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España

Aznar dinamita la victoria de Rajoy: pide un "congreso abierto" del PP tras los resultados electorales

Fotografía facilitada por el PP de su presidente, Mariano Rajoy (d), saludando al expresidente del Gobierno José María Aznar

No se le esperaba. José María Aznar, haciendo uso de sus atribuciones como presidente de honor, se presentó por sorpresa en el comité ejecutivo de su formación, en el que Rajoy iba a presentar sus planes tras la victoria insuficiente en la jornada electoral del 20D. La presencia del veterano líder del partido produjo una conmoción en las plácidas aguas de la reunión, escasa en autocrítica y en discuros incómodos. Aznar secundó con sus palabras la estrategia que acababa de anunciar Rajoy y le animó a buscar las fórmulas para lograr la investidura y alcanzar un gobierno que apoye la estabilidad del país.

Pero soltó su pequeña bomba: el presidente de Faes pidió una reflexión sobre la evolución del partido, reclamó la celebración de un congreso abierto cuanto antes, para abrir las puertas a la renovación de esta formación, "en el que los militantes puedan definir el futuro de nuestro proyecto y elegir la dirección del partido". El PP tiene pendiente celebrar su congreso nacional a primeros de año. Dado lo complicado del actual panorama nacional, se da por hecho que este cónclave no tendrá lugar hasta que hayan culminado las negociaciones sobre la investidura. Es decir, dentro de un par de meses. La urgencia que reclamó Aznar es, pues, un recordatorio sobre el perfil del congreso: abierto, dijo. Rajoy le respondió, a preguntas de los periodistas, que el PP celebrará su congreso tras las negociaciones de investidura, que será abierto como siempre y que volverá a presentarse para la presidencia porque se ve "con fortaleza y ánimo para hacerlo". Puso las sugerencias de Aznar al mismo nivel que las escuchadas en esta reunión. Como si el expresidente del Gobierno fuera uno más, sin relevancia alguna.

Rajoy rechazó pronunciarse sobre si piensa presentarse en el caso de que haya convocatoria electoral anticipada

Aznar puso el dedo en la llaga. El PP había aprobado en su Convención nacional del pasado verano la introducción de elementos de renovación en estatutos y funcionamiento de la formación conservadora, con iniciativas tan inéditas como la elección por la militancia no sólo de los presidentes provinciales y hasta el nacional, sino incluso el candidato a las generales. Esas propuestas duermen aún el sueño de los justos. Aznar quiso recordar, con su inesperada presencia, que vigila de cerca los pasos del partido, que no está en casa de brazos cruzados, que hay promesas aún por cumplir y que sin un partido renovado no puede aspirarse a mantenerse al frente de la nación. Una opinión que comparte la militancia en general y muchos de los dirigentes territoriales. Aznar lo quiso hacer esta vez de viva voz, ya que en anteriores reveses electorales, había enunciado sus discrepacias a través de algún comunicado, como ocurrió tras los comicios catalanes, o en declaraciones dispersas a los medios de comunicación. 

Voces críticas sobre Rajoy

En Génova se escuchan en estas horas algunos comentarios y criterios varios que hablan de la necesidad de emprender el proceso para el relevo en el liderazgo. Algunos barones han empezado a hablar de ello, pero Núñez Feijóo y algún otro habían pactado no abordar este asunto hasta que se haya despejado el panorama. Es decir, hasta saber si Rajoy puede o no formar gobierno.

Había abierto Rajoy la convulsa sesión de la Ejecutiva, a puerta cerrada, como todas, con el recuerdo de que el PP es el partido más votado, que va a intentar formar gobierno y que la corrupción y los ajustes les han pasado factura en el resultado final de las urnas. Nada nuevo. El mismo mensaje de convocatorias anteriores, de derrotas pretéritas. Nadie esperaba un gran ejercicio de contricción, pero sí quizás que el parlamento del presidente apareciera más elaborado. Se limitó a las generales de la ley, sin introducir elementos referidos a errores cometidos, a méritos de los rivales o a cuestiones más individuales. Rajoy explicó su plan que, de momento, consiste tan sólo en abrir una línea de negociación con Ciudadanos y, sobre todo, con el PSOE, para buscar una solución que se concrete luego en la votación de su investidura, algo que ahora mismo parece imposible, a la vista de la actitud de Pedro Sánchez. Recordó que con los resultados de este domingo se puede gobernar y que el PP ya lo hizo en minoría en 2006. Se le olvidó comentar que en aquel tiempo, con Aznar en la presidencia y con 156 escaños, había un partido, CiU, con el que sumar. Ahora, con 123 diputados, se antoja una labor hercúlea.

¿Otra vez candidato?

Uno tras otro, buena parte de los barones presentes en el cónclave fueron solcitando el turno de palabra para mostrar su apoyo al presidente, con algún mínimo amago de autocrítica, pero en línea con la intervecnión de Rajoy. Incluso Esperanza Aguirre, a quien algunos medios le atribuían un discurso muy crítico, no se salió de la línea por la que transitaron sus compañeros de Comité. Los parlamentos de los miembros de la dirección intentaban sin duda diluir el posible impacto que iba a producir la intervención de Aznar. Todo era posible, de ahí que tantos barones, siempre silentes, se animaran en esta ocasión a pedir la palabra y a hacer uso de ella. Alguno de los presentes comentaba algo sorprendido esta actitud, que provocó que la sesión se prolongara por un espacio inusitadamente largo.

Rajoy aseguró que si tras las negociaciones no hay acuerdo, el rey disolverá las Cortes y nos abocaremos a unas elecciones anticipadas

En la rueda de prensa final, Rajoy habló de la necesidad de buscar una certidumbre, tanto dentro como fuera de nuestro país, para mantener compromisos en el terreno económico y para proseguir las reformas emprendidas hasta ahora. "Ahora nos toca a los políticos gestionar con responsabilidad y sentido de Estado", dijo Rajoy, quien se refirió a la fragmentación política como un posible factor de bloqueo o parálisis que España no se pude permitir, lo peor que nos pudiera pasar. "Emprenderemos este diálogo con generosidad y amplitud de miras por el futuro de España", mencionó. Rajoy insistió varias veces en la necesidad de que los políticos han de "estar a la altura", quizás pensando en Pedro Sánchez.  

Señaló también que si tras las negociaciones no hay acuerdo, el rey disolverá las Cortes y nos abocaremos a unas elecciones anticipadas. Hay un plazo de dos meses para intentar evitarlo, y desveló que, en contra de lo que por ahí circula, no ha abierto aún conversaciones con nadie y aseguró que estos asuntos han de tratarse con prudencia y con discreción. Reconoció eso sí, que había conversado telefónicamente con Sánchez, que se había mensajeado con Rivera y que respondió a una pregunta de Iglesias. Rechazó pronunciarse sobre si piensa presentarse en el caso de que haya convocatoria electoral anticipada.

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