Quantcast

España

El pacto con Compromís en Valencia envenena la relación de Pedro Sánchez con Albert Rivera

Ximo Puig (PSOE), Mónica Oltra (Compromís) y Antonio Montiel (Podemos).

Las cuatro formaciones llamadas a ser protagonistas en la próxima legislatura tienen claro que los acuerdos que están acabando de trabar estos días en comunidades autónomas y ayuntamientos son provisionales y deberán reconsiderarse a partir de los resultados que cada una obtenga en las próximas elecciones generales. El que más incide en esta provisionalidad es el Partido Socialista, consciente de que algunos pactos con Podemos o con formaciones nacionalistas como Compromís pueden ponerle en dificultades tras las legislativas si Pedro Sánchez necesitara el apoyo de Ciudadanos para formar Gobierno.

De todos los pactos, el que más rechina dentro del PSOE es el sellado estos días por el valenciano Ximo Puig con la lideresa de Compromís Mónica Oltra, que va a facilitar a los socialistas la presidencia tutelada de la comunidad autónoma, a los nacionalistas acceder a la alcaldía de Valencia y al tripartito que integra también Podemos hacerse con el control de ayuntamientos claves en esta circunscripción, tanto desde el punto de vista político como económico, ya que son municipios turísticos donde siguen teniendo un gran peso los intereses inmobiliarios. Entre estas poblaciones están Gandía, Alzira, Sagunto y Oliva.

El PSOE sabe que será difícil pactar con Ciudadanos después de las elecciones generales si se mantiene el acuerdo con Compromís

Fuentes socialistas confirman que Ximo Puig ha conseguido, finalmente, que Compromís le ceda la presidencia de la Comunidad Valenciana gracias al ultimátum que dio a Mónica Oltra: “O presido yo la Generalitat o vamos a nuevas elecciones”. Los resultados del pasado 24 de mayo en este territorio, donde el PP fue la fuerza más votada, seguida del PSPV, Compromís, Ciudadanos y Podemos, daban la llave a los socialistas para forzar nuevos comicios. El acuerdo fue cerrado en la noche del pasado jueves in extremis, tras la firma de un programa de gobierno que enterró el compromiso previo contraído a espaldas del PSOE por Pablo Iglesias con Mónica Oltra para hacerla presidenta. Era una traición que Puig no estaba dispuesto a consentir, entre otras razones porque le ponía en un brete frente al resto de los barones socialistas.

Finalmente, la alianza de los socialistas con fuerzas nacionalistas como Compromís sobrepasa con creces las líneas rojas de Albert Rivera, quien impedirá que Ciudadanos apoye a un hipotético Gobierno presidido por Pedro Sánchez después de las elecciones generales salvo que de un vuelco radical la situación. Así lo dan por hecho fuentes de la ejecutiva federal del PSOE, donde se recuerda en voz baja que buena parte de los acuerdos sellados en comunidades y ayuntamientos con Podemos y otras fuerzas afines, serán transitorios hasta conocer los resultados de noviembre y saber si se necesita o no la colaboración de Ciudadanos en el Parlamento nacional.

Mociones de censura después de las legislativas

Los dos grandes partidos cuentan con que, dependiendo de quién gane las legislativas, se sucederán mociones de censura en decenas de ayuntamientos, y es posible que también en algunas comunidades, para encajar los intereses que en cada momento convengan tanto al PP como al PSOE.

“Si partimos de la premisa de que a Ciudadanos y a Podemos lo que más les preocupa es tener una fuerte presencia en Las Cortes, lo más lógico es deducir que ajustarán sus pactos territoriales a sus ambiciones una vez hagan balance en noviembre”, aseguran en Ferraz. Sobre el papel, las elecciones generales pueden influir más en los acuerdos suscritos por Ciudadanos en las distintas administraciones, pues Albert Rivera dispondrá de amplio margen para darles un giro a la derecha o a la izquierda, según le cuadre, dependiendo de si el Gobierno central sigue en manos de Mariano Rajoy o pasa a las de Pedro Sánchez.

La comunicación de Albert Rivera con Susana Díaz es más fluida que con Pedro Sánchez

De los pocos datos que se han filtrado sobre la reunión mantenida recientemente por el líder socialista con el de Ciudadanos, se ha sabido que no hubo sintonía entre ambos, pues Albert Rivera valora mucho más la claridad que observa en Susana Díaz en los planteamientos sobre los grandes asuntos de Estado, que la anfibología de Pedro Sánchez. Rivera sintoniza mejor con las barreras que defiende la andaluza para impedir que el nacionalismo se haga con nuevas parcelas de poder. Este criterio podría dejar a salvo a Díaz en Andalucía en el supuesto de que el PP ganara las próximas elecciones generales, pero estarían sometidos a revisión el resto de los territorios en los que el PSOE va a gobernar con el respaldo de Ciudadanos. Díaz fue la primera en recomendar a Ximo Puig que no pactara con Compromís en la Comunidad Valenciana, ante el silencio sepulcral de Pedro Sánchez.

La conclusión final, coincidente para los dos principales partidos, es que el mapa político territorial no acabará de asentarse hasta el año que viene. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.