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España

El acelerón soberanista dispara la presión sobre Sánchez para apoyar la investidura de Rajoy

Pedro Sánchez junto a Miquel Iceta.

Probablemente muy pocos lo acabarán reconociendo en público, sobre todo porque hay un mandato del comité federal en sentido contrario. Pero lo que dicen en privado altos dirigentes socialistas después de la nueva etapa abierta en Cataluña es que “es la hora de mirar al Estado y no a intereses partidistas”. En otras palabras, que Pedro Sánchez debe olvidar la guerra interna abierta en el PSOE por el control de la organización, cambiar de registro y cerrar filas con el PP, la fuerza más votada el pasado 20 de diciembre, hasta que se consiga desactivar la bravata que el independentismo catalán se prepara para protagonizar a partir de este domingo desde el Gobierno de la Generalitat, en su versión más radical.

"Es la hora de mirar al Estado y no a intereses partidistas" aseguran en el PSOE

Pedro Sánchez cruzó en la noche del sábado opiniones con miembros de su ejecutiva y con varios barones territoriales para conocer su opinión sobre el desenlace final de la negociación entre Juntos por el Sí y la CUP que aupará a Carlos Puigdemont a la presidencia del Ejecutivo catalán. Todos le trasladaron que el nuevo escenario nace en un momento de claro vacío institucional que obliga al PSOE a estar a la altura de las circunstancias y a reconsiderar algunos planteamientos iniciales, incluso el de rechazar con tanta contundencia la posibilidad de facilitar la investidura de Rajoy. “Las circunstancias han cambiado y para nosotros sería mortal que los españoles percibieran que seguimos presos de la endogamia. Somos un partido de Gobierno y tenemos que velar por los intereses generales, de lo contrario dejaríamos la defensa de la unidad de España solo en manos de la derecha”, afirmaba un miembro del comité federal.

El PSOE fue el último partido nacional en reaccionar públicamente a la nueva situación abierta en Cataluña. Pedro Sánchez dejó que fuera primero el PSC en emitir señales y lo hizo a través de su primer secretario, Miquel Iceta, para quien el principal ganador del acuerdo es Convergencia, pues ha tomado a la CUP como rehén y ha ganado tiempo a cambio de “subastar” la presidencia de la Generalitat.

Menos margen para la presidenta andaluza

Sánchez quiere sondear la opinión de la presidenta andaluza, Susana Díaz, quien ante la posibilidad de que pudiera haber nuevas elecciones en esta comunidad había frenado en los últimos días su ofensiva para hacerse con el liderazgo del partido, aconsejada por buena parte de los barones regionales y también por el expresidente Felipe González. Díaz llegó, incluso, a avalar el trabajo prometido por Sánchez para forjar una coalición de izquierdas a la portuguesa, aun siendo consciente de que está condenado al fracaso. Sus planes se conocerán en breve, aunque fuentes de la ejecutiva federal comentaban ante este nuevo escenario que sería suicida para ella plantear una guerra abierta por el control de la secretaria general, máxime cuando su opinión favorable a dar una respuesta de Estado a la provocación separatista no para ganar adeptos en el PSOE.

La convicción de que el esfuerzo por ahormar un Gobierno alternativo de izquierdas resultará baldío es también lo que hará, según fuentes socialistas, que arrecien las presiones sobre Sánchez para que deje de plantear opciones imposibles y coloque al Partido Socialista a la altura de su responsabilidad, sin dar alas a la posibilidad de alcanzar una alianza que, para resultar aritméticamente eficaz, tendría que sumar para la ocasión a casi una treintena de diputados nacionalistas, incluidos los catalanes, vascos, valencianos y gallegos, que respaldan o no ven con malos ojos el reto independentista.

"No podemos dejar la defensa de la unidad de España solo en manos de la derecha", asegura un alto dirigente socialista

Ello no quiere decir, se insistía en la cúpula del PSOE, que vayan a modificarse los tiempos. Hay acuerdo en que una vez se constituya el Parlamento el próximo miércoles, debe ser Mariano Rajoy, después de las consultas que promueva el rey, quien debe llevar la iniciativa de formar Gobierno y de reunirse con las principales fuerzas políticas con un calendario que ya se estaba trabajando anoche en La Moncloa.

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