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Los reproches de las bases de Ciudadanos a Albert Rivera: dar el 'sí' a Susana Díaz, apoyar a Cifuentes...

Rivera y Villegas siguen las conspiraciones en Ciudadanos desde el restaurante 'Richelieu'
El expresidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

Votaron con ilusión y defendieron con garra durante la campaña el lema de cambio sensato que prometía su líder. Pero su fe, en algunos casos, se va desinflando tras los comicios del 24M. Los últimos movimientos electorales de Ciudadanos no han gustado del todo a los militantes del partido, que no ven con buenos ojos la deriva que está tomando la formación de Albert Rivera con respecto a sus negociaciones para posibilitar gobiernos. No emiten sus juicios en voz alta, pero en privado la desazón entre las bases es notable.

El apoyo a Susana Díaz para ser investida presidenta de la Junta de Andalucía, las reuniones privadas celebradas entre algunos líderes naranjas con otros candidatos o que en Madrid Ciudadanos aceptara la vicepresidencia primera de la Mesa de la Asamblea cuando no le correspondía son algunas de las críticas que reprochan ahora varios afiliados a la formación capitaneada por Rivera.

1. Aceptar la vicepresidencia de la Asamblea de Madrid

La concesión que hizo Cristina Cifuentes a Ciudadanos al ofrecer a los de Rivera la vicepresidencia de la Cámara regional generó malestar e incluso confusión entre los simpatizantes de Ciudadanos. Desconcierto porque algunos entendían que el partido naranja estaba entrando en el Ejecutivo madrileño cuando en realidad sólo había aceptado un cargo que sirve para garantizar la labor de arbitraje en la Asamblea. "No es una consejería ni un puesto de gobierno. Eso sí, que no juegue con el iPad", bromea un militante.

La concesión que hizo Cifuentes a C's al ofrecer la vicepresidencia de la Asamblea generó malestar y confusión 

Por otro lado, este reparto causó molestias porque se interpretó el gesto de Cifuentes como un regalo no merecido que simbolizaba el posterior respaldo que C's brindaría a los populares. Desde el partido se apresuraron enseguida a negar tal significado y supeditaban el apoyo a la firma del documento anticorrupción, que finalmente se suscribió este viernes. Lo que sí aplauden todos es la renuncia al coche oficial asignado al puesto, un paso que ya dieron los de Rosa Díez al entrar en la Cámara en 2011.

2. Apoyo a Susana Díaz en su investidura

La corriente crítica abronca a Rivera la función de partido estadista que está asumiendo Ciudadanos. Tienen miedo de convertirse en una muleta que permita la continuidad de gobiernos que en el pasado han sido salpicados por casos de corrupción. "Si en cuatro años PP y PSOE se regeneran gracias a nosotros, el mérito no se nos atribuirá y en 2019 nadie nos votará”, se queja un simpatizante. Otros, en cambio, lo ven "responsable y coherente" porque "C’s hará, en cualquier caso, oposición".

En el caso de Andalucía, quienes respaldaron a Juan Marín en las urnas le echan en cara que el acuerdo suscrito por los socialistas de Susana Díaz omita la exigencia de que los expresidentes de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán, imputados en el caso de los ERE, abandonen sus escaños en el Congreso y el Senado, respectivamente. Una condición que Rivera presentaba antes como inexcusable para negociar y que ahora no se personaliza por escrito, dado que el documento firmado sólo contempla de forma genérica la necesidad de separar "de inmediato" a cualquier cargo público que resulte imputado por corrupción política. El partido se ha mostrado más flexible porque ha decidido esperar a que el Tribunal Supremo se pronuncie en las próximas semanas sobre esta cuestión e inculpe o no a los expresidentes.

Susana Díaz recibe la felicitación de Juan Marín, de Ciudadanos, tras ser investida. Foto: EFE

3. Reuniones secretas

A pesar de la transparencia de la que hace bandera Ciudadanos, tras las elecciones se han sucedido varios encuentros de carácter privado entre dirigentes naranjas y otros políticos. Así, el pasado 2 de junio Albert Rivera se citaba con Pedro Sánchez en un hotel de Madrid y horas más tarde almorzaba con Mariano Rajoy en Moncloa. También comieron juntas Mónica Oltra -Compromís- y Carolina Punset, un encuentro que no estaba previsto en sus agendas, y que tuvo lugar en plenas negociaciones por el gobierno tripartito en la Generalitat valenciana.

Sobre estas reuniones no llegó convocatoria a los medios de comunicación, a pesar de que fue precisamente la prensa la encargada de filtrar estas entrevistas justo en el momento en el que se estaban celebrando. "Me choca que un partido que quiere regenerar España emplee las costumbres de la vieja política", lamenta un afiliado de C's a Vozpópuli.

Los críticos en Madrid no ven con buenos ojos la nueva estructura del partido y buscan tener mayor voz en las decisiones internas

Poco se supo sobre el contenido de estos encuentros, salvo que Rivera y los máximos responsables del PSOE y PP intercambiaron sus impresiones acerca del nuevo puzzle postelectoral. Sin embargo, tal y como adelantó este diario, en ellas Rivera informó a Rajoy y a Sánchez de que apoyaría a Cristina Cifuentes en Madrid y a Susana Díaz en Andalucía.

4. El mandato personalista de Albert Rivera

Muchos en el partido temen que ocurra con Ciudadanos lo que está sucediendo en el seno de UPyD con Rosa Díez. Aunque la hemorragia que sufre la formación magenta no es comparable a la de C's, el exceso de personalismo de Rivera es un asunto que empieza a preocupar entre las bases. No sienta bien que la agenda del partido se anuncie en los medios y en otras vías no oficiales antes de avisar a los propios militantes, tal y como ocurrió cuando Rivera avanzaba en una entrevista con la periodista Ana Pastor su intención de "proponer a la Ejecutiva del partido que el 4 de julio se voten las primarias de Ciudadanos".

Y aunque Albert Rivera no se presentaba en ninguna lista electoral, su figura ha estado más que presente durante la campaña. Es la cara visible del partido, y en C's han sabido jugar con esa baza. Pero esta ventaja puede volverse en su contra si se explota demasiado y Rivera no delega en otros candidatos. En el partido son conscientes de ese error y por eso intentan dar voz a otros nombres, como pueden ser Inés Arrimadas o Begoña Villacís, rostros cada vez más habituales en las tertulias televisivas.

La candidata de C's al Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís. Foto: EFE

5. Modelo de partido

Otro asunto que comienza a abrir heridas internas es el del modelo de organización del partido. Los críticos no ven con buenos ojos que sea la dirección nacional quien tenga la última palabra sobre las investiduras autonómicas, lo que "limita el margen de actuación para negociar pactos".

En Madrid, por ejemplo, los disidentes buscan tener mayor peso en las decisiones internas y que éstas se sometan a votación. Y a pesar de que C's no se rige a modo de partido asambleario como Podemos, el último paso de los de Rivera ha sido precisamente el de podemizar la estructura para caminar hacia un modelo que permita un contacto más cercano entre afiliados y candidatos y donde tengan cabida más debates.

Quienes discrepan con el sector oficial en la capital consideran que este nuevo enfoque es un "mero disfraz para hacernos creer que tenemos más voz cuando en realidad es Barcelona quien asume el control". El partido insiste en que se trata de "un modelo ya implantado en BarcelonaZaragoza o Valencia para que haya una mayor coordinación y representación de los afiliados", según palabras de César Zafra, diputado naranja en la Asamblea de Madrid.

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