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España

Rubalcaba denuncia los casos de corrupción de Bárcenas, Camps y Matas, pero se olvida del PSOE y la Corona

La memoria del líder del PSOE sobre los casos de corrupción es selectiva. No solo ha olvidado esta tarde los que sacuden a las filas del PSOE, sino también el que apunta directamente a la Corona: no ha dicho una palabra del ‘caso Urdangarín’ y se ha limitado a esbozar una propuesta vaga para crear desde el Congreso una “comisión independiente” que proponga soluciones a un problema que ha definido como “una máquina explosiva para nuestro sistema político”.

En el argumentario que ha utilizado Alfredo Pérez Rubalcaba para el debate se describe así la corrupción y figura como asunto estelar el ‘caso Bárcenas’. ¿Se puede gobernar un país en crisis pendiente cada mañana de que le de a Bárcenas un ataque de sinceridad?, le ha preguntado en actitud desafiante a Mariano Rajoy. También ha citado el ‘caso Matas’ de Baleares y el ‘caso Camps’, vinculados ambos a la trama Gürtel. Una densa humareda en torno al PP y al Gobierno que, en opinión del líder socialista, justifica la petición de dimisión del presidente del Gobierno. “Por esta razón le he pedido que dimita, que deje la presidencia, por responsabilidad…”.

Pero en la intervención de Rubalcaba sobre los casos de corrupción, ha olvidado el ‘caso Campeón’, el de los ERE’s andaluces o el de Mercurio en Cataluña. Tiene su lógica porque todos ellos afectan a su partido. Menos racional ha sido, quizás, que haya orillado el ‘caso Urdangarín’, que afecta de lleno a la Corona, sobre todo porque es el que ha penetrado igual o quizás más que el resto, en la sensibilidad de los ciudadanos. Ni una palabra al respecto y una propuesta muy genérica de crear una comisión “independiente” desde el Parlamento que aporte ideas para combatir con mayor eficacia los delitos de corrupción, que deberían estar, a juicio de Rubalcaba, bajo la supervisión de la Audiencia Nacional. Rajoy no ha querido entrar al trapo y solo ha recordado al líder socialista, mientras éste degustaba un caramelo en su escaño, que hasta el momento el único partido que ha sido condenado por financiación ilegal ha sido el PSOE.

El jefe de la oposición ha dibujado por lo demás una España “empobrecida, entristecida e intervenida”, un país con la quinta parte de sus ciudadanos “en riesgo de pobreza”, un millón y medio de familias sin ingresos, una reforma legislativa en vigor “para facilitar el despido fácil y barato” y “lleno de ciudadanos que comen en los cubos de basura”. El estado de la nación “es crítico”, ha dicho Rubalcaba, dispuesto a negociar un acuerdo con el Gobierno para crear empleo y también a promover una batería de iniciativas parlamentarias que tienen estos objetivos: subir impuestos – España tiene una presión fiscal ocho puntos inferior a la media de la UE, ha recordado desde la tribuna –,  destinar 5.000 millones a políticas de empleo, dejar en suspenso la reforma laboral, presionar a las farmacéuticas para que bajen los precios de los medicamentos, aparcar la reforma educativa y reformar la Constitución para reconocer “la realidad” de Cataluña e implantar un modelo federal.

El presidente tampoco ha entrado siquiera a valorar estas propuestas y ha despachado a Rubalcaba con una puya que escuece en las filas socialistas: “Usted no tiene credibilidad porque hizo lo contrario de lo que propone… El problema es que usted tiene historia”.

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