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España

La etarra López Riaño: "Siento profundamente el dolor causado"

Idoia López Riano y el también etarra Santiago Arróspide Sarasola durante un juicio en la Audiencia Nacional en julio de 2004.

“Siento profundamente el dolor causado por las acciones en las que participé directamente; siento profundamente el sufrimiento causado por aquellas en las que no participé (aunque se me acuse de ello) pero que otros llevaron a cabo; el sufrimiento por todo el dolor causado por los atentados que no pude evitar, aunque lo intentara, por ser abominables, y mi más profundo respeto y admiración por aquellas personas, víctimas y victimarios, que desde ese dolor, a través de él, y por encima de él, intentan que nunca nada así vuelva a producirse”, dice en uno de los escritos remitidos al juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, del que depende en última instancia la concesión de los permisos, según queda constancia en un auto del juez fechado el pasado día 10 de mayo, por el que la concede una licencia de seis días, que está a expensas de que la Dirección General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo del Ministerio del Interior y su homóloga del Gobierno vasco informen si víctimas de ETA residen en la localidad de Rentería (Guipúzcoa), donde viven los padres de la etarra y ella quiere fijar su domicilio.

“El dolor que yo siento, he sentido y sentiré el resto de mi vida no se limita ni se limitó nunca a las víctimas de los atentados en los que yo sí tomé parte activa, y esto debe de quedar muy claro, sino que va más allá y de manera mucho más terrible y dolorosa, por las víctimas de los atentados que no pude evitar (…) Me duelen todos, absolutamente todos los muertos, me duelen los padecimientos de sus familias y seres queridos y de todo lo que se les privó (…) Las muertes que este comando provocó (en alusión al Comando Madrid, del que formó parte) me duelen en lo más profundo del alma”,

"Me duelen todos, absolutamente todos los muertos", dice la etarra en uno de los escritos remitidos al juez de Vigilancia Penitenciaria

Idoia López Riaño se integró en 1981, con sólo 16 años, en el aparato de propaganda de ETA “llevada por una sociedad que te empujaba a ello, por un idealismo adolescente que no supe encauzar, por quienes me arrastraron sabiendo que me llevaban al abismo”, dice en una de sus cartas al juez. Poco después pasó a formar parte del comando Oker y, posteriormente, del comando Madrid junto a otros ‘históricos’ de la organización como Ignacio de Juana Chaos, Juan Manuel Soares Gamboa, Antonio Troitiño e Inés del Río Prada. Como miembro del mismo participó en numerosos asesinatos hasta que fue expulsada del comando por indisciplina y enviada a Argelia. “Allí pasé siete años de mi vida –explica al magistrado-, sin cartas ni apenas agua ni comida, sin visitas, sin que nadie supiera de mí ni yo de mis seres queridos, empezando por mis padres y hermana”.

Dos mil años de condena.

Su posterior reincorporación a la banda tuvo lugar en el verano de 1991 en el comando Ekaitz dirigido por José Luis Urrusolo Sistiaga, que abandonó en diciembre de ese año, después de que varios periódicos publicaran su fotografía. En 1994 fue detenida en Francia y siete años después extraditada a España, donde fue condenada a más de dos mil años de prisión por su implicación en veintitrés asesinatos. En 2011 fue expulsada de ETA por arrepentirse y pedir perdón a sus víctimas. “Llevo desde el año 86 enfrentándome a lo que ETA era en realidad –escribe-, algo que hice rebelándome contra ello desde mis veinte años, que poco eran frente a miembros del comando Madrid, y que casi me cuesta acabar en un agujero”.

La ex miembro de ETA señala que en los juicios tras ser detenida la organización imponía una férrea disciplina y obligaba a sus militantes a no reconocer al tribunal: “La realidad que se vivió en los juicios que se me hicieron es la que se imponía a los miembros menos importantes para el mundo de ETA o del colectivo de presos, y era ‘no se hace defensa, te callas y/o rompes el juicio, no reconoces al tribunal y no declaras nada’.

La terrorista, que recuperará la libertad en 2017, sostiene que desea dedicarse "a paliar el dolor de toda aquella persona que lo necesite"

De su estancia en prisión, primero en Francia y después en España, donde lleva encarcelada desde 2001, Idoia López Riaño pone de manifiesto en sus comunicaciones al juez su implicación en el trabajo dentro del centro penitenciario y su buena conducta. “Desde mi ingreso en las cárceles francesa he realizado muchísimas actividades. Siempre traté de aprender, aparte de mi implicación, energía, ilusión y entrega siempre fueron máximas dado que ese esfuerzo también en el futuro iba a servirme para continuar con mi vida una vez en libertad (…) Trabajo desde hace casi tres años en el economato del módulo de enfermería, ocupándome, además de asistir en todo tipo de vicisitudes penitenciarias y personales a los internos enfermos”

El pasado 28 de marzo la etarra remitió un nuevo escrito al juez central de Vigilancia Penitenciaria en la que le reitera que hace años que abandonó ETA, que ha reconocido el daño perdido y pedido perdón a las víctimas, y le traslada su intención de repararlas. “Abandoné la organización ETA hace muchos años por no estar de acuerdo con sus métodos y me encuentro totalmente alejada de todo lo que tenga que ver con ella (…) Lo que deseo es terminar de saldar mi deuda con la justicia y poder hacer una vida en libertad y total normalidad (…) Reitero mi compromiso en dedicarme a paliar el dolor de toda aquella persona que lo necesite desde todo lo que pueda aportar en base a mis capacidades. Y ello en lo que me quede de vida y mi salud y fuerzas lo permitan”.

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