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España

Mitineros del PP: Soraya y Pablo Casado, los deseados; Montoro y Fernández Díaz, los olvidados

Rajoy conversa con Casado y Moragas.

Soraya Sáenz de Santamaría se mantiene como la figura del Gobierno más reclamada desde las distintas sedes del Partido Popular para que participe en la campaña electoral de cara a las elecciones de junio. El nombre más solicitado de la estructura del partido es Pablo Casado, quien se ha convertido en el comunicador más eficaz. El equipo de Génova, que dirige nuevamente Jorge Moragas, planea una campaña más austera y modesta, en clave de ahorro, sin grandes mítines ni enormes montajes. Mucho acto sectorial, paseos por las calles de las distintas localidades, encuentros con la gente, charlas y un empujón importante al trabajo en las redes sociales y en los medios audiovisuales.

A un mes escaso del arranque oficial, el PP ya tiene ultimada buena parte de su estrategia. El núcleo de la campaña girará en torno a las líneas directrices de las anteriores generales. A Rajoy le espeluznan los cambios y en su equipo se considera que la anterior campaña estuvo bien, salvo en el asunto de los debates televisivos. El CIS ha sentenciado que Sáenz de Santamaría quedó en segundo lugar en el pulso a cuatro mantenido con los tres cabeza de cartel rivales, en tanto que Rajoy no pasó del empate con Pedro Sánchez, en un mano a mano tormentoso y fallido.

El mensaje clave será recurrir al voto útil, es decir, "quien no quiera a Podemos debe votar al PP"

Nuevamente los ministros, ahora en funciones, echarán el resto para proclamar por todos los rincones de España los logros conseguidos en estos cuatro años de gestión, en especial en el plano económico. La recuperación y el empleo serán dos aspectos más reseñables en el discurso de los populares, que incidirán en la necesidad de continuar en la línea actual para culminar los proyectos ahora en marcha, en especial el de conseguir 20 millones de empleos para 2020. Con todo, el mensaje clave en esta oportunidad será recurrir al voto útil, es decir, "quien no quiera a Podemos debe votar al PP", como ya anunció este lunes Pablo Casado, vicesecretario del partido. Un mensaje claro que cobra ahora más fuerza tras la coalición del partido de Pablo Iglesias con Izquierda Unida. "Una coalición de izquierda radical, que es lo que menos le conviene a España", según palabras de Rajoy.

Un ejecutivo en movimiento

No se cuenta con José María Aznar, como ya ocurrió en el 20-D. Las relaciones del fundador del PP con su sucesor están bajo mínimos. Inexistentes. La alineación de oradores será la habitual. La vicepresidenta sigue siendo una de las figuras más reclamadas en las distintas sedes de la organización para protagonizar actos y mítines. Al igual que en la campaña del 20-D, Santamaría despejará su agenda en especial los fines de semana. Ahora cuenta con más posibilidades de acudir allí donde sea requerida. Tiene más tiempo. Ahora el Gobierno está al ralentí, en funciones, y las exigencias del cargo se han reducido casi a la mitad, según comentan fuentes de Moncloa. Ana Pastor, titular de Fomento, es otro de los miembros del Consejo de Ministros que aparece también entre los más demandados, al igual que el responsable de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que 'siempre es polémico y da que hablar', según estas fuentes.

Sus compañeros de Gabinete Jorge Fernández Díaz, de Interior, y Cristóbal Montoro, aparecen en la cola de la lista de los más solicitados. Fernández Díaz suele prodigarse en actos en Cataluña, su demarcación natural, igual que Montoro lo hará por Andalucía. Mariano Rajoy se volcará de nuevo en sus apariciones por toda España, al igual que hizo en las anteriores generales. Se lo pasó muy bien, reconocía este martes en Rioja, donde se regaló un baño de adhesiones y simpatía por la calle Laurel y degustó algún vinito. Su cotización ha subido algunos puntos, según comentan fuentes de la formación. El pasado año su presencia era menos requerida que ahora, en especial en algunas regiones, como Galicia, Castilla y León o Castilla la Mancha, donde se le reclama habitualmente. 

La figura con más tirón entre los altos cargos del PP es Pablo Casado, a quien hace unos días Albert Rivera le lanzó un rejón envenenado al postularle como el candidato idóneo en el caso improbable de que el PP decida prescindir de Rajoy. Casado transmite una imagen moderna, alejada de escándalos de corrupción, tiene un verbo fácil, es simpático y sabe llegar a la gente. Su experiencia en las tertulias televisivas le han convertido en uno de los rostros más populares de su formación. Habla de futuro, en positivo y nunca ha eludido las situaciones vidriosas. Casado viajará este mes, por ejemplo, a Cataluña, donde participará en algunos actos con otros dirigentes de su formación, como Andrea Levy, diputada en el Parlament, o Javier Maroto.

El presidente del PP no estará en Barcelona en esta ocasión y ha cedido el protagonismo de ese acto a su vicepresidenta. Rajoy estará en Lérida, donde el PP busca recuperar un escaño perdido. Fernando Maíllo, el vicesecretario de Organización, acudirá principalmente a actos en Castilla y León, su región de origen. Dolores Cospedal, sin ser una de las figuras más reclamadas, se volcará en Castilla la Mancha, la comunidad de la que fue presidenta y donde el PP aspira a arañar un par de escaños, en especial en Toledo, donde los sondeos le son favorables.

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