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España

Las urnas dejan a Urkullu manos libres para gobernar con acuerdos puntuales con Bildu y PSE

El candidato a lehendakari por el PNV, Iñigo Urkullu, durante su comparecencia en Bilbao tras ganar las elecciones.

El guión se ha cumplido. Las primeras elecciones autonómicas en el País Vasco sin la sombra de la violencia de ETA se ha saldado con un amplio triunfo nacionalista que ha logrado 48 de los 75 escaños de la Cámara de Vitoria. Antes de la cita con las urnas, todos daban por seguro una nueva victoria del PNV y nadie dudaba de que EH Bildu iba a colocarse como segunda fuerza política. La única duda era saber cuál iba a ser la diferencia entre ambas formaciones. Al final, holgada: seis escaños que permitirán a la formación liderada por Iñigo Urkullu apostar por un gobierno monocolor en minoría.

El PNV, pese a perder tres escaños respecto a las anteriores autonómicas, daba ayer evidentes muestras de abierta satisfacción tras saber que recuperaría el poder sin necesidad de pactar pese a quedarse lejos de una mayoría absoluta que nadie esperaba por imposible. Descartada la coalición con su nuevo gran rival político, EH Bildu, también se ha arrumbado en las filas peneuvistas la idea de volver a algún tipo de acuerdo con los antiguos socios del PSE pese a que hace años está fórmula de pacto (nacionalistas de derecha con constitucionalistas de izquierda) era la mejor vista por la sociedad vasca. Ahora nadie duda que no la desean ni unos ni otros.

En Sabin Etxea se descarta llegar a un acuerdo de legislatura con ninguna otra fuerza política

El PNV sabe que hacerlo sería dar a los herederos de Batasuna todo un arsenal de argumentos soberanistas que le puede pasar seria factura en futuras citas con las urnas. Pero además, tras el batacazo de Patxi López, que ha perdido nueve de los 25 escaños que obtuvo en 2009, no sabría muy bien con quién negociar dentro de una formación en la que todo apunta a una larga pugna interna por encabezar una renovación aún sin nombres claros. De todos modos, Urkullu sabe que no lo necesita para la investidura. En el PNV se da por seguro que en la segunda vuelta conseguirá ser elegido lehendakari y, por tanto, creen que someterse a un desgaste prematuro por conseguir un pacto con otra formación es innecesario. Sobre todo cuando los indicadores económicos apuntan que en el País Vasco lo peor de la crisis está aún por llegar y les cogerá a los nacionalistas vascos en el poder.

Por ello, ayer en Sabin Etxea se apuntaba abiertamente por acuerdos puntuales, que en los grandes temas económicos intentarán que sean a varias bandas. El discurso de ayer de Urkullu tras conocerse los resultados definitivos iba en ese sentido. Más institucionales que de noche electoral, sus palabras apostaron abiertamente por buscar grandes acuerdos en las tres principales cuestiones de la política vasca actual: la crisis económica, la paz y la convivencia, y la búsqueda de un "nuevo proyecto político compartido para Euskadi".

Éxito con dos pegas

Sin embargo, el líder jetzale no es el único que ha salido respaldado por las urnas. También lo han sido los dirigentes de la izquierda abertzale que en su día apostaron por el fin de la violencia terrorista, con el encarcelado Arnaldo Otegi a la cabeza. Éstos han visto que el doble silencio de ETA durante la campaña electoral (de armas y de comunicados) le ha permitido volver a la Cámara de Vitoria con la fuerza que da ser la segunda fuerza político en el País Vasco.

Sin embargo, la euforia de los resultados logrados por su candidata Laura Mintegi no oculta una doble frustración. En primer lugar, la sensible distancia final con su gran rival en el espacio soberanista, el PNV. Y en segundo, que pese a conseguir los mejores resultados de la izquierda abertzale en unas autonómicas, no ha conseguido romper el techo que ya fijó la coalición en los últimos comicios municipales y generales, donde concurrió como Bildu y Amaiur respectivamente.

En San Sebastián, donde Bildu gobierna, la coalición ha perdido más de 3.000 votos y ha pasado a ser la tercera fuerza

El ejemplo más claro de esto último es San Sebastián, donde la coalición gobierna. En las municipales, a las que concurrió como Bildu (sin Aralar) y en las generales, en las que se presentó con Amaiur (esta vez con Aralar, como ahora), la coalición de izquierda consiguió mayor número de votos (24.842 y 24.435, respectivamente) que ahora, que se ha quedado en 21.193 sufragios. De hecho, en la capital guipuzcoana, los herederos de Batasuna y sus socios son ahora la tercera fuerza política, por detrás del PNV y el PSE. "El victimismo les ha dado muchos votos, pero el poder desgasta y ahora lo están sufriendo", recalcaba un político vasco ayer a este diario.

No obstante, no hay que olvidar que los resultados de EH Bildu se han producido después de que la campaña electoral vaca haya pasado de puntillas precisamente sobre el adios a las armas de la banda armada, que el sábado cumplía el primer aniversario. Ni siquiera la izquierda abertzale ha esgrimido esta tregua en sus mítines y discursos electorales, lo que para muchos explica que la organización terrorista, de la que se esperaba un comunicado en plena jornada de reflexión lanzara un mensaje pidiendo el voto para los herederos de Batasuna, no se haya pronunciado. "Hasta la izquierda abertzale pensó que tenía algo que perder si sacaba al debate electoral una cuestión que los otros partidos parecían haber pactado de un modo tácito no tocar en campaña", reflexiona un político vasco.

ETA ha pasado de puntillas por la campaña. Ni Bildu ha mencionado a la banda ni ésta se ha pronunciado

Por ello, será importante ver cómo la coalición de partidos aborda la cuestión del fin de ETA, y sobre todo el problema de los presos etarras, cuando ocupe sus 21 escaños de la Cámara de Vitoria. Sus líderes saben que las urnas les han respaldado en su apuesta por las vías políticas, pero desconocen cómo reacionará ese sector de la banda y de sus base social que aún hoy es reacio al firmar el fin de la organización terrorista sin más. El pasado viernes, la agencia VascoPress revelaba que la banda sigue enfrascada en un debate interno en el que se excluye por ahora la disolución del grupo y que, de hecho, plantea su continuidad como organización clandestina. 

La renovación en el PSE

Sin embargo, donde más revueltas bajan las aguas tras la cita de este domingo es en las filas de los partidos constitucionalistas, La dura derrota augura una renovación profunda entre los socialistas vascos, con la marcha de Patxi López a la política nacional como algo ya casi seguro. La única duda es si la vieja guardia, con Rodolfo Ares, el auténtico poder en la sombra del partido con el respaldo manifiesto de Alfredo Pérez Rubalcaba, seguirá los pasos del aún lehendakari en funciones o intentará controlar la futura ejecutiva que salga en los próximos meses.

En el PSE se da por segura la marcha de Patxi López a Madrid y el inicio de una renovación sin un favorito claro

Ayer se empezaban a manejar ya nombres de posibles sustitutos para López. Había quien hablaba, pero sin demasiada convicción, de repescar a Eduardo Madina de su puesto en el Congreso de los Diputados. Otros apostaban por valores en alza, como el alcalde de Portugalete (Vizcaya), Mikel Torres. Aunque quien despunta con más fuerza es una mujer: Idoia Mendia. La hasta ahora consejera de Justicia y portavoz de ejecutivo vasco, se ha fogueado en la primera línea política durante el gobierno socialista de Vitoria y ayer eran muchos los que la veían como la opción más seria para iniciar la renovación del partido.

El socio parlamentario del PSE en la anterior legislatura, el PP, tampoco ha salido bien parado de las urnas. Antonio Basagoiti ha visto reducida su fuerza en la Cámara de Vitoria de los 13 escaños de que dispuso en 2009 a 10 después de perder más de 16.000 votos. Incluso en 'su' territorio, Álava, la formación ha quedada relegada al tercer puesto, por detrás de la  apisonadora nacionalista del PNV y EH Bildu. Un golpe que, sin embargo, no provocará ningún terremoto interno, según coincidían señalar durante la noche electoral varias fuentes políticas. Aunque hay quien reclamaba la marcha de su líder a Madrid para ocupar responsabilidades en el Ejecutivo central en caso de que Rajoy mueva ficha en su gabinete, lo cierto es que todo apunta a que nada cambiará por ahora en la rama vasca del partido conversador.

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