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España

¿Para qué sirve la jornada de reflexión?

Pedro Sánchez, junto a su esposa, Begoña, en una comida con amigos en casa durante la jornada de reflexión.

Es ley y costumbre. El día antes de las elecciones no hay propaganda, ni mítines, ni debates, ni mensajes partidistas. Después de catorce días pidiendo el voto por todos los rincones de España, este sábado ningún candidato puede hacerlo. ¿Es la jornada de reflexión un anacronismo o pervive su espíritu original?

La norma no permite tampoco la publicación de encuestas durante los cinco días anteriores a los comicios. Pero llevamos desde el martes pendientes de la picaresca frutera andorrana. Aunque este sábado sólo esperábamos retratos costumbristas de los candidatos jugando al baloncesto, corriendo con el perro o de picoteo casero con los amigos, el PSOE ha vuelto a aprovechar el último día para colar una campaña en Twitter. Esta vez, haciendo referencia al mercado de la fruta bajo el hastag 

La habilidad para burlar la Ley y el nuevo entorno digital invitan precisamente a reflexionar sobre la utilidad real de la jornada de reflexión. ¿Puede un solo día cambiar la dirección del voto? ¿Qué importancia tiene el resto de la campaña? Las tradicionales estrategias parecen haber dejado paso a una americanización de la política, en la que el peso del partido y de las ideas claudica ante la imagen del candidato.

Hasta el presidente en funciones Mariano Rajoy ha visitado los platós de televisión para humanizarse e intentar deshacerse del recuerdo del plasma. No hay más que ver a Pedro Sánchez con Begoña Gómez siguiéndole allá donde va, como una futura primera dama. O aquellos tercios de cerveza con los que brindaron Pablo Iglesias y Alberto Garzón tras anunciar su confluencia. Todos ellos son símbolos que intentan acercar al candidato a sus potenciales electores y al grupo de los indecisos. 

¿Un día sin teatro?

En el origen del día de reflexión está el hecho de tener un día de paz y serenidad para evaluar qué papeleta introducir en la urna. Pero, ¿hasta qué punto no se están creando fronteras artificiales? La propaganda política circula por las redes sociales sin ningún tipo de cortapisa en el último día antes de la votación. Y la Junta Electoral tiene poco que hacer ante ello. El debate y la confrontación de ideas en la nueva ágora pública no se detiene. Países como Alemania, Estados Unidos o Reino Unido no cuentan con un día así, mientras que sí existe en Francia o Portugal.

Pablo Simón: "Si el argumento para no publicar encuestas 5 días antes de la elección es que influyen en el votante, ¿por qué no prohibimos la campaña?"

Aunque la psicología dice que tomamos las decisiones políticas de forma impulsiva, guiados más por la pasión y la emoción que por la razón, ¿cuántos votantes cambiarían su papeleta en caso de no tener un día de descanso? Es cierto que el ser humano tiene tendencia a recordar lo más inmediato. Pero ¿acaso hay alguna forma de medir si reflexionamos mucho o poco el día previo a la cita electoral? ¿Es posible ganar el partido en el último minuto? Como reflexionaba en Twitter el politólogo y editor de Politikon Pablo Simón, "si el argumento para no publicar encuestas cinco días antes de la elección es que influyen en el votante, ¿por qué no prohibimos la campaña?".

Quizás lo único capaz de modificar de manera significativa la decisión final de unos pocos electores sería que alguno de los candidatos cometiese un error desproporcionado en las horas previas a la votación. Así que, para lo que sí parece servir la popular jornada de reflexión es para que tanto los aspirantes a presidir el Gobierno como sus equipos de campaña se tomen un último respiro antes del 26J y del baile de acuerdos y desacuerdos que le seguirán.

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