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España

Sánchez se arruga ante los mercados y evita cuestionar ya la estabilidad presupuestaria

Pedro Sánchez presentó este jueves a su manera en el Congreso su propuesta de reforma constitucional y en ella no se encuentra una sola mención al artículo 135 que consagra desde agosto de 2011, tres meses antes de la salida de José Luis Rodríguez Zapatero del Gobierno, el principio de estabilidad presupuestaria. ¿Qué ha pasado para que en solo dos semanas esta apuesta estrella del secretario general del PSOE, anunciada en un acto de UGT, haya desaparecido de su agenda? Fuentes socialistas informan que Sánchez ha recibido presiones de Bruselas, encauzadas a través de los eurodiputados del grupo Socialista, y también del interior de su propio partido para que recule y se olvide del asunto. “Hemos recibido también educadas reprimendas de importantes empresarios e instituciones con el mensaje de que nos dejemos de bromas porque no está el horno para bollos”, explica gráficamente un miembro de la ejecutiva socialista.

Bruselas e importantes empresarios han recomendado a Sánchez que no se ande con bromas

La impresión de un sector del PSOE, situado en el ala izquierda, es que Pedro Sánchez se ha arrugado ante los mercados antes de disfrutar de las mieles del poder. Ha reculado, como demuestra el texto de reforma constitucional presentado ayer en el Congreso, y ha tomado como camino alternativo uno muy secundario: la reforma de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria.

Fuentes socialistas mantienen que esta última es la vía adecuada para eludir la rigidez presupuestaria que impone el artículo 135 de la Constitución, sin correr el riesgo de “espantar a los inversores”. “Nosotros siempre hemos estado en contra del equilibrio presupuestario, del déficit cero, porque es una apuesta neoliberal que impide las políticas anticíclicas. De ahí que lo más lógico es que nos olvidemos del equilibrio presupuestario, no del principio de estabilidad”, resume uno de los responsables del área económica PSOE.

Después del bullicio levantado, los socialistas se conforman al final con tocar solo una ley orgánica para conseguir este objetivo, limitando el cambio del artículo 135 de la Constitución a incorporar como derechos de todos los ciudadanos la protección de la salud, de las pensiones y el acceso a la educación pública.

Reservas dentro del PSOE a la reforma y falta de precisión

La reforma defendida por Pedro Sánchez evidenció ayer dos aspectos de sumo interés. El primero, que el líder socialista no tiene concretada su apuesta, razón que explica que siga eludiendo la presentación de un texto alternativo y una comparecencia monográfica ante los medios de comunicación para precisar su contenido. El segundo, que se trata de una reforma que sigue despertando serias reservas dentro de su propio partido y no solo entre la vieja guardia. En estos momentos, razonan fuentes socialistas, “sería muy difícil poner de acuerdo a Susana Díaz Díaz [PSOE andaluz] y a Miquel Iceta [PSC] sobre el traslado a la Constitución de las singularidades y hechos diferenciales que Sánchez defiende para Cataluña”. Recientemente, se han pronunciado también voces muy veteranas, como la de Alfonso Guerra, contrarias a tocar la Carta Magna a remolque del desafío soberanista en Cataluña, pese a que hay numerosos artículos, casi setenta, según el exvicepresidente, que merecerían ser actualizados.

En el PSOE se ve difícil poner de acuerdo a Susana Díaz y a Miquel Iceta para introducir las singularidades de Cataluña en la Constitución

De cualquier modo, el recorrido que aguarda a la iniciativa de Sánchez es bastante corto. El PP tiene con su mayoría absoluta la sartén por el mango, por lo que la propuesta de reforma constitucional morirá en cuanto se debata dentro de la comisión Constitucional. A no ser que el asunto se reabra después de las elecciones de mayo, algo improbable, quedará para la próxima legislatura, donde todavía será más difícil abordarlo si se confirma que ni el PP ni el PSOE estarán en condiciones de gobernar con holgura.

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