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España

El juez sobre la llamada del interventor: "No es la causa del descarrilamiento que sufrió el tren"

Los vecinos de Angrois alzan los cirios, mientras el conductor los saluda, al paso de la ruta donde el tren descarriló.

Luis Aláez, titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Santiago, considera que "la consulta del interventor al maquinista para saber si el tren podía circular por una determinada vía es algo normal y no es causa del descarrilamiento que sufrió el tren, aunque se considere desafortunada por el lugar o momento en que se hizo". El juez sostiene que "es insuficiente" para "atribuirle una imprudencia con relevancia penal". 

Las consideraciones de Aláez se basan en el audio de ambiente de la cabina, recogido en la caja negra. "Parece excesivo considerar que el interventor de un tren que circula a elevada velocidad y advierte una situación de riesgo por el trazado o configuración de la vía llame voluntariamente al maquinista para que el convoy se salga de la vía y puedan producirse numerosos resultados mortales o que, teniendo aquel conocimiento y representándose el resultado como probable lo acepta omitiendo voluntariamente la acción que podría evitarlo", manifiesta el juez.

De este modo, insiste en que "aún cuando se considere que la conducta del interventor es desacertada" y que "con su llamada distrae al maquinista que no reduce la velocidad ante una curva peligrosa y se produce el descarrilamiento" la actuación de A.M.M. "se encuentra dentro de los límites permitidos, aunque se considere que la llamada fue errónea o equivocada al efectuarla en ese momento".

"No es exigible al interventor que prevea que el maquinista no va a adaptar su conducción a las circunstancias marcadas por la señalización exterior, las indicaciones del libro de horario y cuadro de velocidades, etc...", recoge el auto. Así, el juez asevera que la llamada "forma parte de esos incidentes del devenir ordinario de un viaje de tren".

Al respecto, precisa el juez que, según la información de la caja negra, la llamada "se inicia casi dos minutos antes de llegar al punto kilométrico del accidente". "En función de la velocidad que llevaba, unos seis kilómetros antes de llegar a la curva en que se produce el descarrilamiento", concreta. Por ello, lo achaca "a una causa sobrevenida diferente e impensable, la conducción inapropiada del maquinista por conducir a una velocidad que superaba el doble del límite permitido".

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