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España

El desafío soberanista en Cataluña aumenta la fractura entre el PSOE y el PSC y compromete a Rubalcaba

El presidente del PSOE, José Antonio Griñán (izquierda), el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba y la vicesecretaria general, Elena Valenciano

Diez horas de discusión a puerta cerrada dentro del máximo órgano del PSOE entre congresos sirvieron este sábado para obtener una foto fija de la profunda división que ha provocado en sus filas el calendario fijado por Alfredo Pérez Rubalcaba para retrasar al máximo la decisión sobre el futuro cartel electoral y, sobre todo, para constatar la enorme brecha que separa al conjunto del partido de los socialistas catalanes en la respuesta que cada uno de ellos defiende para canalizar el desafío independentista que CiU y ERC plasmarán en el Parlamento catalán el próximo miércoles, 23.

El líder del PSC, Pere Navarro, dejó ayer muy claro delante del resto de las federaciones socialistas que seguirá defendiendo el derecho de los catalanes a elegir su propio futuro, en coherencia con el programa electoral que llevó a las urnas el pasado noviembre. Rubalcaba y numerosos dirigentes territoriales del PSOE le contestaron que este camino no tiene salida ya que el resto de España nunca va a aceptar que una parte decida sobre algo que afecta a todos. El secretario general le ofreció un arreglo que tampoco va a estar exento de polémica: una reforma constitucional en la que se recoja la singularidad de Cataluña, las competencias a las que tiene derecho, su sistema de financiación y los mecanismos de cooperación con el resto de España.

Rubalcaba ofrece al PSC un arreglo no exento de polémica: una reforma constitucional en la que se reconozca la singularidad de Cataluña, sus competencias y modelo de financiación

Para no echar más gasolina al fuego, Rubalcaba explicó que en la revisión constitucional que propone se abarcaría el diseño de un modelo federal que delimite el perímetro de funcionamiento de todo el Estado autonómico. Dirigentes socialistas no ocultaban anoche que la propuesta del líder del PSOE se hace un poco a la desesperada, visto el riesgo de divorcio con el PSC y, además, también está condenada de antemano al fracaso ya que tanto el Gobierno de Mariano Rajoy como el PP, rechazan un cambio constitucional obligado por la pulsión soberanista en Cataluña  y por los problemas internos de los socialistas.

El debate interno en el comité federal ha revelado también no solo que el PSOE está improvisando una solución de urgencia para evitar graves lesiones en el choque de trenes con el PSC, sino una especie de arrepentimiento por la forma en que el partido jugó sus cartas entre 2005 y 2006 durante el debate sobre la reforma del Estatuto catalán, peinado primero en el Congreso de los Diputados y más tarde por el Tribunal Constitucional. Rubalcaba llegó incluso ayer a justificar la reforma de la Constitución ante la necesidad de amparar aquellos artículos del Estatuto que el máximo intérprete de la Carta Magna rechazó después de más de cuatro años de debate.

El PSOE propone que en la revisión de la Constitución se rescaten para Cataluña los artículos que fueron declarados contrarios a ella por el alto Tribunal en 2010

Más allá de insistir en que el PSOE se opone a la independencia de Cataluña, su máximo órgano entre congresos ofreció una respuesta muy débil al desafío soberanista que CiU y ERC trasladarán el próximo día 23 al Parlamento autonómico en forma de solemne declaración. Rubalcaba prefirió andarse con pies de plomo, consciente de que el debate territorial provoca indigestión en las filas de su partido y favorece al PP al no haber llegado a estas alturas a pactar una estrategia conjunta con el Gobierno sobre Cataluña.

El debate de ayer confirmó que, en contra de los deseos del líder socialista, el PSC va a seguir aferrado a la bandera del derecho a decidir y a defender la consulta soberanista ya que, según el criterio de Navarro, las circunstancias políticas en Cataluña no le dejan demasiado margen para hablar del cierre de hospitales o de los recortes que Artur Mas va a tener que seguir introduciendo en su comunidad autónoma. Y es que el presidente de la Generalitat, a juicio de los socialistas, cabalga sobre un tigre con su guion independentista para eclipsar, precisamente, los ajustes que sufren los catalanes, condenando al PSC a no jugar ningún papel de peso en su territorio. En este contexto, Rubalcaba le ha recordado en más de una ocasión a Navarro y a los dirigentes de su partido que durante el Gobierno de Zapatero, concretamente en 2006, se rompió el diálogo con ETA precisamente por la firme negativa de los socialistas a reconocer el derecho a decidir en el País Vasco, una reivindicación clásica de la organización terrorista.

La reunión de ayer sábado sirvió también para comprobar las dificultades que va a encontrar Rubalcaba para retrasar las elecciones primarias, en las que deberá elegirse el cartel electoral, hasta los meses previos a las legislativas. De momento, solo ha conseguido ganar tiempo hasta octubre, fecha en la que se celebrará una conferencia política, pero sin ninguna garantía de que José Antonio Griñán, Tomás Gómez o Emiliano García Page, custodios de las esencias del PSOE en Andalucía, Madrid y Castilla-La Mancha, le sigan cuestionando periódicamente como líder del partido y defendiendo la conveniencia de despejar el cartel electoral cuanto antes.

El líder socialista ha recordado a los dirigentes del PSC que el Gobierno de Zapatero rompió en 2006 el diálogo con ETA por rechazar el derecho a decidir para el País Vasco

En realidad, el comité federal fue en general de guante blanco, cara a la galería, pensado para escenificar la apertura de una nueva etapa para el partido en la que se buscará el entierro de Zapatero y la elaboración de un programa alternativo que ayude al PSOE a remontar en las elecciones europeas del año que viene y en las autonómicas y locales. Si Rubalcaba llega hasta entonces como secretario general y su partido obtiene un buen resultado, podrá batallar en unas primarias para auparse de nuevo como cabeza de lista en las generales. Si en las europeas el PP mantiene el tipo y en las municipales y autonómicas sus dirigentes territoriales no son castigados por la erosión que sufre el Gobierno, las horas de Rubalcaba como líder del PSOE estarán contadas. Este es, al menos, el análisis que ayer hicieron en los pasillos de Ferraz algunos dirigentes socialistas, convencidos de que Mariano Rajoy va a apurar al máximo la legislatura para ir a las urnas en una atmósfera política y económica muy diferente a la que se respira ahora en la calle, en palabras de Rubalcaba, “con una democracia profundamente herida por la corrupción”.

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