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BBVA rastreó correos de sus empleados para cazar al "topo" que daba información a 'Vozpópuli'

BBVA rastreó los correos de sus empleados al director de 'Vozpópuli'

El BBVA rastreó los correos electrónicos y las llamadas de teléfono de sus empleados para tratar de encontrar mensajes con periodistas de Vozpópuli, según consta en los mensajes que intercambian los directivos del banco, entonces encabezado por Francisco González, que fueron entregados al juez que investiga en la Audiencia Nacional el caso Villarejo, Manuel García Castellón.

Estos mensajes demuestran que tras publicar este periódico una información sobre Carlos Torres, el sucesor de Francisco González en la presidencia del banco, el director de comunicación del banco remitió el 17 de abril de 2018 un correo electrónico al responsable del departamento Global Forensics, en el que le pedía que rastreara los mensajes que sus empleados habían enviado o recibido de los periodistas que habían firmado la noticia: Miguel Alba, entonces director de Vozpópuli, y Jorge Zuloaga, ex redactor jefe de Economía.

"Sé que en el pasado lo hemos hecho, pero una vez más, y a raíz de estas informaciones, ¿podemos ver si hay alguna conversación inusual con alguno de los siguientes mails durante este mes?", pregunta específicamente el responsable de Comunicación del banco al del departamento Global Forensics en el mensaje, que incluye los nombres de los correos electrónicos que se debían rastrear en busca de las fuentes de la información: [email protected] y [email protected].

En el correo, en el que el responsable de Comunicación del banco destaca que el rastreo tendría que llevarse a cabo "siempre y cuando sea acorde a la normativa", también se reclaman datos sobre los contactos de otro periodista, en esta ocasión del diario El Confidencial, que había escrito una noticia sobre los mismos hechos.

Carlos Torres

En la noticia, Vozpópuli informaba de que Francisco González había comunicado al resto de directivos del banco que su sucesor sería Carlos Torres. Y ante la filtración, el banco quería saber quién había sido el "topo" que había transmitido esta información a los medios de comunicación, según relatan las cadenas de correos electrónicos aportados por el propio banco al juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, en el seno del caso Villarejo.

El responsable de Global Forensics contesta a su compañero de Comunicación que iniciaba la "búsqueda", al mismo tiempo que le especifica que, "al igual que en ocasiones anteriores, las búsquedas están enmarcadas bajo la normativa del buen uso de herramientas informáticas que pone el banco a disposición de sus empleados".

El rastreo no logró su objetivo, ya que el sistema solo encontró en todo abril de 2018 un mensaje del entonces redactor jefe de Economía de este diario, que además no tenía ningún interés. Y por eso en la entidad decidieron ampliar la búsqueda a todo el año 2018.

Otras investigaciones

El resto de correos electrónicos remitidos por el banco a la Audiencia Nacional ponen de manifiesto que la de abril de 2018 no era la primera vez que BBVA investigaba los mensajes de periodistas de Vozpópuli. El 28 de noviembre de 2017, varios meses antes del caso citado, el departamento de Global Forensics ya había recibido otra petición para que se buscaran los correos electrónicos enviados o recibidos desde la dirección [email protected].

En esta ocasión Vozpópuli había publicado una noticia sobre la venta de la inmobiliaria Anida, de BBVA, al fondo Cerberus. El banco no halló información relevante sobre Miguel Alba, pero sí del redactor jefe de Economía: "Sin embargo, profundizando en la búsqueda del primero [en una referencia a Jorge Zuloaga] hemos encontrado un par de correos que nos han llamado la atención", indica un mensaje de 11 de diciembre de 2017, en el que se añade: "Te paso la información en el pdf adjunto. Lo más probable es que se trate de actividad no maliciosa, pero al coincidir en el tiempo, he considerado que al menos deberías echarle un vistazo. Comentamos cuando quieras".

La actividad que alertó a los directivos de BBVA era un mensaje del periodista a una trabajadora del banco, sobre la que se asentó la sospecha de que fuera el "topo" o fuente informativa de este periódico. "Este correo no aporta mucha información por sí sólo, pero deja entrever una antigua relación laboral entre la empleada de BBVA y el autor de la noticia", completa el correo electrónico aportado a la Audiencia Nacional.

El 'email' personal

Y en el banco decidieron ampliar su búsqueda en correos del email personal de esta empleada. Y ahí fue cuando el responsable de Comunicación descubrió que ella se había enviado a una cuenta personal, con el asunto "imprimir", un mensaje en cuyos documentos adjuntos había "información acerca de la noticia de la venta de Anida a Cerberus, así como de la oferta recibida para la compra de BBVA Chile. Aparentemente tienen el formato de nota de prensa", especifica el mensaje.

Ante este hallazgo, el departamento de Comunicación de BBVA decidió mirar "un plazo temporal más amplio" las posibles correspondencias entre el email personal de la empleada, para ver si había habido casos previos. "También con Jorge Zuloaga", reclama el jefe de Comunicación, que después recibe como respuesta: "Nos ponemos con ello. En cuanto tengamos los resultados del análisis os los comparto".

El magistrado que investiga en la Audiencia Nacional el caso Villarejo mantiene imputado al banco como persona jurídica por contratar al excomisario, que a cambio de más de 10 millones de euros habría desempeñado trabajos presuntamente irregulares en beneficio de la entidad y del propio Francisco González, según consta en la acusación de la Fiscalía anticorrupción.

Como testigos

En la causa ya han declarado como testigos algunos de los periodistas cuyos correos electrónicos fueron rastreados, como por ejemplo es el caso de un redactor de Economía del diario El País.

Sin embargo, en BBVA aseguran que el rastreo de los mensajes está amparado en la legalidad y en la propia normativa interna de la entidad, en la medida en que se trata de dispositivos de comunicación y correos electrónicos propiedad del banco.

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