La mirada del candidato despechado: Sánchez, incapaz de esconder su ira hacia Rajoy

Ni siquiera el funeral por los policías asesinados la semana pasada en Kabul sirvió de tregua en la guerra que el lunes por la noche, durante el debate televisado, declaró el líder del PSOE, Pedro Sánchez, al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su afán de recortar distancias en la recta final de campaña. Apenas un frío apretón de manos entre ambos, con los ojos de Sánchez clavados en el rostro de Rajoy, una mirada seria, casi amenazante, como si el jefe de la oposición aún no hubiese aceptado el final de la batalla dialéctica librada 24 horas antes.

A cuatro días de las elecciones, la campaña se ha visto sacudida por la subida de tensión del cara a cara entre Rajoy y Sánchez, cuya agresividad con el presidente a cuenta de la corrupción le sitúa en el caladero de los votantes indecisos de izquierdas donde también pesca Podemos. Para el PP, que ha presentado a Sánchez como un "macarra político", un "boxeador desesperado" y hasta un "chulo de barrio", éste "se pasó de frenada" y se equivocó al bajar al fango para buscar el voto de la izquierda cuando habría ganado más dirigiéndose al votante de centro. En el PSOE, sin embargo, se muestran satisfechos; sostienen que Sánchez dijo "lo que muchos millones de españoles piensan" y se reafirman en su táctica.

No parece, pues, que la tensión entre ambos líderes acabase en el mismo momento en el que ambos se despidieron antes de abandonar el plató, como ha dicho el moderador, Manuel Campo Vidal. La imagen de la despedida a los agentes asesinados por los talibanes en la capital afgana, ceremonia a la que asistieron los máximos dirigentes del PP, el PSOE, Ciudadanos, Podemos y UPyD, y que estuvo presidida por los reyes, es una prueba más de que tanto Sánchez como Rajoy no cederán ni un sólo milímetro en su lucha por captar nuevos votantes el 20D.