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España

Eguiguren desafía a Rubalcaba con un nuevo libro en el que aboga por unir el País Vasco y Navarra

Portada del libro de Jesús Eguiguren que publica la próxima semana.

El nuevo libro del presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Jesús Eguiguren, que sale a la venta la semana que viene tiene todas las papeletas para convertirse en un quebradero de cabeza para el máximo dirigente del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. En plena precampaña para las Europeas y sólo un mes después de que Ferraz prohibiera a los dirigentes de su partido en Navarra sumar sus votos a los de la coalición de la izquierda abertzale Bildu para desbancar a Yolanda Barcina (UPN) de la presidencia del Gobierno foral, el destacado representante de la formación en el vecino País Vasco publica su último ensayo político con un mensaje polemico: "crear una nación, un ente llamado Euskal Herria, que tenga identidad propia, instituciones y representantes compartidos" y que incluya, precisamente, a Navarra como "centro" y al País Vasco francés como "su corazón".

Eguiguren considera llegado el momento de crear una "asamblea de cargos electos" del País Vasco, Navarra y el sur de Francia a semejanza de la Udalbiltza surgida en 1999 del Pacto de Lizarra

Apartado de la primera fila política, Eguiguren muestra bien a las claras el sentido de su libro desde el título: 'Euskal Herria. Por un nuevo nacionalismo, vasquismo y navarrismo'. Publicado por la editorial del diario Gara, cercano a la izquierda abertzale, en sus páginas aborda aspectos tan polémicos como los límites territoriales de lo que califica "nación". También se muestra partidario de crear una "asamblea de cargos electos de todos los territorios" a imagen y semejanza de Udalbiltza, el órgano creado por los nacionalistas vascos en 1999 a la sombra del célebre Pacto de Lizarra y a la que su partido no se sumò entonces. Ahora, sin embargo, el presidente del PSE lo considera una opción válida ya que "más allá de la viabilidad jurídica, lo importante es la política", según el contenido del libro avanzado ayer por el diario Gara.

No obstante, el político guipuzcoano se muestra contrario a la secesión del País Vasco, aunque no la rechaza de plano si se alcanza el "consenso", principio que considera clave "para convivir" y realizar los cambios en el "marco político" que cree necesarios. Así, afirma que "la independencia conseguida por consenso es mejor que la autonomía mantenida al precio de una sociedad dividida". No obstante, propugna que estos acuerdos deben ir más allá de las fronteras del País Vasco e, incluso, de las de una Euskal Herria que incluye Navarra y las tres provincias vascofrancesas: "El pacto es la condición de todo: pacto entre vascos, pacto entre territorios, pacto con los estados".

Un consenso que, en su opinión, exige una renovación tanto de los partidos tradicionales como de las actuales corrientes ideológicas existentes en el País Vasco. Para ello, cree imprescindible "perder el culto casi sagrado a determinados conceptos políticos y visiones del pasado y presente en que se mueve la política vasca y española", paso necesario para "abordar" el futuro de "un país obligado a emprender un trayecto nuevo". Incluso, augura que "la clave para que el nuevo nacionalismo pro-Euskal Herria tome fuerza la tiene la izquierda abertzale". 

El hombre de la tregua de 2005

Auténtico muñidor de los contactos del caserío de Txillarre con Arnaldo Otegi que propiciaron la tregua de ETA de 2006 e integrante de la delegación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que se sentó con la banda armada en Ginebra y Oslo, Eguiguren siempre ha mantenido un discurso propio sobre el tema de la violencia en el País Vasco muy alejado de Ferraz. Posición que ya le ha enfrentado abiertamente con su actual secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, con el que ya mantuvo fuertes diferencias, precisamente, durante el proceso de paz que terminó frustrado por el atentado de la T-4.

Los desencuentros entre el presidente del PSE y Rubalcaba han sido numerosos desde la tregua de ETA de 2006 

El entonces ministro, en quien Rodríguez Zapatero delegó la gestión de aquellos contactos, intentó trasladar al diálogo con ETA su táctica parlamentaria de tensar la cuerda y ser él quien fijara los tiempos, por lo que impuso actuar con el 'freno de mano' echado. El presidente del PSE, que eran el interlocutor, primero ante la izquierda abertzale y luego ante la propio ETA, nunca compartió dicha estrategia y reclamó insistentemente gestos hacia la banda que permitieran asentar el proceso, como el traslado de presos a cárceles próximas al País Vasco.

Los roces continuaron cuando ETA volvió a las armas. Uno de ellos se produjo, precisamente, por otro libro: el que Eguiguren decidió escribir en 2010 para desvelar el contenido de aquellos encuentros con ETA. Lo hizo sin contar ni con Zapatero, aún en el Palacio de la Moncloa, ni con Pérez Rubalcaba. El malestar fue mayor porque ambos dirigentes socialistas tuvieron que enterarse por terceros de las intenciones de su correligionario. Otro desencuentro se produjo cuando visitó en marzo de 2012 en la prisión de Logroño a Otegi, encarcelado desde 2009. Ferraz siempre ha temido que este tipo de gestos le haga perder votos en otras comunidades autónomas.

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