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El Liberal - Política

El separatismo radical, a la caza del traidor

La consellera de Cultura, Maria Àngela Vilallonga

Es habitual escuchar que el separatismo tiene un gran componente “reactivo”. Esto es, que la parte más exaltada de sus seguidores suele interpretar como una ofensa cualquier crítica que provenga de sus adversarios ideológicos. Lo que ya no es tan normal es que empiecen a considerar afrentas imperdonables las declaraciones de los propios dirigentes secesionistas. Y esto es lo que parece estar ocurriendo en las últimas horas.

Por una parte, la consellera de Cultura, María Àngela Vilallonga, ha desatado hoy la indignación en las redes de un gran número de seguidores secesionistas por haber pronunciado un discurso en francés en la clausura de Perpiñán Capital de la Sardana 2019, que finalizó ayer jueves con un concierto de la Cobla Sant Jordi Ciutat de Barcelona con Cesc Gelabert. Y es que, según muchos internautas, al encontrarse en la llamada Catalunya Nord, Vilalonga debía de haber empleado en su alocución el catalán y no el francés. “¡Qué vergüenza! o ¡botiflers!” han sido algunas de estas respuestas.

Ante la polvareda levantada, la consellera se ha visto obligada a publicar un tuit en el que se disculpa por estos hechos: “Lamento que mi intervención de ayer, en el Teatro del Archipiélago de Perpiñán, haya sido malinterpretada como un desprecio a la defensa de nuestra lengua”.

Nuet, atacado por defender al Ejército

Por otra parte, Josep María Nuet, también se ha granjeado el odio de las filas separatistas en las redes por haber defendido sin matices al Ejército en el Congreso de los Diputado. Muy lejos de lo que suele opinar ERC sobre la cuestión, Nuet declaró ayer: “Es evidente, ministra, que nosotros valoramos positivamente la contribución de nuestros militares a nuestra seguridad, y lo quiero dejar claro para que conste en acta: en esto no tenemos ninguna duda”. Como era de esperar, las redes han ardido, siendo el calificativo “botifler” el más repetido.

Budó llamó “facha” a la CUP

Pero no siempre son ciudadanos corrientes los que cargan contra dirigentes nacionalistas. Hoy también ha trascendido que la consejera de la Presidencia de la Generalitat, Meritxell Budó, llamó a la CUP “fachas de izquierdas” en 2016 por querer “imponer como un Hitler o un Stalin vulgares”. “Es como los nazi marcando con una estrell a los judíos. Una inquisición”, añadió.

Así lo denunció Budó en un chat de WhatsApp con representantes locales de la antigua CDC, según se recoge en un informe de la Guardia Civil, al que ha tenido acceso Efe, en el marco de la investigación sobre el supuesto desvío de subvenciones públicas por parte de la Diputación de Barcelona hacia entidades afines al partido. La actual portavoz del Govern hizo ese comentario después de que unos doscientos miembros del colectivo okupa llevaran a cabo un escrache en el centro de Barcelona ante una de las oficinas del propietario del "banco expropiado" del barrio de Gracia de Barcelona, que había sido desocupado días antes en medio de una fuerte polémica, y llevaran máscaras con el rostro del empresario. La concentración no fue convocada por la CUP, pero algunos de sus dirigentes habían apoyado al banco expropiado.

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