Cospedal se reúne con Gallardón en mitad de la arremetida judicial del ex tesorero con el PP

La de este lunes ha sido una mañana ajetreada para la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal. Lo único que ha saltado de su agenda ha sido su habitual comparecencia de los lunes ante los medios de comunicación, a pesar de que ha habido reunión del comité de dirección del partido. Antes de esa convocatoria Cospedal tenía otra cita y de mucha enjundia pues se ha visto con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. La reunión no constaba ni en las previsiones del partido ni del Gobierno y fuentes ministeriales se han limitado a comentar que se han tratado asuntos referidos a Castilla-La Mancha, muy probablemente cómo afecta a esta Comunidad la nueva ley orgánica del poder judicial en lo que afecta a los partidos judiciales.

Eso, oficialmente, porque extraoficialmente es difícil de creer que no haya estado sobre la mesa el complicado horizonte judicial del ex tesorero del PP, al que el juez de la Audiencai Nacional Pablo Ruz considera sospechoso de presuntos delitos contra la Hacienda pública, cohecho y blanqueo de capitales y estudia asumir también la causa de las anotaciones de Luis Bárcenas con supuesta contabilidad  "B" del PP, cuestión por la que ya había declarado ante el juez anticorrupción. Situación a la que se suma las dos demandas que ha presentado contra su antiguo partido por despido impropio y por presunto robo de las pertenencias de su "despacho" de Génova, tal y como él mismo hace constar en la denuncia.

Pendientes quedan, además, las actuaciones judiciales del PP, en su conjunto, y de los dirigentes citados en los papeles de Bárcenas. Éste ha sido un nuevo retraso, el enésimo, pero es que si bien las demandas que presentó Cospedal en los juzgados de Toledo contra el extesorero y contra el diario El País han sido aceptadas, la querella que presentó la ex ministra de Exteriores Ana Palacio con Bárcenas no ha sido admitida a trámite, lo que supone una gran contrariedad para los populares, cada vez más temerosos, parece, de actuar contra su antiguo hombre de los dineros.