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España

Hartos de las 'cacicadas' del verano: la reunión Fernández Díaz-Rato irrita a altos cargos del PP

El ministro del Interior Jorge Fernández Díaz.

“Me ha parecido una torpeza, por decirlo de forma fina; el ministro no estuvo acertado con esa reunión”, asegura un alto cargo del PP valenciano sobre el encuentro entre Jorge Fernández Díaz, el ministro del Interior, y Rodrigo Rato, imputado por varios delitos. El escándalo del verano “no nos ha aportado nada, ¡y ni aunque hubiera servido para revelar El misterio de la cripta embrujada [una novela de misterio de Eduardo Mendoza]!”.

La mayoría de las fuentes consultadas del partido en el Gobierno critican especialmente el momento de la reunión, justo cuando el PP empezaba a repuntar en las encuestas. El último CIS acaba de mostrar una tendencia al alza para la formación conservadora, que se plasmaba en tres puntos de ventaja con el PSOE. El partido acababa de acometer cambios destinados a dar la imagen de renovación, desde el nuevo logo hasta la presentación de un trío de caras jóvenes y mediáticas para mejorar la comunicación: Pablo Casado, Javier Maroto y Andrea Levy. Ya había arrancado también el reparto de las “chuches” electorales: rebajas de impuestos, aumento salarial a funcionarios… Hasta que llegó Rato al ministerio. “La reunión no se tenía que haber producido, y el tema Rodrigo Rato debía de haberse quedado en el ámbito judicial. Ahora todo se complica”, afirman desde Valencia.

"En el partido hay demasiada gente cometiendo demasiados errores", dice una fuente popular

En la misma línea se expresan en el PP catalán: “Es un pinchazo [utilizan un término más explícito] y obviamente no era el momento. En el partido hay demasiada gente cometiendo demasiados errores”, dice un miembro del Partido Popular que prefiere no ser nombrado. Asegura que todo su entorno político se echó las manos a la cabeza cuando El Mundo publicó la noticia el pasado 8 de agosto. “Aunque es muy difícil calcular el coste político, lo que está claro es que al final estas cosas son negativas”. Al menos otro barón del Partido Popular muestra su irritación ante esta situación, informa Alejandro Vara.

No todos lo ven tan dramático. Uno de los primeros espadas del partido, que pide hablar sin ser nombrado, le quita hierro. “No veo que tenga un impacto electoral negativo porque el ‘efecto Rato’ en el PP ya está descontado, y estos hechos han ocurrido en el mes de agosto… ¿Lo podríamos haber evitado? Sí”. Este líder, por lo demás, repite el argumentario de Génova: que en la reunión se habló de seguridad, que se hizo con discreción porque el ministro del Interior maneja información muy sensible. Y que no hubo nada que ocultar.

Y este no ha sido el único ‘cisne negro’ para el Partido Popular este verano. Mariano Rajoy decidió premiar con un destino de lujo a su ministro peor valorado, José Ignacio Wert. El nuevo embajador ante la OCDE cobrará 10.000 euros al mes, y tendrá chófer, 11 asistentes y apartamento de 500 metros cuadrados. “Lo de Wert también ha sido un error. Cuando nos equivocamos hay que reconocerlo y estas son dos cosas que no nos han aportado nada”, asegura la fuente valenciana.

Palabras altisonantes en privado, críticas veladas en público

Rodrigo Rato era uno de los referentes políticos del Partido Popular hasta su reciente caída en desgracia. La primera estrategia de Génova fue usar su investigación como prueba irrefutable de que luchaban contra la corrupción. Pero al recibirle Fernández Díaz en su despacho oficial (él y otros miembros del partido, según Rato), se ha roto ese discurso de separación entre el partido y el imputado.

Con la reunión se ha roto el discurso de separación entre el partido y el imputado

Por ello ha habido quien incluso ha mostrado su enfado públicamente. Un enfado tamizado, eso sí, por la disciplina de partido y los focos de los platós. La presidenta del partido en la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig, pidió en una entrevista en Telecinco que el ministro de Interior diera explicaciones sobre su encuentro. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, fue más suave y dijo que no “sobraba” una explicación porque la conveniencia del encuentro era “opinable”, para después añadir que en todo caso era secundario porque a Rato se le estaba investigando en todo caso. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, fue más clara: “Probablemente no tenían que haberse reunido”.

La oposición, mientras, ha hecho el agosto. No ha comprado la versión del ministro de que se reunió con el imputado preocupado por su seguridad. El PSOE demandó a Jorge Fernández Díaz ante la fiscalía incluso antes de escuchar su comparecencia en el Congreso.

Apuntan hacia todos los frentes. Sólo con lo que reconoció el ministro, en efecto un trato preferencial para Rodrigo Rato, ya tendría que dimitir. Pedro Saura, portavoz de la Comisión de Hacienda de los socialistas en el Congreso, se ha llegado a preguntar si no estarían sellando un pacto de silencio con Rato en aquella reunión. ¿Por qué habría de arriesgarse Fernández Díaz y el PP a una reunión tan dañina políticamente si no? Al fin y al cabo, Rato tiene ya cuatro escoltas y no se las iban a quitar.

Rodrigo Rato tiene tantos cargos de alto nivel como imputaciones graves. Fue vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía en las dos legislaturas de José María Aznar. Llegó a la cota más alta de poder de un ex responsable de economía español al convertirse en el director gerente del FMI, puesto que ostentó entre 2004 y 2007. Pero ahora está siendo investigado por delitos contra la Hacienda pública, blanqueo de capitales -como destapó Vozpópuli-, e imputado en el 'caso Bankia' por la turbulenta salida a bolsa de la entidad, y en el de las tarjetas black del uso fraudulento de las tarjetas de crédito Caja Madrid.

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