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España

El bipartidismo se la pega en internet: las redes son un coladero de votos hacia los minoritarios

Comunicar, convencer, dirigirse a la opinión pública en última instancia, es una técnica que se modifica con los avances en las formas de las que nos valemos para informarnos y comunicarnos. El uso de Internet ha revolucionado la concepción de la política por parte de los ciudadanos y los grandes partidos, que han visto su apoyo reducido en las últimas elecciones europeas, parecen no adaptar sus formas de comunicación a los nuevos usos informativos.

Según revelan los sondeos del CIS sobre intención de voto, en relación a los resultados de las últimas elecciones europeas, los votantes de los dos grandes partidos solo eran mayoritarios a partir de los 55 años, una edad en la que la penetración de Internet va reduciéndose a medida que pasa el tiempo. Podemos y PP hubieran sido los partidos más votados si solo hubieran votado usuarios de redes sociales, mientras que el PSOE hubiera caído considerablemente, y podría haber sido superado por IU, según un estudio citado por eldiario.es en el que el sociólogo Narciso Michavila cruzó los resultados de las europeas con los usos digitales de los votantes,

Belén Berreiro: "Los partidos tradicionales se han quedado con la sociedad analógica"

La socióloga y directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, Belén Berreiro, explica en una entrevista a Jot Down que “desde 2011 existe una fisura en términos de edad”, consecuencia de la revolución tecnológica, y argumenta que “los partidos tradicionales se han quedado con la sociedad analógica” cuando “España es el quinto país del mundo en redes sociales y en éstas, las exigencias de información son enormes”.

Comunicación analógica

Los grandes partidos no han sabido adaptarse a unos votantes sobreinformados, en una sociedad vigilante, donde mentir o hacer lo contrario de lo prometido es pecado. Según la teoría de la disonancia cognitiva, de León Festinger, publicada en los años 40, los individuos buscan conseguir una consonancia interna entre sus opiniones, sus actitudes y sus acciones, pero las inconsistencias son habituales. Al elegir un partido y descubrir una disonancia, ya sea incumplir el programa o ir en contra de concepciones interiorizadas por la sociedad, por ejemplo la ley del aborto para la mayoría de las mujeres, los votantes buscan acabar con esa incoherencia y, dado que el elemento es externo, no pueden cambiarlo y optan por abandonar el partido.

Así, PP y PSOE, a pesar de las redes sociales, mantienen una comunicación descontextualizada, muy fácil de contrargumentar si se usa una hemeroteca, además de una contextualización simplificada de la realidad.

En los años 20 y 30, antes de la llegada de la televisión, Walter Lippmann, teórico americano de la opinión pública, explicó que los medios no contextualizaban la realidad, que el ciudadano no sabe con seguridad que ocurre en el universo político, algo que en función del grado de interés Internet si consigue, aunque la visión pueda llegar a ser sesgada. Lippmann defendía la no participación activa, dado que para él la soberanía popular es una ficción, porque no hay tiempo ni capacidad para intervenir. Esto, con Internet, se modifica en parte, dado que la participación se facilita y se simplifica; hay mucha gente activa, lo que nos lleva a otro punto: cómo se genera la opinión.

La mayor parte de los votantes de Podemos y Ciudadanos no tenía decidido su voto antes de la campaña electoral

Decisión del voto

Casi tres millones de votantes decidieron su voto la última semana de las elecciones europeas y dos millones lo decidieron el último día. Las opciones que mayor tajada sacaron de esta indecisión, según el CIS, fueron los partidos con mayor presencia online, como Ciudadanos –con un 22,9% de votantes que lo decidieron el último día-, IU, UPyD o Podemos –el 43,7% de sus votantes, 500.000 apoyos, se decidieron la última semana-.

El caso de Podemos y Ciudadanos es remarcable, dado que estos dos partidos son los que menos porcentaje de sus electores tenía decidido el voto antes de la campaña electoral – un 21% en el caso de Podemos y un 37% en el de C’s- frente a los seguros porcentajes de PP y PSOE, ambos rondando los 3 millones. La clave es la forma de informarse sobre la campaña, cuando queda solo un día, o una semana, es algo seguro que un usuario de redes sociales dedique algo de su tiempo en la red a informarse sobre los partidos, y ahí es donde destacan las nuevas formas de comunicación, no se trata de eslóganes, sino de líderes de opinión.

Líderes de opinión

Según Lazarsfeld, los más politizados son los que se informan, y actuan como filtro para luego ser ellos los que transmitan la campaña electoral

Las redes sociales han sido, y son, unos eficientes recolectores de votos. Según la teoría de los efectos limitados, de Paul Lazarsfeld, la campaña no llega directamente a la gente, sino que el voto se decide en las opiniones de aquellos que nos rodean y de los líderes de opinión, que bien pueden ser presentadores de la televisión, usuarios de Twitter, un amigo que habla de política o un líder político en Youtube.

Esta teoría asume que el entorno social realizará la labor de filtro, y solo las personas más politizadas serán las que se conviertan en sparring de la campaña, para luego defender una postura a la que la propaganda no afecta. Así, Internet es un espacio donde entra todo el mundo, un foro donde los líderes de opinión, que están en el entorno social de los indecisos, lanzan los mensajes filtrados una vez ellos han consumido los medios.

Esto no quiere decir que los indecisos no se informen, sino que la influencia de los líderes de opinión es mayor dado que éstos últimos son más flexibles, cercanos e informales. Es más, cuando un ciudadano no tiene el voto decidido busca participar más en discusiones acerca de los temas que le interesan, es más atento a lo que lee, y si la influencia en las redes le afecta, este usuario confiará en aquello que cree justo, algo que hoy en día está fuera de las formas de comunicar de los grandes partidos, ante los cuales la memoria supera al reposo del razonamiento.

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