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España

Una barredora y ayuda para las fiestas a cambio de un festival que te destroza el pueblo

Una imagen de la playa del municipio.

Este jueves comenzó la fiesta, el ruido y alguna que otra orgía. Villaricos, pedanía de Cuevas de Almanzora (Almería), menos de mil habitantes, multiplica los próximos días su población por 50. Más de cincuenta mil personas asisten a la Dreambeach Villaricos, uno de los grandes festivales de música electrónica de España. Este año los organizadores lo han colocado a las orillas del Mediterráneo, un poco más lejos del pueblo que no duerme por el ruido y las molestias que provocan miles de personas pasándolo bomba.

Esta situación se reproduce en varias localidades españolas. En algunos pueblos los vecinos se han organizado y han logrado vencer al organizador y al Ayuntamiento, como es el caso de Vilanova y Geltrú. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña suspendió la licencia al Nowa Reggae que tendrá que buscar otra ubicación. El Tribunal consideró que el festival vulneraba la normativa acústica y obligaba a indemnizar con 3.000 euros a cada uno de los vecinos que reclamaron.

El alcalde de Cuevas de Almanzora, Antonio Fernández, asegura que el festival se celebra en una finca privada y que cuenta con todas las medidas de seguridad necesarias, incluida la Policía Municipal, Guardia Civil y agentes privados. Respecto a las normas de medio ambiente afirma que se cumplen, incluido el dominio público terrestre, es decir el respeto a la playa.

Los vecinos denuncian que en los últimos días se han destrozado miles de plantas cerca de la playa para permitir ampliar el aforo

Pero algunos vecinos han denunciado que en los últimos días se han machacado miles de plantas situadas en las cercanías de la playa para permitir ampliar el aforo. El festival se inició en Villaricos con el anterior alcalde del PP, Jesús Caicedo, que en una ocasión dijo a un grupo de personas que estaba harto de los problemas que le ocasionaba la fiesta y al año siguiente le renovó para varios años. "Así era Caicero", dicen en el pueblo.

El actual edil ha dicho a este periódico que han renovado por cuatro años el macro festival y está encantado con la fama que le da a Villaricos estos cuatro días de marcha. La música multiplica el trabajo del Ayuntamiento, el trabajo de la policía, las basuras,... pero no importa, porque el pueblo logra una barredora y una ayuda para las fiestas por destrozar por unos días la playa y los aledaños.

El alcalde afirma que no tienen conocimiento de que se produzcan protestas de los vecinos. Sin embargo, uno de estos vecinos se queja de que los que no quieren pagar el camping duermen y hacen sus necesidades en las playas cercanas y tiran sus desperdicios sin importarles el medio ambiente. No se conoce ninguna actuación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ni con el anterior gobierno del PP ni con el actual del PSOE.

Un vecino se queja de que los que no quieren pagar el camping duermen y hacen sus necesidades en las playas cercanas

El alcalde dice que cuentan con infraestructura hotelera suficiente para las miles de personas. Los vecinos que no quieren el festival dicen que las autoridades saben que la zona está casi llena en agosto, incluido Garrucha, Vera y Mojácar y que cientos de personas duermen a la intemperie en las playas. Para colmo, el año pasado impedían a los asistentes acercarse a comprar a las tiendas del pueblo, lo que provocó el enfado de los establecimientos que vendían miles de litros de agua y comida.

La empresa organizadora está encantada con el festival. Las 50.000 personas que acudirán compran entrada de día a 50 euros o el bono de los 80 euros para los cuatro días. En total la facturación supera los cuatro millones de euros. "Las molestias para los vecinos que no duermen cuatro días se compensa con una barredora y ayuda para las fiestas, parece una burla", afirma un veraneante de un apartamento.

VillanuevaGeltrú no ha sido el único pueblo que ha vencido a un organizador de festivales. En la localidad valenciana de Alboraia el Ayuntamiento ha denegado el permiso para un macrofestival que había vendido ya 20.000 entradas, el Marenostrum. El Arenal Sound también tuvo problemas similares por el ruido y la cercanía del festival a la playa.

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