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España

El forense del primo de Lluís Llach retira su informe para no dañar al secesionismo

Lluís Grande quiere desenmascarar a su primo, el cantautor Lluís Llach, nuevo diputado de Junts Pel Sí.

La red clientelar y de presión tejida por el independentismo catalán alcanza los más pequeños rincones. Nada escapa al filtro secesionista, del que son prisioneros todos los ámbitos de la vida social, económica y cultura en esta comunidad. Ejemplo de ello ha sido la reacción que este lobby separatista, extendido desde Alcanar hasta La Junquera, ha tenido ante la revelación -publicada por Vozpópuli- de Lluís Grande, primo hermano del cantautor Lluís Llach Grande (Gerona, 1948), cabeza de lista de Junts Pel Sí (CDC, ERC, ANC y Òmnium Cultural) al 27-S por la provincia de Gerona.

Tal y como informó este diario, Lluís Grande Sánchez (Poboleda, 1957) tiene previsto publicar un libro autobiográfico, que llevará por título Yo tan sólo quería la independencia de mi cuerpo..., donde dará cuenta de los seis años (entre 1973 y 1979) que compartió al lado de su primo, el icono de la Nova Cançó de los años sesenta y setenta. Una experiencia dramática, por el control que, según narra, ejerció sobre su persona, física y mentalmente, el famoso cantautor, reconocido homosexual.

A fin de respaldar con informes clínicos las secuelas que desde entonces ha ido arrastrando en sus posteriores relaciones de pareja (ha estado casado dos veces), Lluís Grande se sometió a principios de año a un diagnóstico por parte de un perito forense, adscrito al Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña. El informe finalmente elaborado, con fecha de 15 de febrero y con firma del psicólogo sanitario, certifica que el paciente sufre un “estrés post-traumático” a consecuencia de aquella etapa que convivió con el nuevo diputado de Junts Pel Sí.

Sin embargo, ahora, según ha podido saber Vozpópuli, este forense ha decido retirar su firma de este detallado informe para no perjudicar al independentismo, apuntan las fuentes consultadas. El testimonio de Lluís Grande, recogido por este diario el pasado 26 de septiembre, jornada de reflexión de las elecciones catalanas, ha tenido muy difícil digestión entre los secesionistas, que han comenzado a mover hilos para desacreditar a este primo de Lluís Llach.

CDC y ERC sólo han conseguido 80 votos más en Reus que en los comicios de 2012

Se da la circunstancia, además, de que tal negativa del perito tiene lugar después de que Junts Pel Sí, la candidatura del afamado cantautor, haya conseguido solamente 80 votos más que en 2012 en el municipio de Reus (Tarragona), ciudad de residencia de Grande. En cambio, frente a este estancamiento de CDC-ERC (que han sumado 19.557 papeletas, el 36,78%), se ha producido un incremento significativo de Ciudadanos, que ha pasado de 3.921 sufragios hace tres años a registrar ahora 12.622 (23,73%).

El informe pericial, al que ha tenido acceso este diario, avala que Lluís Grande sufre un “trastorno por estrés post-traumático” (esta alteración es la que suelen padecer los veteranos de guerra) en base a una “experimentación de recuerdos recurrentes e intrusivos, sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, sensación de estar reviviendo la experiencia y malestar psicológico con recuerdos del acontecimiento traumático”.

Este episodio de la vida de Lluís Grande comenzó cuando él tenía 16 años y se desplazó con unos amigos desde Pobodela, donde vivía entonces, hasta Porrera, donde su primo Lluís Llach daba un concierto. El que fuera autor de L'Estaca ya gozaba de fama internacional, pero siempre tenía hueco para tocar en el pueblo de su madre, en el Priorato catalán (el trovador pasó su infancia en Verges, provincia de Gerona).

Al término de aquella actuación, el artista ofreció a su primo irse a vivir con él a Barcelona tras conocer su situación. La construcción no le daba para ganarse la vida y el ambiente de su casa era irrespirable: su padre se había vuelvo alcohólico y le propinaba palizas. En este contexto, Lluís Grande, con 16 años, no lo dudó, y menos cuando Llach le prometió que le pagaría los estudios. Con el tiempo, el músico cumpliría su palabra y le costearía cursos de solfeo y violoncelo, lo introduciría en un grupo de teatro e incluso le abonaría las consultas del oculista. Pero todo a cambio de una contraprestación: la sumisión al personaje. Secuelas imborrables. 

Por mucho que pudieran ser días de vino y rosas, eran todo lo contrario, noches de frustración

Lluís Grande, ahora un pensionista que vive con su hijo, todavía tiene clavado a fuego en su cabeza el recibimiento que le dieron las compañías de su primo Lluís Llach cuando llegó a su piso-comuna de Barcelona un 19 de mayo de 1973. Como contó este diario el pasado sábado, entre ocho y diez amigos del trovador, “todos estudiantes, hippies, que vivían allí”, le explicaron las normas de la casa. Y a partir de ahí, Llach le puso a prueba…

El primo del cantautor se convertiría desde entonces en su sombra, haciéndole de chófer, a partir de los 18 años, encargándose del montaje y sonido de los ensayos y conciertos, acompañándole en sus giras o celebrando sus éxitos en grandes restaurantes y lujosas salas. Aunque por mucho que pudieran ser días de vino y rosas, eran todo lo contrario, noches de frustración.

Además, Llach se afanaba en que su primo no buscara otra vida sentimental más allá y le reclamaba su “contribución económica” a la causa, como al resto de integrantes de la banda. Esto imposibilitaba que Grande se independizara y tuviera solvencia suficiente como para huir de aquella pesadilla, ya que el músico nunca accedió a pagarle el sueldo de su trabajo, que él siempre le demandó. No fue hasta encontrar otros trabajos fuera de aquel mundo, como vendedor de ropa usada, cuando pudo desvincularse de su primo.

Alta intensidad de sufrimiento psíquico

De las entrevistas realizadas a Lluís Grande por el citado psicólogo, el informe pericial refleja el siguiente inventario de evaluación de la personalidad: trastornos relacionados con la ansiedad (puntación alta); ideaciones de suicidad (alta); depresión (medio-alta); estrés post-traumático (extrema) y depresión fisiológica (alta).

Como “estresores traumáticos” del paciente, el forense identifica “sigo reviviendo algo horrible que me ocurrió”, “he tenido algunas experiencias terribles que hacen que me sienta culpable”, “sigo teniendo pesadillas sobre el pasado” y “tuve una experiencia muy mala que me ha hecho perder el interés por algunas cosas con las que antes disfrutaba”.

Dentro del listado de “síntomas breves” también aparece una “puntuación muy alta en el indicador general de la intensidad del sufrimiento psíquico” y en el “malestar afectivo de tipo depresivo (anhedonia, bajo nivel de actividad, tristeza, etcétera)”. El informe concluye que este trastorno post-traumático es “crónico” y considera que se ven “distintas partes afectadas: psicológica, vida laboral y relaciones sociales y familiares”.

Una obra dividida en tres partes

Para no sentirse nunca más culpable, carencia que ha visualizado el forense, Lluís Grande está preparando su autobiografía Yo tan sólo quería la independencia de mi cuerpo... La obra, según prevé, constará de tres partes: una primera, llamada Mis ancestros, que comprende desde 1917 hasta 1973 y donde narra sus orígenes, sus problemas familiares y cómo aceptó la invitación de su primo para dejar el pueblo e irse a vivir con él a aquella espléndida Barcelona que se revolvía contra el tardofranquismo; una segunda, que abarca desde el año 1973 hasta 1981 y que da título al libro en ciernes; y una tercera, desde 1981 hasta la actualidad, que denomina Los mitos también caen.

En esta última parada, desmontará la idolatría hacia figuras otrora influyentes en la vida sociopolítica de Cataluña, como el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, pero que hoy arrastran más sombras que reconocimiento.

La sombra de la ignominia cometida en el pasado cerca ahora la conciencia de Lluís Llach, justo cuando podría convertirse en conseller de Cultura de la Generalitat. Pero por eso mismo, su primo, Lluís Grande, ha decidido dar el paso cuarenta años después y desenmascarar la “bajeza humana” del cantautor, la que le deshabilita para ser representante público. Por mucho que le pese a los independentistas…

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