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España

La oposición a Botella basa su estrategia en descabezar al equipo de confianza de la alcaldesa

Ana Botella y Jaime Lissavetzky se saludan, en una imagen de archivo.

Durante la gestión de la tragedia del Madrid Arena, macrofestival en el que perecieron cinco mujeres jóvenes, una de ellas menor de edad, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha brindado dos ruedas de prensa que resolvió sin respuestas claras y con circunloquios y frases hechas, y otra rueda de prensa más en la que no aceptó preguntas; además, entre las tres primeras muertes (ocurridas en la misma madrugada del festival) y la cuarta (tres días después) viajó a un spa de lujo a Portugal; finalmente, no aceptó comparecer ante la comisión de investigación que terminó hace una semana y que expondrá sus conclusiones hoy. Suficiente para la oposición municipal (PSOE, UPyD e IU), que reclama en bloque a la regidora que dimita. Con todo, pese a este bagaje desolador es probable que la petición de dimisión de Botella pierda gas estos días en detrimento de actores secundarios.

La comisión de investigación, cuyas conclusiones van a ser rechazadas con total seguridad por la oposición (la comisión nació amputada y controlada por el PP, lo que provocó la desbandada de IU), ha dejado un rastro de "flagrantes negligencias" según un dirigente socialista que apuntan al equipo de confianza de la alcaldesa, encabezado por el vicealcalde Miguel Ángel Villanueva. Han sido las comparecencias del vicealcalde, de la delegada de Urbanismo, Paz González, del delegado de Seguridad, Antonio De Guindos, y de la mano derecha de éste en ese área, Fátima Núñez, las que revelaron numerosos puntos oscuros relacionados con la dejación de funciones en el caso del Madrid Arena. Para todos PSOE y UPyD pedirán la dimisión.

La cascada de demandas de cese se enmarca en una estrategia de desgaste que combina la asunción de responsabilidades con la impericia verbal de la regidora, quien, sin su equipo de confianza, quedará en una posición más frágil que nunca. El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, sabe que las lecciones que extraerá la comisión concordarán con la línea de defensa pergeñada por el PP, es decir, echar todas las culpas a la empresa organizadora Diviertt y también, aunque menos, a la firma de Seguridad Seguriber y eximir de toda imputación al equipo de Gobierno local. Algo que en el PSOE juzgan intolerable. "Escuchando a los comparecientes, parece que el Ayuntamiento solo pasaba por allí", lamenta un edil.

El PSOE sabe que sin su gente de confianza, Botella quedaría en una situación muy frágil.

"Nos causó estupor la parálisis de la Policía Local en reaccionar, el asunto de la ausencia de licencias del Madrid Arena que Villanueva defendió o la no corrección de las mejoras técnicas de edificación por parte de Urbanismo", agrega el concejal socialista. "La comisión de investigación nació muerta, pero al final se ha arrojado alguna luz sobre tanto lodo". Estos días, la oposición en Cibeles estudia con lupa cada intervención en aras de localizar más puntos incoherentes capaces de laminar al núcleo duro que rodea a Ana Botella.

Pero la cabeza de la mandataria sigue en todas las quinielas. "En cuanto a responsabilidades políticas, nosotros la situamos en primer lugar", aseguran en UPyD. "Se ha demostrado que ella y su equipo han sido totalmente superados por los acontecimientos. También nos parece que ha quedado en una posición extremadamente débil el vicealcalde".

Si la extracción de lecciones de la comisión decepcionara, algo que ya se prevé, la maniobra que adoptarán las formaciones consistirá en poner en evidencia la actuación del Ayuntamiento. El pleno municipal del 19 de diciembre será un buen primer comienzo. Después ya vendrá el veredicto judicial, por el que nadie apuesta ya que se aletargará en el tiempo. " Creemos que este caso es un punto de inflexión en la política madrileña tras 21 años de mayoría absoluta del PP", remachan fuentes de UPyD. 

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