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El Liberal - Política

Turull propuso a Puigdemont no convocar elecciones y ceder la presidencia a Junqueras

Turull propuso a Puigdemont no convocar elecciones y ceder la presidencia a Junqueras

El exconseller de la Generalitat Jordi Turull propuso al entonces presidente de la Generalitat Carles Puigdemont que no convocara elecciones en octubre de 2017 y que el entonces vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, ocupara la Presidencia del Govern y asumir el propio Turull la Vicepresidencia.

Así lo revela en el libro 'Persistim' (Columna), que ha escrito desde la cárcel de Lledoners (Barcelona) -donde cumple 12 años de prisión- junto a la periodista Gemma Aguilera, con un prólogo de Puigdemont y un epílogo del cantante y exdiputado del Parlament Lluís Llach.

En sus 253 páginas, Turull explica que, cuando Puigdemont se debatía sobre si convocar elecciones o la declaración unilateral de independencia, él le planteó: "No convoques elecciones y deja paso. Que el vicepresidente Junqueras asuma la Presidencia y, para que no parezca que le dejamos el peso a él y nosotros nos lavamos las manos, ya asumiré yo la Vicepresidencia".

La propuesta -que había comentado antes con la entonces portavoz parlamentaria de JxSí y secretaria general de ERC, Marta Rovira- fue descartada tras una conversación privada entre Puigdemont y Junqueras al no verla "factible".

El libro también narra como él y el entonces conseller Josep Rull sugieren a Puigdemont que sea el Parlament quien decida soberanamente qué corresponde hacer, lo cual acepta; y añade que, cuando lo comunica a algunos que criticaron la opción de ir a elecciones, no saltaron de alegría.

Además, suscribe unas polémicas declaraciones de Rovira en noviembre de 2017 en que afirmaba que la Generalitat recibió información por muchos canales de que se estaban metiendo armas en Cataluña, que iba el Ejército y que el Govern no estaba dispuesto a asumir un escenario de violencia extrema con muertos en la calle.

Las urnas eran 'pizzas'

Según Turull, en la preparación del referéndum actuaron como si estuvieran en "clandestinidad", por lo que cada uno sabía solo lo que le afectaba directamente y utilizaban palabras clave, y se refería a las urnas como 'pizzas' cuando hablaba con sus colaboradores.

Sobre las urnas, en la reunión preparatoria de una rueda de prensa se le comunicó que enseñaría una para confirmar que existían, y que le dijeron: "Tú, tranquilo. Al final, cuando ya no te hagan más preguntas, dices que enseñarás las urnas".

Revela que el día antes del referéndum entraron discretamente en el Palau de la Generalitat más de 140 personas para montar el operativo, y que tienen suerte porque una manifestación "unionista" atrae la atención de los medios y permite que puedan acceder en pequeños grupos por la calle Sant Sever.

Constata que nada del 1-O se hizo desde el CTTI, y que el helicóptero de la policía que sobrevolaba el Pati dels Tarongers de la Generalitat desde hacía días no vio "la antena nueva" que había en el Palau.

Bandera española

Una vez declarada la independencia, el 27 de octubre de 2017, relata que Puigdemont justificó no quitar la bandera española del Palau de la Generalitat para evitar que, "en momentos inciertos y trascendentes, jugar con la simbología pueda ser entendido como un menosprecio a ciudadanía de Cataluña que ama estos símbolos".

"Volvimos a dinámicas de auténtica clandestinidad" tras el 27 de octubre y la aplicación del 155, subraya Turull, que explica los encuentros que tuvieron en diversos municipios, donde empiezan a dilucidar si quedarse en Cataluña o salir de España, y acuerdan que respetarán lo que decida cada uno.

En una estancia en una casa de la Vall del Tenes (Barcelona), Turull comunica a sus compañeros que descarta irse de Cataluña, por motivos familiares y porque está convencido de que puede "plantar cara jurídicamente", pero cree que la figura del presidente de la Generalitat hay que preservarla y que marcharse al extranjero es la mejor opción.

Para el exconseller, el traslado de los presos independentistas de cárceles de Madrid a catalanas respondió al cumplimiento de la ley y no fue un gesto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y apunta que llegar a Lledoners escoltados por furgonetas de Mossos visualiza la "paradoja" de quedar bajo custodia penitenciaria de la Generalitat, pero dejando claro que no tienen privilegios de ningún tipo.

Sobre el juicio en el Tribunal Supremo, decide afrontarlo dando la cara, y es crítico con el exdelegado del Gobierno en Catalunya Enric Millo, cuyas declaraciones "parece que buscan hacer daño desde un punto de vista personal", lo mismo que las de algún mando de los Mossos contra el exconseller de Interior Quim Forn, dice.

Juicio del 1-O "para nada"

En su opinión, el juicio no ha servido "de nada" y la sentencia no decapita el independentismo, por lo que llama a persistir de forma pacífica como contraposición a la resignación y ve imprescindible la unidad de acción del independentismo.

Así, ha apelado a trabajar con lealtad, confianza y autoexigencia, sin sectarimos partidistas y sin hurgar en la herida, para recuperar el espíritu el 1-O y culminar lo que empezaron: "Tenemos que 'octubrarnos".

También cree que el debate sobre la unilateralidad en el independentismo se ha llevado "al absurdo", destacando que lo que deben hacer es ser más eficaces para que los catalanes puedan decidir su futuro, e insiste en pedir diálogo al Estado pero esperarlo no significa dejar de pedalear, afirma.

El exconseller se pregunta cómo se puede desencallar el conflicto catalán y responde que siempre se imagina que "no será por una brillante ley o un decreto del Parlament o el Govern, ni por descontado por una confrontación violenta o un gran boicot, sino por una caída del Muro de Berlín a la catalana", informa Europa Press.

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