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España

Rivera se convierte en la ‘pesadilla’ de Rajoy y ensombrece a Iglesias

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se quitó la corbata para este debate (la llevó granate en el del 20-D) y fue la mejor señal de que venía relajado a la contienda, no con los nervios que le jugaron tan mala pasada en la cita de diciembre, cuando se esperaba de él una intervención con mayor aplomo a la hora de enfrentarse a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y sobre todo con mensajes más contundentes contra Podemos. Con Pedro Sánchez, socio en la legislatura fallida, hubo guante blanco. Lo mismo que en la sede de Ciudadanos en Ventas, donde se escucharon grandes aplausos al líder socialista cuando recordó a Pablo Iglesias su voto en contra para impedir un gobierno reformista con Ciudadanos, así como el affaire Monedero.

Al candidato de C’s le funcionó esta vez la relajación y la motivación previas: sesión de piscina e himno del Centenario del Sevilla FC

Rivera aprendió de los errores del pasado y dio muestras este lunes de haber ensayado minuciosamente el contraataque y la puesta en escena. El líder centrista se convirtió en el grueso del debate, en política económica, en el principal azote del Gobierno de Mariano Rajoy, el que le reprochó de manera más directa su “conformismo” frente al empleo precario (“prometió 3.000 millones de empleos y no lo ha conseguido”) y en la ayuda a los autónomos, su “recorte” en I+D (de “6.000 millones de euros”), su subida del IRPF y del IVA cuando “lo había negado” ello en el debate electoral de 2011 que tuvo con Rubalcaba (PSOE) o su incumplimiento del déficit y su posterior carta a Bruselas.

Antes del debate, los temores de Rajoy estaban centrado sobre todo en la figura de Rivera y los peores augurios se cumplieron: el líder naranja ha sido esta noche su pesadilla. Tanto que el líder del PP trató casi siempre en sus intervenciones devolver primero los golpes al presidente centrista. “Nosotros hemos propuesto 35 grandes medidas para los autónomos. Se puede hacer más, pero el Gobierno se ha preocupado por los autónomos” o “el 75% de las personas que tienen contrato en España, lo tienen fijo. Hablar está muy bien, luego dar trigo es complicado”, fueron respuestas directas de Rajoy a los embates de Rivera.

El líder del PP trató casi siempre en sus intervenciones devolver primero los golpes al presidente de Ciudadanos

Al líder de C’s le funcionó esta vez la relajación y la motivación previas al debate: la sesión de piscina que tuvo por la mañana y el himno del Centenario del Sevilla Fútbol Club interpretado por El Arrebato que sonó en la furgoneta de su equipo, la que le llevó al Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Rivera se mostró más pausado y explicativo a la hora de hacer propuestas que la vez anterior y buscó la cámara para llegar al votante, para conquistar a ese 30% de indecisos que será crucial.

Entre tales medidas citó que los autónomos por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) podrán darse de alta sin tener que pagar cuota; que la sanidad, la educación y la independencia se cubran de igual modo en toda España; que los informes médicos se compartan entre comunidades autónomas o que el inglés sea lengua vehicular en las aulas. Y hubo una promesa que destacó sobre el resto: la de revertir los 8.000 millones perdonado en la amnistía fiscal de Montoro a defraudadores como “Bárcenas, los Pujol, Cañete…” Fue Rivera y no Sánchez quien pronunció antes a Rajoy el nombre de su extesorero maldito (luego le enseñó la cartulina con los famosos mensajes SMS que ambos se intercambiaron) o el de la exalcadesa de Valencia Rita Barberá por refugiarse en su aforamiento como senadora en el caso Taula. Este cerco al jefe del Ejecutivo en funciones tuvo su respuesta cuando atribuyó a Rivera una “mentalidad inquisidora” por “querer ser juez, fiscal, tribunal sentenciador y Tribunal Supremo”. El candidato centrista le replicó que es el Gobierno, previo paso por el Parlamento, quien tiene la última palabra en el nombramiento de los jueces. El líder popular le reprobó que pusieran en duda la independencia del poder judicial.

Además, Rajoy en otro intento por zafarse de Rivera dijo que él no había “cobrado nunca dinero negro”, a diferencia de lo reconocido por el líder naranja en el programa Salvados. El aludido contestó que el entrevistador Jordi Évole le preguntó en realidad si alguna vez “había pagado” (no “cobrado”) en dinero negro, algo que Rivera sí confesó, propinando acto seguido su mayor revés al dirigente del PP: “Usted luego cobra sobres”, sentenció.

“La nueva política merece un nuevo gobierno”

Con este tono duro ante Rajoy, el candidato naranja alejó por algunos momentos la posibilidad de permitir su continuidad al frente del Ejecutivo mediante una abstención. “No le voy a llamar indecente”, dijo Rivera al presidente del PP, alejándose del golpe bajo que empleó Pedro Sánchez en su día, pero “la nueva política merece un nuevo gobierno”, recalcó. Sin embargo, al final, preguntado sobre la figura de Rajoy, dijo que “no hay vetos” de partida, aunque insistió en que “los votantes de ciudadanos quieren cambios, reformas, tendiendo la mano a los votantes del PP. Por supuesto que habrá acuerdo. La pregunta no es tanto con quién sino para qué”, remarcó Rivera, apelando a la unión de las fuerzas constitucionalistas (PP, PSOE y Ciudadanos). Al menos por un día, la polarización de la campaña, entre PP y Podemos, naufragó.

La cartulina, la cuidada puesta en escena, esta vez fue un arma clave para Rivera: también le mostró a Iglesias un antiguo ‘tuit’ suyo para afearle que su modelo económico sea el de Grecia. “Si subimos la clase media a los trabajadores los machacamos, así no se aumenta el consumo. No se pueden subir impuestos y esconderlos detrás del catálogo de Ikea. El modelo griego no lo queremos para España”, espetó el líder naranja al secretario general de Podemos.

"Podemos no tiene deuda con los bancos porque le da el dinero el Gobierno de Maduro"

Luego vinieron más dardos a la formación morada que terminaron por ensombrecer a Iglesias, con menos brillo que en el debate de diciembre. El exeurodiputado se mostró especialmente incómodo con los ataques de Rivera. Le llamó “fiel escudero de Rajoy”, vinculó a Ciudadanos con “las nuevas generaciones del PP y dijo que “enntre la copia y el original me quedo con el original”. Aunque Iglesias se vio acorralado sobre todo cuando el líder naranja le indicó que Unidos Podemos (vía IU) “tiene una deuda de 11 millones de euros con los bancos” y que su formación no tiene “porque a usted le da el dinero el Gobierno de Maduro”, dijo Rivera citando los 7 millones que recibió la fundación Ceps del régimen venezolano. “No se ponga nervioso. Usted en este tema debería estar más bien calladito. No den lecciones”, le soltó al exeurodiputado.

Un "Gobierno con las manos limpias"

En su alegato final, Rivera recurrió una vez más a su habitual “Tengo un sueño” (de Martin Luther King) de un país sin corrupción, sin populismos, y se comprometió a liderar “un cambio a mejor” en España. “El 26 de junio empieza el futuro, el futuro está en sus manos”, fue su última llamada a la ilusión al electorado. En su comparecencia a la salida del debate, Rivera ha vuelto a enfatizar que C's trabajará para que haya un “Gobierno con las manos limpias”.

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