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España

Madrid Destino, la nueva mega-empresa de Botella, nace con un ERE a 50 empleados

Ana Botella y Alberto Ruiz-Gallardón, en el desayuno del lunes en el que intervino Ignacio González.

Últimamente, el debate sobre la gestión de la cultura en la capital, dependiente del área de Las Artes, está completamente polarizado. Toda la oposición en el Ayuntamiento de Madrid (PSOE, IU, UPyD) anda a la gresca con el PP por el deseo confeso de Ana Botella de privatizar –y cambiar de nombre- el emblemático teatro Fernán Gómez, por el temor a que se haga lo mismo con el Conde Duque y el Circo Price y por el nuevo monstruo municipal, una sociedad que se creó a finales de junio y que completará su metamorfosis el próximo 31 de diciembre.

Ese gigante disforme se llama nada menos que Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio, y nace de la fusión de Madrid Arte y Cultura S.A. (Macsa, dedicada a promocionar la cultura en Madrid), Madrid Visitors & Convention Bureau (un nombre imponente que en realidad viene a decir oficina de turismo) y la técnicamente quebrada Madrid Espacios y Congresos (Madridec), la gestora del Madrid Arena y la Caja Mágica a la que recurrió Alberto Ruiz-Gallardón para centrifugar parte de la enorme deuda capitalina. Cada una de las tres empresas padeció un ERE durante el año pasado, y la suma de todas esconde otro Expediente de Regulación de Empleo.

Así consta en el Proyecto de Memoria del Presupuesto de Madrid Destino para 2014. Según ha sabido este medio, el proyecto destina 2,45 millones de euros correspondientes a “posibles indemnizaciones”, lo cual afectaría al 10% de la futura plantilla, unas 50 personas de algo menos de 500 en total. La concejala socialista Anna García D’Atri, una de las más críticas con el papel de Las Artes que dirige el moderado Pedro Corral, ha manifestado su inquietud no solo por la futura mercantilización de la gestión cultural, sino por la “poca credibilidad” del presupuesto de Madrid Destino, que puede traducirse en más despidos.

“No hay detalles de los proyectos ni de su financiación”, carga García D’Atri, “no se desglosan las partidas por centros y programas, ni dan datos cuando los pedimos en un Consejo de Administración. Es una opacidad total para dejar las manos libres a los gestores, evitar el control de la oposición y no rendir cuentas a los ciudadanos”.

“Madrid Negocio”

La oposición en bloque también protesta contra la naturaleza de la nueva sociedad, que ha sido pergeñada en los últimos meses por Fernando Villalonga, exconcejal y actual alto cargo saliente del Ayuntamiento. Se supone que en ella jugará un importante rol Pablo del Amo, consejero delegado de Madridec y muñidor del ERE sobre Espacios y Congresos. Temido es el apartado Nueva visión y estrategia de la empresa, que asume que en adelante el criterio será “el de no realizar ninguna actividad si no genera un ingreso equivalente por lo menos al coste real del servicio o actividad realizado”. Si un acto no cubre lo que cuesta, no se hace: más claro, agua. En las oficinas de grupos municipales ya se la conoce como "Madrid Negocio" antes que Madrid Destino.

Una visión netamente mercantil que ya anticipó el siempre controvertido Villalonga en una entrevista: “Si significa derroche, la cultura pública es una tomadura de pelo”. Para la edil García D’Atri, procedente del mundo editorial y conocedora de los entresijos culturales de la Villa, “el PP renuncia a la cultura como servicio público; éste solo existe si hay rentabilidad crematística, desprecia la rentabilidad social en términos de educación, de formación cívica”.

La bancada opositora, en la que también son muy activas Patricia García (UPyD) y Milagros Hernández (IU), insiste en que los fondos culturales de la ciudad se han recortado hasta un 33% en los dos últimos años. La aportación del Ayuntamiento cae un 8% comparando el presupuesto de Madrid Destino con los de las tres sociedades embrionarias. Da la sensación de querer vender a toda costa los emblemas culturales, y mientras, echan el cierre cines y teatros privados, se desaprovechan museos, se retiran subvenciones por un lado y se dan sospechosamente por otro y se dejan de hacer festivales, como el de jazz. 

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