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España

El 'oportunismo' de Artur Mas ante el féretro de Suárez indigna incluso en su propio partido

Banderas con crespones negros en los balcones de la Carrera de San Jerónimo

El improvisado mitin reivindicativo pronunciado este lunes por el presidente de la Generalitat a pocos metros del féretro de Adolfo Suárez resultó chirriante y fuera de lugar, según comentaron fuentes de Moncloa, que optaron por no hacer valoraciones ni responder a la crítica. Únicamente García-Margallo, de viaje oficial en Filipinas, rompió el silencio gubernamental y entró en la refriega. "Adolfo Suárez estaría haciendo lo que hace Mariano Rajoy", respondió al ser preguntado sobre el embrollo catalán. Margallo ya ha recibido alguna indicación desde Moncloa para que frene su impusliva tendencia a pronunciarse sobre los asuntos catalanes.

Las palabras de Mas cayeron en algunos círculos parlamentarios, como una ofensa al recogimiento espiritual de la jornada y a la propia figura de Adolfo Suárez. "No es sólo oportunismo, hacerlo hoy es una indignidad", comentó un diputado del partido del Gobierno. Fuentes del PP optaron por ignorar la provocación. "Hoy es día de pensar en Suárez, no en Mas", comentaron a este diario.

Reproches y discrepancias

Miquel Roca, uno de los 'padres' de la Constitución, militante histórico de Convergencia, optó por la prudencia y, en tono de reproche al líder de su partido, señaló que "este no es un buen momento para instrumentalizar la figura de Suárez", y optó por el prudente elogio. "Compararlo con algo a mí no me va. Lo valoro por lo que vale en sí mismo, por lo que aportó y por lo que hizo y de la forma que lo hizo", señaló. Incluso Jordi Pujol, que también se trasladó a Madrid para dar el pésame a la familia, se manifestó en unos términos muy alejados a los de su sucesor en la presidencia de Cataluña: "Siempre estimé su valor y su buena fe, incluso en la discrepancia", señaló a la salida de las Cortes.

Suárez mostró tanto en público como en privado una enorme preocupación por el futuro de Cataluña 

Mas, que se trasladó a Madrid para visitar la capilla ardiente instalada en el Congreso, destacó el "coraje, la audacia y la imaginación" del presidente fallecido. Puso énfasis Mas en la decisión de Suárez de restaurar la Generalitat y subrayó que era un presidente que "hacía frente a los problemas, nunca los rehuyó. Arriesgó, ganó y se quemó", unas palabras cargadas de intención y de reproche contra la actitud que, según él, mantiene el actual presidente del Gobierno.

Quince minutos tan sólo estuvo el President en el Congreso. Acompañado de Jesús Posada, presidente del Congreso de los Diputados, transmitió el pésame del pueblo de Cataluña a la familia Suárez, conversó con algunos diputados presentes en la sala e inmediatamente salió a la escalinata exterior para plantificarse frente a los micrófonos. Para entonces, ningún miembro del Gobierno quedaba ya en el efificio. Rajoy lo había abandonado dos horas antes. No hubo posibilidad ni de encuentro ni de saludo.

Puentes rotos con el Gobierno

Las relaciones entre la Moncloa y la Generalitat están, por otra parte, suspendidas. Desde la presidencia del Gobierno se considera que no hay nada que dialogar en estos momentos con Artur Mas, ya que está aferrado a su empeño delirante de llevar a cabo la consulta independentista el próximo 9 de noviembre. Apenas hay más puentes de diálogo que las conversaciones discretas y ocasionales con Duran Lleida, portavoz de CiU en el Congreso, y las gestiones mucho más 'secretas' que desarrolla Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy y presencia habitual en Cataluña.

El expresidente Suárez mantuvo siempre un recelo notable hacia las fuerzas soberanistas

En una jornada de unidad institucional en torno al forjador de la Transición en la que se pudo contemplar la imagen del Rey sumamente afectado en su oración frente al cadáver de quien fue su más estrecho colaborador, y a los tres expresidentes del Gobierno de la democracia, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, conversando apaciblemente en las escalinatas del Congreso, la intervención del dirigente catalán se escuchó con enojo y estupefacción.

La verdad sobre Cataluña

Algo había avanzado ya el domingo, luego de que se conociera que la Generalitat no se sumaba a los tres días de duelo decretados por el Gobierno en todo el territorio nacional. Pero en Madrid aprovechó el enorme despliegue mediático para lanzar su proclama. Un elogio que, además, se daba de bruces con lo expresado por Adolfo Suárez a lo largo de su vida política, en especial cuando abandonó la UCD y creó el CDS, un pequeño partido que apostó intensamente por la unidad nacional y la defensa de los valores constitucionales. Suárez mostró tanto en público como en privado una enorme preocupación por el futuro de Cataluña y su encaje en el edificio del Estado.

Según ha comentado estos días uno de sus más estrechos colaboradores, su inquietud sobre este asunto le llevó incluso a transmitirle mensajes a Felipe González, ya presidente del Gobierno, sobre la necesidad de recordar que Cataluña quedaría fuera de la órbita europea en el caso de que en algún momento se consumara una segregación. Su principal preocupación era Cataluña y estaba obsesionado con sel riesgo de una posible deriva secesionista, comentan estas fuentes, lo que contradice frontalmente el mensaje lanzado este lunes por el presidente de la Generalitat. Suárez ideó el retorno de Tarradellas, la restauración de la Generalitat y colaboró a perfilar la España de las autonomías en nuestra Carta Magna. Pero mantuvo siempre un recelo notable hacia las fuerzas soberanistas, al margen de sus excelentes relaciones política y personales con sus dirigentes.

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