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España

Inquietud en la Policía ante los nombramientos de Sánchez y la presión de sus socios

Pedro Sánchez, en su toma de posesión como presidente

Los mandos de la Policía Nacional se encuentran de nuevo a la expectativa y sin saber cuál será su futuro ante el inminente cambio de Gobierno. La razón es que en este Cuerpo la mayoría de cargos de relevancia son nombramientos de confianza y, según asumen ya algunos de sus responsables en privado, nadie tiene el puesto asegurado en estos momentos. En sus manos se encuentran muchas de las investigaciones más sensibles de los últimos años, desde las que afectan a la corrupción política como las pesquisas relacionadas con los responsables del procés en Cataluña.

Las fuentes consultadas por Vozpópuli no obvian que el nuevo presidente, Pedro Sánchez, pueda tener la intención de hacer cambios profundos en una institución que ha permanecido siete años en manos del PP.  “Puedes no haber tenido ningún problema o ser perfectamente independiente, pero si viene alguien de su confianza que quiere tu plaza te pueden cambiar”, comenta otro mando en privado. Con ese “alguien”, se refiere a los llamados “visitadores”.

Todos los partidos tienen comisarios de confianza. En los últimos años de Zapatero en los que ya se atisbaba su derrota eran habituales la visitas de comisarios a la sede del PP en la calle Génova. Luego algunos de esos mandos desempeñaron funciones de responsabilidad en la Policía tras la llegada de los populares a la Moncloa. Los partidos suelen recurrir a policías de su confianza para conocer la realidad del Cuerpo.

Reuniones con comisarios

Los propios grupos parlamentarios acuden a ellos, por ejemplo, para elaborar propuestas en la Comisión de Interior. De esa colaboración muchas veces surgen vínculos que, con el tiempo, se ven recompensados. En el año 2015 el ministro Jorge Fernández Díaz cesó de sus cargos a dos comisarios tras publicar La Razón una foto de su encuentro en el Congreso con un diputado del PSOE. Se trataba del excomisario general de Información Telesforo Rubio y el excomisario general de Policía Científica, Miguel Ángel Santano.   

“Ha sido un privilegio”. Así se despedía este viernes en las redes sociales el aún ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. Apenas han pasado 19 meses desde que accedió al cargo en sustitución de Jorge Fernández Díaz. El ex alcalde de Sevilla anunció su intención de desvincular al Cuerpo de los escándalos que habían embarrado la gestión de su antecesor, acusado por la oposición de crear una “policía política”. La solución de Zoido pasaba por un cambio de caras en los puestos de máximo nivel.

Si bien luego no se materializó en un profundo baile de nombres, el ministro sí tuvo tiempo de rodearse de personas de su confianza personal e incluso cambió la estructura de mandos, algo poco habitual. Al frente de la Policía, Zoido situó una línea de mando formada por cuatro jefes centrales. Por encima de todos destaca el comisario principal José Antonio De la Rosa, con 43 años de experiencia, fue el jefe de seguridad de Zoido en Sevilla. Para su nombramiento, no importó su reciente imputación en una investigación relacionada con una galería de tiro. Está próximo a su jubilación.

Zoido saluda a De la Rosa

Al frente de la Jefatura Central de Información -y por tanto poseedor de los datos más sensibles- situó al comisario principal Juan Carlos Ortiz, ex jefe Superior de Castilla-La Mancha. Bajo su anterior responsabilidad, mantuvo una relación estrecha con María Dolores de Cospedal, a su vez, una de las grandes valedoras de Zoido en el PP y el Gobierno. Ortiz nunca ha negado esa buena sintonía con la ministra de Defensa en funciones, aunque acostumbra a recordar que para aquel puesto le nombró el ministro socialista Alfredo Pérez Rubalcaba.    

Entre esa primera línea de mando se encuentra también el comisario principal José García Losada, al frente de la Jefatura Central de Logística e Innovación. Este mando fue cesado en su día por el exministro Fernández Díaz cuando dirigía las investigaciones del caso Gürtel, precisamente las pesquisas que han derivado en la tumba política de Mariano Rajoy y su Gobierno.

Investigaciones sensibles

Por debajo de esta primera línea se encuentra la Junta de Gobierno, 14 cargos de confianza en la que hay plazas tan sensibles como la Comisaría General de Información. Su actual responsable, Germán Rodríguez Castiñeira, tomó posesión hace sólo tres meses luego de un breve lapso como Jefe Superior de Madrid, donde también dirigió la Brigada de Información.

Tanto los servicios de Información de la Policía como de la Guardia Civil han desempeñado un papel clave en las investigaciones contra los responsables del desafío soberanista. Fue la CGI la que analizó la extensa documentación de los Mossos d’Esquadra intervenida in extremis cuando iba a ser destruida en una incineradora de Sant Adrià de Besòs. El informe elaborado al respecto desveló labores de espionaje por parte de la policía catalana.

En la Junta de Gobierno también está la Comisaría General de Policía Judicial, responsable de los casos de corrupción. Al frente se encuentra un comisario principal que ha desempeñado buena parte de su carrera en esa estructura, Eloy Quirós. Hace apenas unos días supervisó personalmente en Cataluña el operativo Estela, que se saldó con decenas de detenidos.

Se investiga el fraude en subvenciones por parte de empresas y fundaciones dirigidas por personas próximas al independentismo. Desde el soberanismo, los nuevos socios de Sánchez en la reciente moción de censura, aprovecharon este caso para insistir en su discurso de que la Policía y la Guardia Civil responden a los intereses del Gobierno.

La silla caliente de la UDEF

Bajo el mando de Quirós actúa Fernando Moré, el jefe de la UDEF. Esta Unidad es el ariete contra la corrupción política de la Policía Nacional y la silla de su responsable es una de las más calientes del Cuerpo por las presiones más o menos veladas que recibe cuando cerca a según qué investigados. Por la mesa de su despacho ha pasado el caso Gürtel, los Pujol, los cursos de formación de Andalucía... El cargo de jefe de la UDEF estuvo vacante más de un año y fueron necesarios dos concursos para que Zoido se decidiera a nombrar un responsable.

Ignacio López del Hierro junto a su esposa, María Dolores de Cospedal

El año pasado uno de sus agentes incluyó el nombre del empresario Ignacio López del Hierro, marido de Cospedal, en uno de los informes del caso Pujol, algo que luego trascendió a la prensa. El aludido se quejó por carta al Ministerio del Interior que, en un hecho insólito, accedió a revisar su protesta. Lo cierto es que tanto la UDEF como la UCO de la Guardia Civil han sido en numerosas ocasiones objeto de críticas e intentos de desprestigio, principalmente por parte de los protagonistas de sus pesquisas.

Podemos y el informe PISA

La Policía también ha estado siempre en el punto de mira de Podemos, especialmente desde la aparición del informe PISA en el que se acusaba a los ahora socios de Sánchez de una presunta financiación iraní. Aquel documento nunca llegó siquiera a ser judicializado por su escasa consistencia y la formación morada redobló su discurso sobre una "policía política" y la vigencia de las "cloacas del Estado" en su contra.  

La remodelación que emprendió Zoido en la estructura de la Policía se interpretó como una forma de evitar que un sólo mando atesorase todo el poder, como sucedió durante los cinco años anteriores con el director adjunto operativo Eugenio Pino. Él fue uno de los artífices de las maniobras policiales contra el independentismo y contra Podemos, en cuyo seno anidó en pulso entre los comisarios José Villarejo -actualmente preso- y Marcelino Martín Blas. Sus enfrentamientos se trasladaron a la prensa en forma de escándalos.

Zoido apostó por la cúpula horizontal con cuatro integrantes y en esa remodelación arrastró también a la Guardia Civil. Eso generó el malestar del Instituto Armado y forzó la salida de un mando tan respetado como Pablo Martín Alonso, recién ascendido al cargo de DAO. Sin embargo, en la Guardia Civil, la política de nombramientos de confianza tiene una incidencia menor que en la Policía.    

“En la Guardia Civil uno puede prever de aquí a diez años quién va a mandar en el Cuerpo y se va a equivocar muy poco, pero en la Policía, por cada cambio político o de ministro, pueden variar todos”, advierte a este periódico un profundo conocedor de las interioridades de las fuerzas de seguridad del Estado.

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