Quantcast

España

Una narco se jacta de haber sentado a un testaferro a cenar con Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre, en un acto celebrado el pasado 13 de abril.

El sumario de la Operación Edén, el mayor golpe policial dado nunca contra el tráfico de cocaína en Madrid, revela como el presunto cabecilla de la misma, el empresario hispano colombiano Laurentino Sánchez Serrano, más conocido como Lauro, intentó conseguir favores políticos para agilizar la licencia de apertura de, al menos, un local en el que supuestamente pretendía blanquear parte de sus beneficios de la droga. Una conversación grabada por la Policía en junio de 2009 entre él y su abogado, Roberto Rodríguez Casas, también imputado a la causa, muestra cómo ambos se jactan de haber sentado a uno de sus testaferros a una cena con la mismísima presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y dos alcaldes de su partido, los de Majadahonda y Pozuelo de Alarcón, cargos ocupados entonces por Narciso de Foxá Alfaro (aún regidor de este municipio) y Gonzalo Aguado.

El supuesto traficante bromeó con la posibilidad de que su hombre de paja se hiciera una foto con la presidenta

En dicha conversación, desarrollada poco antes de las siete de la tarde del 26 de junio de aquel año, Lauro realiza una llamada al móvil de su abogado, al que los informes policiales señalan como “el encargado de dar apariencia de legalidad a todas las operaciones” realizadas por el empresario, en la que hablan sobre los trámites para simular la venta a un tercero de una discoteca para, de ese modo, conseguir la apertura de la discoteca. Ese testaferro era presuntamente Jesús G.P., otro empresario que supuestamente había aceptado ejercer ese papel en el negocio y que ese día debía reunirse con altos cargos del PP. Este es el diálogo registrado por la Policía y que aparece recogido en el sumario:    

Lauro: Que… eh… A ver, sabes cómo le ha ido en la comida a este hombre, a G. [Jesús G.P.].

Roberto: Qué va, tiene cena, la tiene ahora.

L: Ah, tiene cena.

R: Es cena, es cena. Acabo de estar con él.

L: ¿Ayer no hubo un descojono en el ayuntamiento de Majadahonda? La Policía intervino y tal.

R: No tengo ni idea, bueno lo que hubo es por el caso Gürtel. Están revisando documentaciones y cosas de esas en los ayuntamientos.

L: Por eso.

R: Pero no tengo ni idea.

L: Como me dijiste que iba a comer con el alcalde de Majadahonda, pues digo.

R: Hoy, Hoy, cena con Esperanza Aguirre, el alcalde de Majadahonda y el de Pozuelo.

L: Madre mía, Esperanza.

R: Sí.

L: Cómo se deje fotografiar.

R: Luego te llamaré y te cuento.

Según los informes policiales, Roberto y Lauro “estarían utilizando a personas interpuestas para que Lauro no figurara al frente de alguno de los negocios que estaría intentado abrir, concretamente en Pozuelo. Intentaban cambiar de nombre las acciones de un socio, que al parecer es molesto para el Ayuntamiento de Pozuelo, para poner a otro, a cuyo nombre podrían realizar la gestión con el Ayuntamiento a buen término”. Esa persona, destacan los agentes autores del informes, es Jesús G.P., el testaferro que supuestamente se sentó con Aguirre y los dos alcaldes del PP. El negocio, una discoteca, abrió finalmente sus puertas.

Fuentes del equipo de comunicación de la presidenta de la Comunidad de Madrid han reconocido a Vozpópuli que dicha cena pudo producirse, aunque dado el tiempo transcurrido no pueden confirmar la presencia o no del presunto testaferro. “Ella asiste a muchos actos y en ellos le saluda a mucha gente que no conocemos. Algunos luego usan el nombre de Esperanza Aguirre”, añaden.

De Castilla-La Mancha a Panamá

Los contactos políticos de Lauro y su hombre no se limitaban, sin embargo, a la Comunidad de Madrid. La investigación policial que llevó a su detención a comienzos de 2011 reveló que incluso consiguió que otros testaferros suyos se reunieran con el entonces vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha del socialista José María Barreda, Santiago Moreno, a finales de 2010. Su intención era abordar la explotación en exclusiva durante tres años la terminal de carga del ruinoso aeropuerto de Ciudad Real para hacer aterrizar en sus pistas cada semana un avión procedente de Perú cargado con hasta tres toneladas de cocaína.

Los tentáculos del grupo llegaban, incluso, al extranjero, en concreto, a Panamá, donde el abogado Roberto Rodríguez y el empresario de la cena con Esperanza Aguirre, Jesús G. P., planearon la creación de un banco en el paraíso fiscal de Panamá a través de testaferros y empresas interpuestas, y con la ayuda de una entidad bancaria portuguesa y dos árabes, según se desprende las comunicaciones telefónicas interceptadas por la Policía. La red llego a invitar a un miembro del Gobierno del país centroamericano a un partido en el Santiago Bernabeu: “El ministro de Economía de Panamá está muy agradecido conmigo por ponerle en el palco con Florentino”, puede leerse en un sumario lleno de sorpresas y nombres conocidos.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.