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España

La resistencia del PSOE en Andalucía complica el 'sorpasso' de Unidos Podemos

La presidenta de la Junta de Andalucía y secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, en un mitin en Torremolinos (Málaga).

“Esta campaña se ha convertido ya en un referéndum sobre el futuro de nuestro país, sólo hay una pregunta que están haciéndose los partidos tradicionales: ¿podrán los de Podemos o no podrán? Es en Andalucía donde se va decidir el desempate, es en las ciudades y los pueblos de Andalucía donde se decide el desempate”, recalcó el número dos de Podemos, Iñigo Errejón, el pasado sábado en el momento más álgido de su mitin en Sevilla. Andalucía, la comunidad que aporta más diputados al Congreso (61), será clave el 26-J, ya que del reparto de fuerzas que arrojen ahí las urnas dependerá en buena medida si hay finalmente sorpasso de Unidos Podemos al PSOE en votos y escaños.

Estas palabras dejaban entrever el sábado cuál es la principal preocupación de los estrategas de Podemos para esta segunda semana de campaña. Según fuentes internas consultadas por Vozpópuli, el partido está encontrando serios problemas para atraer en Andalucía a más exvotantes socialistas, aunque creen que todavía tienen "tiempo y margen suficientes" para pescar nuevos apoyos en el mayor caladero de votos del PSOE. Más allá de sumar los votantes de IU el 20-D, no perciben apenas trasvase. Ante ello, Podemos trata de revertir la situación. “Somos el único voto útil para ganar al PP”, es la consigna, apuntan las fuentes citadas, que han recibido los cuadros del partido en Andalucía para afrontar esta recta final hasta el próximo 26 de junio.

La formación morada recurre al nacionalismo andaluz para dar un último empujón a su candidatura

La resistencia que está oponiendo el PSOE de Susana Díaz ha llevado a la formación de Pablo Iglesias a la búsqueda de votos por el lado del nacionalismo andaluz. Así, a través de un texto denominado Llamamiento por Andalucía, han elaborado un argumentario con el que dar un último empujón a su candidatura en esta comunidad. Las apelaciones a una especie de ‘patriotismo andaluz’ son numerosas. Por ejemplo, el partido que dirige Teresa Rodríguez-Rubio en la región equipara el 15-M, el de los indignados en la Puerta del Sol en 2011, con dos fechas que han marcado la historia reciente de Andalucía: el 4 de diciembre de 1977, con cerca de dos millones de andaluces en la calle, en los estertores del franquismo, exigiendo un gobierno autónomo, y el 28 de febrero de 1980, día del referéndum de autonomía.

Según Podemos, “el 4 de diciembre de 1977 en la calle y el 28 de febrero en las urnas, pasando por las cláusulas infames del artículo 151 de la Constitución, conseguimos ejercer nuestro derecho a decidir” y “Andalucía nació como unidad política federable”.

En este contexto, el partido morado se compromete a trabajar “para establecer un nuevo marco de autogobierno que permita poner a Andalucía en el puesto que merece”. “La segunda transición española pasa por una nueva transición andaluza desde la autonomía conquistada a la autonomía por conquistar: necesitamos más que nunca el patrimonio simbólico, cultural y político del 4D y el 28F, porque eso es patrimonio del pueblo andaluz”, subraya el texto.

De esta forma, Podemos vuelve a referirse al hito del 4 de febrero dándole un tinte independentista o secesionista, como ya hizo su líder, Pablo Iglesias, en el debate ‘a cuatro’ de la campaña del 20-D, cometiendo en este asunto su principal desbarre en un espacio del que, no obstante, salió ganador. El 28-F nunca entrañó ninguna aspiración separatista por parte del pueblo andaluz, sino que expresó su voluntad de contar con un estatuto de autonomía que equipara su condición a la de las comunidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia.

La importancia del 'voto oculto'

Por su parte, ante el acecho de Unidos Podemos, los socialistas andaluces se han conjurado para “dar la vuelta en las encuestas” el domingo. Han recuperado así el espíritu de las grandes remontadas en los sondeos, el de las elecciones autonómicas de 1996 y de 2012. En las primeras, la pinza que formaban PP e Izquierda Unida, Javier Arenas y Juan Carlos Rejón, parecía haber condenado al fracaso al socialista Manuel Chaves, pero un arreón final le mantuvo en el Palacio de San Telmo. En su caso, Rejón, coordinador general de IU en Andalucía entre 1988 y 1997, ya concurrió el pasado 20-D en las listas de Podemos como número tres por Sevilla y quedó cerca de obtener el escaño.

En la otra cita, los comicios del 25 de marzo de 2012, el PSOE llegó al día de la votación con la mayoría de sondeos en contra (incluso algunas israelitas), que le dejaban fuera de la Junta de Andalucía por primera vez en treinta años al no serle suficiente la suma con IU. Sin embargo, y pese a la victoria del PP, los socialistas conservaron el poder en unas elecciones donde, según los sociológicos, la corrupción de los ERE fraudulentos no pasó factura y el voto oculto terminó siendo determinante. Quizá esta vez también lo sea.

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