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España

Rajoy espera contra las cuerdas la nueva confesión de Bárcenas ante la Audiencia Nacional después de su explosivo cruce de mensajes con el extesorero

El abogado Javier Gómez de Liaño y su esposa, la letrada María Dolores Márquez de Prado, a su llegada a Soto del Real para reunirse con Bárcenas

Hoy mismo, cuando se conozca la nueva declaración del extesorero ante la Audiencia Nacional, y ya van diez, podrán auscultarse las coordenadas bajo las que ha empezado a trabajar la pareja compuesta por los abogados Javier Gómez de Liaño y Dolores Márquez de Prado, defensores de los intereses de Luis Bárcenas y de su mujer, Rosalía Iglesias. El primero declaró ayer a La Gaceta de Salamanca que ha recomendado a su cliente que “no tire de la manta” y se comporte “lealmente con el juez y el fiscal”. Pero ha reconocido también que Bárcenas está “agobiado”. La expectación es máxima porque después de este nuevo testimonio, tal vez puedan aclararse muchas claves del proceso, la principal de ellas si todos los intentos de mediación entre el PP y su extesorero, encauzados en los últimos meses a través de Javier Arenas, Ángel Acebes, José María Michavila y Alfredo Prada, entre otros, pueden darse por finiquitados o todavía le quedan a Mariano Rajoy algunas esperanzas de alcanzar algún tipo de acuerdo que le salve por la campana.

La décima declaración de Bárcenas ante el juez Ruz permitirá hoy constatar si todos los intentos de mediación entre el PP y el extesorero pueden darse por finiquitados

Los SMS cruzados por el presidente del Gobierno con Bárcenas desde antes, incluso, de que el primero accediera a La Moncloa, publicados parcialmente ayer por El Mundo, revelan que Rajoy alimentó en el extesorero la confianza de que su caso se resolvería, actitud que explica, en parte, la rotundidad con la que Bárcenas llegó a desmentir hace tan solo cinco meses que la contabilidad parcial del PP suministrada a El País por el exdiputado y abogado Jorge Trías fuera auténtica. “El cuaderno ni existe ni ha existido y no es mi letra”, se despachó Bárcenas ante los medios antes de sentirse desamparado por su partido.

Los mismos mensajes telefónicos demuestran también los intentos que hizo el extesorero para que Rajoy promoviera un relevo en la fiscalía que colocara sus intereses a favor de corriente y el sospechoso juego que ha venido protagonizando el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, aparentando que ha sido una especie de jarrón chino cuando el pasado27 de junio, una fecha a tener muy en cuenta en este proceso, la Fiscalía de la Audiencia Nacional pidió el ingreso en prisión incondicional de Bárcenas, paso que el juez Pablo Ruz tardó pocas horas en cumplimentar.

El ministro de Justicia aparenta haber sido una especie de jarrón chino ante la decisión de la fiscalía de pedir el ingreso en prisión de Bárcenas a finales del pasado mes de junio

Esta es, precisamente, la principal palanca de salvación que está utilizando el PP para tomar distancia con su antiguo empleado y evitar in extremis que el presidente se vea arrinconado. Nada más ingresar Bárcenas entre rejas, un veterano parlamentario bien conectado con Génova, 13, extraía la siguiente conclusión: “O se la he perdido el miedo, o todo salta por los aires”. Analizando lo ocurrido en los últimos 18 días, todo parece indicar que la bomba que tantos en el PP temían podía estallar, ha empezado a hacerlo en periódicas dosis, eso sí con algunas ventanas que le permiten todavía al presidente del Gobierno mantener la respiración asistida. “Bárcenas está en prisión y eso demuestra que no se ha hecho nada de lo que exigía”, decían ayer domingo en el cuartel general del PP. Y lo que el extesorero llegó a pedirle a Rajoy fue, según consta en los SMS ahora conocidos, que se cambiara al fiscal anticorrupción y a las dos fiscales que trabajan en el caso, ligadas a la etapa del ex ministro socialista Mariano Fernández Bermejo, cuya afición a la cinegética le expulsó fuera del penúltimo Gobierno de Zapatero. La estrambótica mensajería –un presidente del Gobierno intercambiando avisos conciliadores con un procesado al que ahora su antiguo partido califica de delincuente– confirma también la alergia que al extesorero le provoca la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, retratada desde el principio en este entierro con la frase de que “cada palo aguante su vela”.

"O se le ha perdido el miedo o todo salta por los aires", afirmó un veterano parlamentario del PP bien conectado con Génova, 13, tras el encarcelamiento del extesorero

La detonación provocada por los móviles de Rajoy y de Bárcenas se produce en un momento de alarmante sensación de parálisis gubernamental, más allá de las reformas que vienen bombeándose con desigual intensidad desde el Consejo de Ministros, hueco por el que pretende colarse en estos momentos, con meses de retraso, el Partido Socialista. Alfredo Pérez Rubalcaba empezó exigiendo la dimisión del presidente nada más conocerse los llamados ‘papeles de Bárcenas’, más tarde ensayó una especie de matrimonio institucional con el Gobierno que desde su propio partido le recomendaron personas en extremos tan opuestos como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, para, finalmente, recalar en las orillas que frecuentan quienes en la dirección de su grupo parlamentario y en las ‘baronías’ regionales le reclaman que aproveche el escándalo que apunta a la financiación irregular del PP para triturar al Gobierno y al partido que le sostiene. Entre la espada y la pared, Rubalcaba recuperó ayer su tono ceremonioso para anunciar que rompe relaciones con el PP y pedir a Rajoy que se vaya. Para ello  improvisó una reunión de urgencia con un grupo de dirigentes socialistas, algunos de los cuales tal vez no estén al tanto de las reuniones de alto nivel que en las últimas semanas han mantenido González, Zapatero y el propio Rubalcaba con Mariano Rajoy y otros ministros del núcleo duro del Gabinete para ver como entre los dos principales partidos trabajan para amañar el enfrentamiento político, limitar los daños y frenar la creciente transferencia de votos a Cayo Lara (Izquierda Plural) y a Rosa Díez (UPyD).

Algunos de los dirigentes socialistas que ayer se sentaron junto a su secretario general, quizás no conozcan las reuniones de alto nivel mantenidas en las últimas semanas por Felipe González, Zapatero y el propio Rubalcaba con Rajoy y algunos integrantes del núcleo duro del Gobierno

Sin embargo, en Ferraz se admite que la rapidez de los acontecimientos y el cántico que hoy entone Bárcenas ante la Audiencia Nacional, pueden conducir a Rubalcaba a un callejón de compleja salida, obligándole a una moción de censura condenada al fracaso que, como es lógico, ni él mismo desea. En estos momentos, admitía el pasado jueves un miembro de la ejecutiva federal, “el PSOE ni tiene programa alternativo que ofrecer a los ciudadanos, ni tampoco dispone de un candidato sólido”. El primero se intentará trabar en la conferencia de noviembre y el segundo en las primarias internas que Rubalcaba propone celebrar después de las elecciones europeas. Para salir del atolladero y ganar tiempo, el líder socialista anunció ayer contactos con el resto de los grupos parlamentarios de la oposición dentro de un Congreso al que la crisis política le pilla en obras y de vacaciones, a la espera solo del pleno extraordinario que a mediados de esta semana está previsto en el Senado bajo la paradójica presencia de Jesús Posada.

En las filas del PSOE se comenta irónicamente que Rubalcaba sufre un trastorno bipolar por los cambios continuos de estrategia con los que guía su oposición ante el escándalo

Hace unos días, el nuevo abogado de Bárcenas, Javier Gómez de Liaño, le dijo a su defendido: “Aquí mando yo”. Aún está por ver si con este poderío puede llegar a coger de las criadillas al Gobierno y al PSOE, en un momento en el que el primero empezaba a preparar su campaña de otoño sobre la salida de la crisis y el segundo a reciclar el discurso de su jefe de filas, a quien algunos diputados socialistas no faltos de ironía ven víctima de un trastorno bipolar.

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