmas aspirantes. Aunque, es verdad, hay diferentes niveles de cabreos entre los interesados: hay quien tenía puestas sus esperanzas en España, hay quien no ha esperado y ha desarrollado su negocio fuera –Brasil, Arabia Saudí, Kazajistán y muchos otros-.

Entretanto, todos los sindicatos representados en Renfe y Adif trabajan juntos por primera vez en mucho tiempo. Todos rechazan cualquier esbozo privatizador, apuestan por un ferrocarril público y preparan movilizaciones masivas. “Aquí nadie nos asegura que una línea privada no se cierre si no sale rentable. O que no se den subvenciones a estas mismas líneas, que viene a ser casi peor que si opera Renfe. Si tan buena es la liberalización, ¿por qué no funciona en los Mercancías?”, critica un representante de CCOO. 

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