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España

Una presa denuncia ante el juez presiones para ocultar el trato de favor a Isabel Pantoja

Isabel Pantoja, en el momento de su ingreso en noviembre de 2014 en prisión.

Lejos de terminar, el escándalo por el supuesto trato de favor en la prisión de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) a la tonadillera Isabel Pantoja ha llegado, incluso, hasta los tribunales. En concreto, al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 2 de la capital andaluza, donde hace unos días se recibió la carta de una reclusa de esta cárcel en la que, entre otras graves acusaciones, denuncia que fue coaccionada para que declarase en contra de las funcionarias de la prisión que habían hecho públicos los privilegios de la tonadillera. La misiva detalla también un supuesto caso de acoso sexual por parte de un trabajador del centro. El texto se conoce sólo unos días después de que ACAIP, el sindicato mayoritario entre los funcionarios de Prisiones, denunciase que la cantante, en tercer grado desde principios de diciembre, ocupa de manera irregular la misma celda que tenía asignada mientras estuvo en régimen cerrado pese a que la legislación penitenciaria la obliga a hacerlo en la 'sección abierta' de la prisión.

La reclusa acusa a un educador de la cárcel de acosarla sexualmente con la promesa de "mejoras en mi vida cotidiana en prisión"

La carta, escrita a mano sobre varias cuartillas de papel cuadriculado por ambas caras, está firmada por J.M.F. de M., una reclusa brasileña de 26 años de edad que lleva "dos años y dos meses" encarcelada en España para cumplir una condena por tráfico de drogas. En el texto, la interna detalla que en un primer momento estuvo en la prisión madrileña de Alcalá-Meco, de la que fue trasladada al centro penitenciario sevillano en junio de 2014, es decir, cinco meses antes de que ingresara en prisión Isabel Pantoja. En la misiva, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, la rea carga duramente contra un trabajador del centro. En concreto, su "educador", al que identifica con su nombre de pila, "don A". De él asegura que "en varias ocasiones ha pretendido obtener de mí favores sexuales a cambio de mejoras en mi vida cotidiana en prisión y con la promesa de una pronta obtención de permisos de salida".

En este sentido, J.M.F. de M. detalla el incidente vivido con dicho trabajador del centro "un día sobre el mes de marzo". "Me besó aprovechando que iba a coger unas telas para coser y él entornó la puerta para que nadie fuera testigo de aquello. Tras mi sorpresa le pedí que no volviera a acercarse a mí con esas intenciones y su respuesta fue 'no pasa nada, es sólo un beso, pero no se lo cuentes a nadie", detalla en la misiva. Según añade a continuación, decidió contar el incidente a otras dos internas amigas, pese a lo cual el supuesto acoso siguió produciéndose bajo la amenaza de "estás conmigo o te atienes a las consecuencias". "Por todo esto, me siento amenazada y hago tareas que no quiero bajo su coacción", recalca e implica en ello a la propia directora del centro. La carta asegura que el pasado 1 de diciembre estuvo hablando con la fiscal de Vigilancia Penitenciaria a la que tenía intención de contarle lo sucedido, pero finalmente "no lo hice porque la vi hablando con la directora".

"Bajo amenaza"

Es en este punto en el que la reclusa detalla un hecho relacionado con la polémica que ha rodeado desde el pasado verano la estancia en la cárcel de Isabel Pantoja, a la que, sin embargo, no menciona expresamente. "También me obligaron bajo amenaza a firmar algo que es falso y de lo que me arrepiento por no haber tenido la fuerza y la determinación para negarme, pero se aprovechan de mi condición de extranjera irregular y de no tener apoyo familiar aquí, en España". Se refiere a un escrito esgrimido por la dirección del centro y el propio Ministerio del Interior para dar carpetazo a la investigación sobre los supuestos privilegios entre rejas de la tonadillera y que desembocó, entre otras cosas, en sanciones a varias presas. "Aquello que firmé se trata de una declaración donde se relata que yo presencio cómo las funcionarias (abiertamente enfrentadas a la máxima responsable de la prisión) hablan con las internas para ponerlas contra la directora, cosa que yo en ningún momento he visto ni oído, pero como ya he explicado firmé presa del miedo. Esto sucedió sobre el mes de julio", detalla.

La presa asegura que firmó "presa del miedo" la "falsa" declaración que sirvió a Interior para dar carpetazo a la investigación sobre los privilegios a la tonadillera

La reclusa añade que "más tarde volvieron a intentar hacerme firmar otras declaraciones falsas, como ya no cedí me relegaron del puesto de trabajo de lavandería y me pasaron a la cocina donde gano poco más de la mitad que antes". Incluso, asegura que otra interna, a la que identifica con nombre y apellido, la vigila "por si hablo con funcionarias". Un temor a estar controlada que le ha hecho evitar remitir la carta al Juzgado por correo ordinario, sino mediante terceras personas. "Estoy segura de que por la vía oficial jamás llegaría, ya que aquí acostumbran a abrir la correspondencia", se justifica ante el magistrado a quien se la remite y a quien también explica que ha hecho llegar una copia "a mi abogado para que tenga conocimiento y tome medidas si es necesario".

La carta termina con una posdata en la que asegura que el supuesto acoso que sufre por parte del educador del centro también lo reciben otras presas. "De lo que no estoy tan segura es de que se atrevan a denunciarlo" como ha hecho ella, recalca. Vozpópuli se ha puesto en contacto en los últimos días con el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 2 de Sevilla para conocer si el magistrado titular ha abierto algún tipo de diligencias a raíz de la carta, pero se negaron a hablar "con periodistas". Desde Instituciones Penitenciarias rechazan comentar informaciones sobre el supuesto trato de favor a Isabel Pantoja desde que el Ministerio del Interior dio carpetazo a la investigación el pasado verano. Sin embargo, desde el sindicato ACAIP aseguran a este diario conocer la existencia de la carta y dan credibilidad a su contenido. De hecho, desde esta organización se destaca que "han sido numerosas las presas que han manifestado a las funcionarias las presiones constantes a las que están siendo sometidas por esta cuestión. Es sólo cuestión de tiempo que vayan saliendo a la luz pública más denuncias que demostrarán que los profesionales penitenciarios no mintieron nunca sobre el trato de favor a Isabel Pantoja", recalcan desde el sindicato. 

UNA POLÉMICA QUE DURA MESES

La estancia de Isabel Pantoja en prisión se ha visto rodeada de polémica casi desde que se produjo su ingreso a finales de noviembre de 2014 para cumplir una pena de dos años de cárcel por un delito de blanqueo de capitales. Siete meses después, en junio de 2015, funcionarias de la cárcel denunciaron un supuesto trato de favor hacia la artista por parte de la dirección. De hecho, 56 de ellas llegaron a firmar un documento en el que detallaban que estos privilegios iban desde la celeridad en la tramitación de los permisos de salida -cinco días, frente a los 15 de otros internos- a una excesiva confraternidad con los responsables del penal. La dirección de la cárcel lo negó y el Ministerio de Interior abrió una investigación que cerró tras concluir que Isabel Pantoja no se había beneficiado de prebendas penitenciarias.

Sin embargo, el caso no se cerró y a finales de agosto salió a la luz pública una carta manuscrita de varias reclusas que incidían en la existencia de dicho trato de favor a la cantante. En la misma, las presas aseguraban que con la tonadillera no se siguió el protocolo de ingreso y que pasó directamente al Módulo A-Destinos, donde aún mantiene su celda, en el que únicamente van las mujeres que trabajan en la cocina o en la lavandería, y que solo se pueden conseguir tras medio año de buen comportamiento en prisión. También hacían referencia a sus primeras horas en la prisión de Alcalá de Guadaíra. Afirmaban que entró con la directora del centro saludando a todas las presas y recibió una visita guiada VIP por el resto del centro penitenciario. A lo largo de aquellas hojas, denunciaban que la tonadillera podía gastar 100 euros más al mes que las demás en el economato, que se pintó su celda y que desayunaba con la directora de la prisión siempre que lo desea.

Desde entonces, las reclusas más significadas en aquellas protestas, y que incluyeron una prolongada ovación de un centenar en el comedor del penal a las funcionarias que habían denunciado la situación, sufrieron diferentes castigos. Así, C.G.S., a la que se le acusó de liderar aquella protesta, fue primero trasladada a aislamiento con sólo cuatro horas de paseo fuera de su celda por erigirse "en portavoz de un grupo de internas con el objetivo de menoscabar la seguridad y el buen orden". Más adelante fue trasladada a la prisión de Puerto III, en la localidad gaditana del Puerto de Santa María. También fueron llevadas a otros centros penitenciarios otras dos internas. Una, al de Huelva. La segunda, al de Topas, en Salamanca. En septiembre le tocó el turno a otras dos, S.R.S. y M.T., que también fueron sancionadas por los mismos hechos. Se da la circunstancia de que algunos de los informes que sirvieron para aplicar dichos castigos iban firmados por el educador ahora acusado por la reclusa de acoso sexual.

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