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Pablo Yáñez, número uno de C's por Salamanca: "Vamos a desmontar el discurso de humo de Podemos"

Pablo Yáñez, interviniendo desde la tribuna del Congreso de los Diputados.

Fue el diputado más joven de Ciudadanos en la legislatura fallida y se enfrenta ahora a uno de los mayores retos de la formación: conservar el escaño por Salamanca, que el sondeo preelectoral de CIS publicado el pasado jueves le arrebataba en beneficio de Unidos Podemos, que sí tendría esta vez representación por dicha circunscripción. Pablo Yáñez González (Valladolid, 1989) se topó con Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero como profesores al empezar Ciencia Políticas en Somosaguas (UCM). Sin embargo, para entonces ya se había identificado con un proyecto de regeneración, el de Albert Rivera. Afiliado a Ciudadanos desde 2007, ha sido secretario de la delegación vallisoletana, portavoz de la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística (ANLL) y asesor de C’s en la Diputación provincial de Valladolid. El más rico de Podemos, Jorge Lago, podría hacerse con su acta, pero Yáñez piensa dar batalla en esta campaña. Así lo cuenta en esta entrevista con Vozpópuli.

-Ciudadanos llegó a la campaña del 20-D con una tendencia alcista y luego se desfondó. Ahora, en cambio, se deja algún escaño con respecto a diciembre, aunque mejore en votos, y las expectativas ya no son de 60 diputados. ¿Cómo afronta C’s esta recta final al 26-J?

-Es una oportunidad de consolidar lo que sucedió el 20 de diciembre, cuando de nuevo después de muchos años el centro político se abrió un espacio en el Parlamento español, un espacio amplio de 40 diputados y que se antoja además fundamental para la etapa de acuerdos post 26J. Si el centro es fuerte, si los moderados y los que tienen capacidad de diálogo son fuertes, será más fácil construir un gobierno constitucionalista y reformista en España. Entonces, el objetivo es precisamente ése.

-¿Ha aprendido C’s de sus errores en la pasada campaña? ¿Cuáles fueron? ¿Qué cambios han introducido en la estrategia para estos comicios?

-Fuimos el único partido, de hecho, que hizo autocrítica sobre nuestra campaña electoral. Y eso ha servido para ver qué podíamos hacer mejor. Creo que la otra vez no quisimos rebatir la situación que constituía el hecho de que Ciudadanos fuera el centro de los ataques de los demás partidos. Se pudo echar en falta una mayor discusión política ante esos ataques. Ahora la actitud no va ser ésa. De cara al 20-D no conseguimos seguramente desmontar el discurso de humo y populista de Podemos y ahora vamos a hacerlo seguro. A partir de ahí toca aprender no sólo de las cuestiones comunicativas sino también organizativas y logísticas de un partido que, no nos olvidemos, hizo la primera campaña nacional de su historia el pasado diciembre.

-Otros cambios, los de 15 cabezas de cartel sin pasar por primarias, se han producido con amplio revuelo interno. ¿A qué achaca estas críticas?

-Todo es legítimo, pero el partido tiene unos estatutos y un funcionamiento interno que se han cumplido a rajatabla. El Consejo General, que es el máximo órgano entre congresos, decidió como representante de la militancia renovar la confianza en los resultados de las primarias que se hicieron antes del 20-D y lo que el Comité Ejecutivo propuso a ese Consejo General fueron determinados cambios de candidatos que por cuestiones personales habían decidido no tener un primer protagonismo o no estar en las listas. 

"Cuando al populismo le quitas la careta, la cara que tiene debajo es fea y entonces no le gusta que se le vea, pero ésa es nuestra labor"

-¿Cómo eran las clases de Iglesias y Monedero? Ahora uno de sus correligionarios puede quitarle el escaño. ¿Se lo habría imaginado entonces?

-Había un germen de un movimiento político que quizá en ese momento no funcionaba tanto como ahora porque estaban buscando la financiación, precisamente, para poder ponerlo en marcha. Tenían el mismo mensaje que ahora defienden, el mensaje populista, que hace muchísimo daño a quienes ya de por sí están sufriendo las consecuencias de la crisis. Han trasladado al momento actual lo que pasaba en facultad de Somosaguas: había políticos que no podían ir a dar una charla porque se les agredía o se les insultaba. En ella pensar diferente estaba mal visto. Todo eso lo han trasladado al mensaje político de Podemos y tienen los mismos referentes que entonces: Hugo Chávez, Evo Morales...

-Usted fue la voz de C’s que subió a la tribuna del Congreso para desmontar la medida 'estrella' de Podemos, la “Ley 25 de emergencia social”. Empleó un tono contundente que no gustó nada a los aludidos. ¿Qué les dijo?

-Ciudadanos ha venido para eso. Cuando los viejos partidos generan un caldo de cultivo, un inmovilismo y una crisis que alimentan la posibilidad de que surjan movimientos populistas, lo que hay que hacer es desmontar todo ello. Estamos hablando de gente como Eduardo Garzón, asesor de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid y hermano de Alberto Garzón, que dice que un país que imprime su propio billete, no necesita recaudar impuestos, que nunca va a quebrar... De esta manera, está jugando además con la pertenencia de España a la Unión Europea y al Euro. Ante ello, hay que hacer una labor pedagógica y decirles que la gente ya lo está pasando lo suficientemente mal como para que se cree más frustración, a base de vender humo. Esto fue lo que les dije en el Parlamento. Cuando al populismo le quitas la careta, la cara que tiene debajo es fea y entonces no le gusta que se le vea, pero ésa es nuestra labor.

-También en el hemiciclo acusó a Podemos de mantener una “cobarde equidistancia” ante los abusos del régimen de Maduro. ¿Cómo responde a las críticas que el partido de Iglesias ha lanzado contra Albert Rivera por viajar a Venezuela en precampaña, de una manera, dicen, “oportunista”?

-Más allá de la fecha del viaje, yo quiero que cuando una Asamblea legislativa de un país, legítima, invite al presidente de mi partido a hablar de derechos políticos y de democracia, mi presidente vaya y no rehúya esa posibilidad. Y además si va y encuentra una crisis que ya no es sólo política, de libertades, porque hay gente en la cárcel por pensar diferente, sino también una crisis de seguridad en la ciudad de Caracas, y humanitaria, porque hacen falta alimentos y medicinas, yo quiero un presidente de mi partido que lo denuncie, que esté al lado de quienes están sufriendo la miseria en Venezuela, que esté al lado de los presos políticos, no de los carceleros, como Iglesias. Iglesias tuvo que elegir entre votar a favor de Maduro o votar a favor de los presos políticos en Venezuela. El 75% del Parlamento español votamos a favor de los presos políticos. Él, en cambio, votó a favor de su amigo, su financiador, Maduro.

"Los que generan rechazo son los que nos han obligado a una segunda vuelta y a darle otra oportunidad a Iglesias para ser presidente"

-¿Cree que el acuerdo de ‘El Abrazo’ sellado con el PSOE puede pasar factura a C’s?

-Creo que no. Nunca puede ser negativo construir espacios de acuerdo entre partidos que bien piensan distinto, pero que comparten una visión constitucionalista. El PP ha criminalizado ese acuerdo, pero resulta cuanto menos paradójico. Querían un acuerdo con PSOE y Ciudadanos, y cuando Ciudadanos, tras entenderse con el Partido Socialista, los invita a sentarse en la mesa, prefieren criminalizar ese acuerdo porque el presidente no iba a ser Rajoy. Sé que mucha gente dentro del PP no rechazaba ni muchísimo menos el contenido del acuerdo, y estaban dispuestos a sentarse a negociar y a hablar. El problema: como el acuerdo no aseguraba la Presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy, el PP no se ha sentado a hablar. Así, creo que los que de verdad generan rechazo a la ciudadanía son aquellos que nos han obligado a ir a una segunda vuelta y a darle otra oportunidad a Pablo Iglesias para ser presidente.

-El CIS preelectoral le quita el escaño y se lo entrega al candidato de Podemos Jorge Lago, el más rico de su Consejo Estatal (declara 1,3 millones de euros). ¿Por qué harían bien los salmantinos en votarle a usted y no al señor Lago?

-Los salmantinos van a votar el 26 de junio, pero luego esto va ir de más votaciones. Y los salmantinos tienen que elegir cuando haya una votación en el Congreso, si quieren a un diputado de Ciudadanos que vote garantizando la unión y la igualdad de los españoles o a un diputado de Podemos que vote a favor de un referéndum separatista en Cataluña. Si cuando haya que votar a favor de las víctimas del terrorismo, quieren a alguien de Ciudadanos que defienda a las víctimas del terrorismo o quieren a alguien que considera a Otegui un hombre de paz. O cuando tengamos que poner en marcha las reformas económicas que necesita este país, si quieren a un diputado de Ciudadanos que se fije en cómo funcionan los mejores países de Europa o quieren a alguien que aspire a ser secretario general del viejo Partido Comunista. Ahí, seguro que los salmantinos, al igual que hicieron historia el 20-D rompiendo el férreo statu quo del bipartidismo, volverán a hacerla el 26 de junio y vamos a revalidar el escaño.

-Y parar terminar, imagínese un escenario en que el PP gobierne en minoría, con la abstención del PSOE, y C’s sea intranscendente para la formación de gobierno. ¿Cuál sería entonces el papel de Ciudadanos?

-Nuestro papel va a ser protagonista, porque ahora ya vamos a un escenario en el cual seguramente harán falta tres partidos, ya no sólo para una investidura, sino para hacer reformas en España. Los tres partidos constitucionalistas no vamos a conseguir reformar la Constitución, no vamos a conseguir un gran pacto nacional por la Educación, no vamos a conseguir facilitar la vida a los autónomos, si no hay una mayoría constitucionalista amplia, de partidos que creen tanto en la economía de mercado como en el Estado del bienestar. Y el único partido que ha demostrado ser capaz de sentar en la misma mesa a PP y PSOE ha sido Ciudadanos. Entonces, precisamente, un buen resultado de C's es la garantía de que pueda haber en España una mayoría constitucionalista y reformista. 

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