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España

La solución de Botella a la caída de árboles: que policías y bomberos lleguen rápidamente

La Policía Municipal acude a una llamada por la caída de un árbol

En Madrid están cayendo ramas y árboles como no había sucedido nunca. O, al menos, los daños que están provocando estas caídas son graves como nunca. Un hombre que estaba en El Retiro con sus hijos murió el pasado mes de junio cuando cayó una gran rama sobre su cuerpo. Hace unos días cinco personas resultaron heridas leves en la calle Montera al caer una rama.

La solución de la alcaldesa Ana Botella para el parque El Retiro ha sido pedir un informe a un comité de expertos que dará sus conclusiones en septiembre.

Los policías y los bomberos han recibido instrucciones de dar prioridad cuando llegue a la emisora una llamada sobre caída de árboles o ramas. En el caso de los bomberos están doblando sus intervenciones para cortar ramas y árboles, decía hace días un funcionario municipal. “Los tienen de jardineros de lujo”, añadió este mismo empleado municipal.

El Ayuntamiento ha instado, tras los incidentes, a las empresas encargadas del mantenimiento a que incrementen el control y la vigilancia de los árboles y ramas. Pero los sindicatos contestan: “¿Cómo se puede hacer una labor de inspección si se ha reducido la plantilla y estamos con un ERTE que reduce la operatividad?”

Los trabajadores afirman que el ERTE prohíbe la realización de horas extras y “los equipos de seis personas estamos haciendo lo que tendrían que hacer 50”.

Dos millones de árboles

En Ecologistas en Acción dicen que son varias las razones que están provocando la actual situación, según afirma su especialista Juan García.

García señala que Madrid tiene dos millones de árboles, que tienen, como todo, su ciclo, pero llama la atención sobre las podas salvajes que se hicieron hace veinte años. “Se hizo un trabajo muy duro para que las ramas no taparan los semáforos y se dañaron a muchos árboles, fue como una eutanasia activa”, añade.

El representante de Ecologistas dice que luego se recortaron los fondos para el mantenimiento y se recurrió a empresas integrales en las que, en ocasiones, falta la especialización.

Juan García mantiene que el árbol es un buen compañero en la ciudad, pero recibe muchos castigos por las zanjas, la contaminación,… También los hay que crecen torcidos buscando la luz, lo que se convierte en otro peligro potencial.

Enfermedades

Y luego vienen las enfermedades. El pasado mes de julio un enorme pino de 160-170 años que cayó en el Pinar de las Siete Hermanas (Casa de Campo) se llevó por delante a otro, totalmente sano. No hubo ningún herido aunque es un lugar por el que pasean decenas de personas.

Juan García afirma que el árbol que cayó tenía un aspecto aparentemente fenomenal, pero sus raíces estaban atacadas por un hongo, armilaria melea, que es imposible de detectar al estar bajo tierra. “Su acción sobre las raíces –añade- es letal al dejarlas secas lo que convierte en gigantes con pies de barro a estos grandes pinos de más de 25 metros de altura”.

El representante de Ecologistas dice que en este pinar, como en cualquier otro, no pueden detectarse problemas de este tipo. Insiste en que hay que invertir en el arbolado, “tanto en personal especializado como en recursos técnicos con tareas constantes de inspección, poda, y reposición”.  Es partidario de cortar los ejemplares en mal estado.

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