Quantcast

España

La ‘operación ZP’: última esperanza de Génova para defenestrar a Sánchez

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

“No está en nuestras manos evitar las terceras elecciones”. La frase de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, pronunciada este viernes tras el Consejo de Ministros, resume el estado de ánimo tanto del Ejecutivo como del PP. Mariano Rajoy llegó a hablar, durante sus paseos electorales por Galicia, de que se encuentra “con fuerzas, con ánimo, con ganas y con determinación” para liderar a su partido en el caso de que haya que concurrir de nuevo a las urnas. Una posibilidad que se agranda en el horizonte. Tan sólo existe una posibilidad de evitar ‘ese disparate’, según la expresión del presidente en funciones. Confiar en que la operación para descabezar a Sánchez que, lenta y quedamente, se gesta desde algunas instancias socialistas, eclosione tras las consultas vascas y gallegas. Un clavo ardiendo, casi un espejismo que, sin embargo, en las últimas horas, algunos ‘fontaneros’ de Moncloa empiezan a acariciar con cierta esperanza.

“Habréis visto que andan revueltos”, reconocía este viernes Pedro Sánchez en un mitin en el País Vasco. Hablaba de 'la derecha', pero muchos asistentes entendieron que su líder se refería directamente a sus barones. Los movimientos en el PSOE son estos días sorpresivos y espasmódicos. “Sánchez desconfía de medio PSOE y medio PSOE desconfía de Sánchez”, comentaba un veterano socialista. De ahí los pasos anunciados esta semana por el secretario general. El primero, y obligado, convocatoria de un Comité Federal para el próximo sábado, al que acudirá con una propuesta única: impulsar un gobierno alternativo para acabar con Rajoy. Quizás ni siquiera entre en más detalles.

“Sánchez desconfía de medio PSOE y medio PSOE desconfía de Sánchez”, comentaba un veterano socialista

¿Quién es el guapo, por recordar la expresión de Guillermo Fernández Vara, que se opondrá a tal planteamiento? Parece poco probable. De no ser así, Sánchez ya ha anunciado su jugada maestra para seguir al frente de su formación. Una consulta a las bases el 23 de octubre y el cónclave de los delegados en el Congreso para los días 2, 3 y 4 de diciembre. Ese congreso ‘exprés’ bloquearía a la facción opositora la posibilidad de armar una candidatura en condiciones. Las posturas se enconan en la interna socialista. Conforme avanzan las horas, las espadas, hace tiempo desenvainadas, cobran más brillo, se adivinan más próximas.

El único guión en el escenario

¿Se producirá la sublevación? En Génova se considera, desde ya hace meses, que el único guión político que maneja Sánchez es el de mantenerse al frente de su partido. Permanecer en el cargo. Es un superviviente dispuesto a todo, comentan los populares. Y va ganando. Tanto en plazos como en objetivos. Después de dos derrotas históricas en menos de un año, todavía sigue ahí. Y con firme voluntad de permanencia.

Quedan pocas esperanzas salvo la que en algunos círculos del PP han bautizado como ‘la operación ZP’, una especie de intentona postrera y casi desesperada, que animan destacados dirigentes de la vieja guardia socialista y que cuenta con la anuencia de barones regionales y miembros significados de la organización. Rodríguez Zapatero, enemigo declarado del joven Sánchez, pasa por ser uno de los elementos más distinguidos y más activos en la promoción de esta idea que comparten no sólo ‘jarrones chinos’ como González, Bono, Rubalcaba, sino presidentes autonómicos, con Susana Díaz y Javier Fernández a la cabeza y significados miembros de la Ejecutiva y del Comité Federal, entre otros.

En Génova se considera, desde ya hace meses, que el único guión político que maneja Sánchez es el de mantenerse al frente de su partido.

El plan diseñado era simple. Tras las elecciones vascas y gallegas, en las que los socialistas cosecharán un resultado pobre, de acuerdo con los sondeos, gran parte del Comité Ejecutivo, reunido el lunes, se levantaría en armas, defenestraría al secretario general y montaría una gestora. Este plan ha circulado por los mentideros socialistas desde ya hace días. Sánchez, dotado de un fino instinto de supervivencia, se olió la tostada. Obvió la reunión del Comité Ejecutivo, donde abundan sus enemigos, y la sustituyó por una reunión de la permanente, donde no tiene asiento ni un espíritu crítico, a celebrar este mismo lunes. El análisis severo del resultado de las elecciones vascas y gallegas, por tanto, se pospondría formalmente hasta la reunión del Federal este próximo sábado. Una semana ganada. Y la gran oportunidad para la rebelión, sofocada antes de nacer.

Queda otra posibilidad. El Comité Federal del sábado, que se anuncia duro y crudo, puede deparar sorpresas, de acuerdo con esas fuentes. Nunca pasa nada en estos comités, balsa de aceite en la que los líderes territoriales apenas muestran su gallardía. Ahora puede ser distinto. En esa instancia orgánica, más de 130 de sus 250 miembros no comulgan con la actual actitud de Sánchez, según algunas versiones. “Si el PSOE se estrella el 25S, habrá que ver qué pasa”, recitan las fuentes de Moncloa a modo de frase para la esperanza. Desplazar a Sánchez del liderazgo del partido, impedir su confirmación en la secretaría y cerrarle el paso a repetir como candidato son los objetivos. “El malestar es creciente, pero falta un líder”, comentan en círculos socialistas.

Zapatero y el resto de los conjurados, que cuentan con el respaldo de importantes medios de comunicación afines, no levantan el pie del acelerador, insisten estas versiones. Consideran que la estrategia del actual secretario general es suicida. Para el PSOE y para España. No hay proyecto. Sugerir un acuerdo con Podemos y los separatistas no es el camino. “Ni siquiera valdría como coartada para echar a Rajoy”, subrayan en este frente, que se conduce sigiloso, aunque sin titubeos.

En Ferraz descreen de la capacidad de los históricos y de los líderes regionales para dar el golpe de mano

“Algo se mueve, algo puede pasar”, confían en algunos despachos del Gobierno. Rajoy es sumamente escéptico, al igual que buena parte de la dirección del PP, sumergida desde hace dos semanas en el día a día de la campaña electoral. “Sánchez está encastillado, se ha atrincherado”, aseguraba Fernando Maíllo, vicesecretario de los populares. “Sánchez pretende ser presidente a costa del futuro de España”, clamaba Dolores Cospedal. “No es cierto que queramos ir a elecciones. Rajoy dijo aquello de que en las terceras nos iría mejor tan sólo para situar a los socialistas ante una realidad que desprecian”, comentan en estas fuentes.

El tiempo avanza. Sánchez se siente fuerte. En su equipo se ignora a los barones, se burlan de Susana Díaz, hacen mofa del ‘abuelo’ González, no les preocupan los órganos del partido porque son conscientes de que cuentan con la carta ganadora: acudir a las bases para echar a Rajoy del Gobierno. En Ferraz descreen de la capacidad de los históricos y de los líderes regionales para dar el golpe de mano. Piensan que la ‘operación ZP’ no es más que ruido. Sánchez insiste en las presiones ‘mediática, empresariales y políticas de la derecha’ para derribarle. El enemigo, sin embargo, está dentro. “Andan revueltos”. La gran pregunta es si la olla a presión que es ahora la familia socialista deriva en estallido o, simplemente, en inocentes fuegos de artificio. Los resultados del domingo pueden resultar determinantes. La ‘operación ZP’ se pondría entonces en marcha.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.