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España

Los guardias civiles amenazan con manifestarse hartos de que sus mandos acaparen los incentivos

En 2010, cerca de 20.000 guardias civiles secundaron la que fue la última gran manifestación de los trabajadores del Instituto Armado, pero puede que otra importante protesta esté al caer. Las condiciones laborales de los empleados de la Guardia Civil y la nueva normativa que regula los sobreesfuerzos realizados y su retribución, aún en fase de negociación, son los motivos por los que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) amenaza con manifestarse en los próximos meses si no se atienden sus reivindicaciones. Confiado en su gran poder de convocatoria, el colectivo mayoritario del cuerpo (33.000 afiliados) tiene la firme intención de “sacar a miles de guardias civiles a la calle” y ya cuentan con recurrir en el caso probable de ser expedientados. Sin embargo, la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), también presente en las reuniones con la Dirección General de la Guardia Civil, apuesta por agotar la vía de la negociación para lograr más mejoras de las que ya creen que se están planteando, pero tomarán en consideración unirse a las movilizaciones si se diera el caso.

Tal es el descontento de la AUGC con el borrador presentado por la Dirección General, que el colectivo se ha plantado y ha abandonado el Grupo de Trabajo de Productividad del Consejo de la Guardia Civil para -según dicen- no ser cómplices del “atropello salarial” que supone para los agentes el reparto de las cantidades extra que reciben en concepto de productividad. La asociación alerta de que con la nueva Orden General de Productividad la escala de oficiales -con porcentajes hasta 20 veces superiores al resto- mantendrá sus privilegios mientras los guardias de la escala básica seguirán siendo los perjudicados, ya que se destinará el mismo presupuesto para pagar a 70.000 agentes que para el grupo formado por solo 15.000. La asociación alerta de que se “trata de una subida de sueldo encubierta” ya que con este reparto “el 100% de los mandos cobra productividad mientras que es posible que no llegue al 30% de los agentes de la escala básica”, explica a Vozpópuli un portavoz de AUGC. Los mandos (de alférez en adelante) "cobran sí o sí, por lo que deja de ser un incentivo".

Los altos mandos cobran productividad "sí o sí", por lo que deja de ser un incentivo para convertirse en una subida de sueldo encubierta, denuncian 

La productividad, esa compensación económica extra que se reparte entre los agentes por el desempeño de servicios concretos, es un concepto de por sí técnico, ya que existen varias modalidades (productividad funcional, estructural y por objetivos) con varios subtipos cada una de ellas, pero que se hace aún más complejo. Las asociaciones de guardias civiles coinciden en criticar su complejidad, pero sobre todo su reparto poco equitativo. El problema, además de las cuantías, es que hasta ahora se puede quitar a dedo a quien tiene derecho a ella, comentan fuentes de AEGC. El testimonio de un agente consultado por este diario va en esa misma línea: “Yo en cuatro años he cobrado plus de productividad dos veces, mientras la gente de oficina (servicios burocráticos) prácticamente se lo lleva todos los meses”. “Lo mío es por méritos, pero conozco a algún compañero que en cinco años, nada”, añade. Vozpópuli se ha dirigido a la Dirección General para conocer su valoración al respecto sin obtener respuesta.

Las asociaciones de guardias civiles pelean por “un reparto justo y equitativo” por escalas, objetivos, desempeño, etc. Sin embargo, mientras la AUGC presiona con una actitud más inflexible, la AEGC no ve el panorama tan negro y considera que las reuniones del Grupo de Trabajo de Productividad van a traer mejoras después de que se tuvieran en consideración algunas de sus alegaciones para ser incluidas en el próximo borrador de la nueva Orden General. Aunque las mejoras conseguidas no son todas las que quisieran, valoran positivamente posibles cambios como la división en dos tramos de la productividad por objetivos de Seguridad Vial (O3) de forma que uno de ellos sea fijo (75%) y se cobre siempre en compensación a las peculiaridades de los servicios de la Agrupación de Tráfico; y otro variable (25%), que podría no cobrarse si el mando así lo propone. Actualmente, la percepción de los complementos por productividad en este área dependen de la puntuación obtenida por cada agente y de la decisión final de los superiores, por lo que la lucha por no perder esa parte de su salario se traduce en una carrera para poner más multas no exenta de presiones, según denuncian los propios trabajadores. Con este nuevo sistema, si un agente fuera propuesto para no percibir la productividad, al menos sí ingresaría un 75% y seguiría cobrando el concepto denominado F2, que retribuye la actividad y dedicación habitualmente desarrolladas indistintamente en cualquier turno de días laborables o festivos. Otra novedad que podría incorporarse en 2015 es que se incremente el porcentaje de la F2 hasta el 25% sobre la cuantía establecida para el complemento de destino, en lugar de entre el 11 y el 19% actuales.

La amenaza del expediente 

La posibilidad de ser expedientados frena a colectivos y guardias a la hora de movilizarse, pero en las grandes manifestaciones las identificaciones son más difíciles y son los organizadores quienes suelen ser señalados 

De momento, la organización es a nivel provincial, pero la voluntad de la AUGC es planificar una gran movilización “si esto no se soluciona”. Desde 2007, los miembros del Instituto Armado no pueden manifestarse vistiendo el uniforme reglamentario, atendiendo a lo dispuesto en la Ley Orgánica 11/2007 reguladora de los derechos y deberes de los miembros de la Guardia Civil. El apartado que prohíbe a los guardias civiles “organizar manifestaciones o reuniones de carácter político o sindical” está derogado (Ley Orgánica 11/2011) y sustituido por el artículo 13.1 de la Ley Orgánica 9/2011 "de derechos y deberes de las Fuerzas Armadas, que amplía la prohibición a la "participación activa" por lo que la convocatoria puede entrañar más dificultad que la de 2010. Además, la interpretación que se puede hacer de la exigencia de neutralidad propia de la condición de la Guardia Civil (apartado 3) es muy amplia, por lo que basta con portar una pancarta para poder ser expedientados, explican desde los servicios jurídicos de la AUGC. La normativa es tan diversa y compleja que hasta ha merecido una recopilación en una publicación específica.

Es precisamente la amenaza de un expediente lo que frena tanto a los colectivos para organizar movilizaciones reivindicativas, como a guardias a título individual para secundarlas. Preguntado por las intenciones de unirse a una posible manifestación, uno de los agentes consultados recuerda el carácter militar del cuerpo: “Dudo que participara porque eso podría truncar todas mis posibilidades de promoción”. Y habla del peligro de ser identificado porque “tu nombre ya estaría marcado para siempre”. Hace apenas un año, fueron expedientados siete agentes por participar en una manifestación en Badajoz y ocurrió lo mismo con otros siete en Burgos. En este último caso, aunque al final se acabó archivando, los expedientados estuvieron “en vilo” durante 6 meses. Los representantes de los trabajadores cuentan con este obstáculo, pero también creen que cuando se trata de una movilización a nivel nacional señalarían en todo caso a los organizadores, y no se sienten intimidados porque piensan recurrir. En 2010, la protesta se saldó sin expedientados.

Tan quemados como el resto de la sociedad

Desde la AUGC afirman que en la Guardia Civil están “tan quemados como el resto de la sociedad” porque no han avanzado en nada y sin embargo han retrocedido en muchos aspectos. La mejora de la jornada laboral es una vieja reivindicación y un asunto “de vital importancia dentro de la Guardia Civil”, cuyos miembros han sufrido una pérdida del 20% de su poder adquisitivo en los últimos años. Ya en la multitudinaria manifestación de 2010, los derechos laborales, junto con la petición de desarrollar los derechos y deberes contemplados en la ley aprobada en 2007, fueron el centro de las protestas. La década se estrenaba con un año especialmente movido en el cuerpo ya que los trabajadores públicos también protagonizaron la huelga de ‘bolis caídos’, pero a día de hoy los guardias civiles siguen quejándose de que la jornada es más larga que en el resto de cuerpos policiales (166 horas al mes) y de la falta de previsión de los servicios, sin apenas tiempo de planificación de turnos. Además, piden que se apliquen los llamados índices correctores para retribuir debidamente las jornadas en días festivos o la nocturnidad.

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